París. Las autoridades iraníes bloquearon el jueves el acceso a Instagram y WhatsApp, tras seis días de protestas por la muerte de una joven detenida por la policía de la moral, donde además ya fallecieron 17 personas más, según el balance de un medio estatal.
El número de decesos podría ser más elevado, pues la Organización No Gubernamental (ONG) de oposición Iran Human Rights (IHR), basada en Oslo, habla de al menos 31 civiles muertos por las fuerzas de seguridad.
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La muerte de Mahsa Amini, de 22 años, suscitó duras condenas en el mundo, varias ONGs internacionales denunciaron una represión “brutal” contra los manifestantes. Muchas iraníes salieron a la calle sin el velo puesto, al grito de “¡Libertad!”, en protesta por la muerte de la joven. Fuera de Irán, sus compatriotas de la diáspora también las apoyan en su revuelta.
El miércoles, en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó su solidaridad con las “mujeres valientes” de Irán, tras una desafiante intervención de su homólogo iraní Ebrahim Raisi.
La joven originaria de Kurdistán (noroeste) fue detenida el 13 de setiembre en Teherán acusada de “llevar ropa inapropiada” por la policía de la moral, una unidad encargada de hacer respetar el estricto código de vestimenta. Murió el 16 de setiembre en un hospital.
Las mujeres en Irán deben cubrirse los cabellos y no tienen derecho de usar abrigos cortos arriba de las rodillas, pantalones ajustados o vaqueros con agujeros.
Según militantes, Mahsa Amini recibió un golpe mortal en la cabeza, pero las autoridades iraníes lo desmintieron y anunciaron la apertura de una investigación. Las manifestaciones comenzaron inmediatamente después del anuncio de su muerte y se extendieron a 15 ciudades en todo Irán.
“Diecisiete personas, entre ellas manifestantes y policías, han perdido la vida en los acontecimientos de los últimos días”, según un nuevo balance de la televisión de Estado, que no precisó el número exacto de manifestantes ni policías muertos.
Las autoridades iraníes negaron su implicación en la muerte de los manifestantes. Los Guardianes de la Revolución denunciaron el jueves una “guerra mediática a ultranza”, quienes afirmaron que se trata de una “conspiración condenada al fracaso”.
Por su parte, Amnistía Internacional denunció una “represión brutal” y el “uso ilegal de perdigones, balines de acero, gas lacrimógeno, cañones de agua y porras para dispersar a los manifestantes”.
‘Contrarrevolucionarios’
Desde el inicio de las manifestaciones, las conexiones de internet se ralentizaron y las autoridades bloquearon luego el acceso a Instagram y WhatsApp. “Por decisión de las autoridades, no es más posible acceder en Irán a Instagram desde la noche del miércoles y el acceso a WhatsApp también está interrumpido”, anunció la agencia de prensa Fars.
La medida fue tomada a causa “de las acciones realizadas por los contrarrevolucionarios contra la seguridad nacional mediante esas redes sociales”, agregó Fars.
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Instagram y WhatsApp son las aplicaciones más usadas en Irán tras el bloqueo en los últimos años de plataformas como YouTube, Facebook, Telegram, Twitter y Tiktok. Además, el acceso a internet está en gran medida filtrado o restringido por las autoridades.
En el sur de Irán, videos aparentemente del miércoles muestran a los manifestantes quemando un retrato inmenso del general Qassem Soleimani, muerto en un ataque estadounidense en Irak en enero del 2020.
En otros sitios del país, los manifestantes incendiaron vehículos policiales y corearon consignas contra el poder, de acuerdo con la agencia oficial Irna. La policía respondió con gases lacrimógenos y detuvo a un número indeterminado de personas, según los medios de comunicación iraníes.
El jueves, las autoridades detuvieron a dos mujeres fotógrafas, Nilufar Hamedi, del periódico reformista Shargh, y Yalda Moayeri, que trabaja para la prensa local, así como al activista reformista Mohamad Réza Jalaipur, informaron los medios de comunicación locales.
‘Una opción’
“¡No al velo, no al turbante, sí a la libertad y a la igualdad!”, gritaron los manifestantes en Teherán, en consignas que tuvieron eco en actos de solidaridad en Nueva York o Estambul. Mahtab, una maquilladora de 22 años con un velo naranja que dejaba ver sus cabellos, declaró en Teherán que “el velo debe ser una opción, no se nos debe imponer”.
Las manifestaciones constituyen “una sacudida muy importante” en Irán y “una crisis social”, comentó a AFP David Rigoulet-Roze, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) con sede en Francia.
El viernes, convocadas por una organización gubernamental, habrá manifestaciones a favor del porte del velo en todo el país, según la agencia Irna, además “en protesta contra las indecentes acciones de algunos mercenarios que incendian mezquitas y la sagrada bandera iraní”
Las manifestaciones de los últimos días están entre las más importantes en Irán desde las de noviembre del 2019, provocadas por el alza del precio de la gasolina en plena crisis económica. Un centenar de ciudades se vieron afectadas por las protestas, severamente reprimidas. El balance oficial fue de 230 muertos, más de 300 según Amnistía Internacional.
Según Azadeh Kian, profesor de sociología en la universidad de París Cité y especialista en Irán, “lo inédito en estas manifestaciones es que las mujeres están en primer plano”. “Las mujeres participaron en el movimiento del 2009″, recordó.
Pero agregó que desde el 2017 “los movimientos de protesta tenían como reivindicaciones la crisis económica, el desempleo, el bloqueo político etc... Esta vez se escuchan protestas no solo contra la situación general del país sino también por los derechos de las mujeres. Es un cambio importante”, detalló.
Entre rabia y alegría
En Nueva York, mientras manifestaba el miércoles frente a la ONU, otra iraní, profesional de la salud y de 44 años, que se presentó con el seudónimo de Fereshteh, dijo que las mujeres en Irán “han prendido fuego a sus velos frente a la policía pues ya no pueden soportar este régimen de locos”.
Saeideh Mirzaei, de 38 años, estudiante de doctorado en la universidad de Manitoba, en Canadá, se siente dividida entre “la rabia” y “la alegría”. “Hemos esperado demasiado tiempo (para reaccionar).” Ella co-organizó varias manifestaciones en Winnipeg en los últimos días y promete continuar “mientras la gente esté en las calles en Irán”.
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Azadeh -otro seudonimo- de 63 años, se manifestó el martes en Ginebra frente a la sede de la ONU. “Sentimos ira y no podemos controlarla”, reaccionó conmovida, pensando “en su familia en Irán”. “El velo no debe ser obligatorio, hay que ser libre”, indicó.
‘El caso de Sara’
“Fue a Teherán para visitar a su familia. Podría haber sido yo, o mi hermana, o mis primas”, comenta a AFP Sara, seudónimo empleado por cuestiones de seguridad para esta mujer de 48 años, de origen iraní y profesora en Francia.
Con emoción, Sara recordó tener “mucho miedo” al ser detenida por la policía de la moral cuando tenía unos treinta años y estaba de vacaciones en Irán. Afirmó estar en el mismo centro de detención que Mahsa. Sara fue acusada de “no llevar calcetines” y de tener pantalones “demasiado cortos”.
Llevada en un minibús al centro de detención, Sara fue conducida a un sótano donde se encontraban otras mujeres. “Estaba aterrorizada porque había oído rumores de violencia”, describió.
Su madre finalmente pudo recogerla alrededor de la medianoche, pero tuvo que dejar su documento de identidad, que recuperó después de que Sara siguiese un curso de “corrección de comportamiento” que duró varias horas.
“Desde hace 43 años (y la Revolución Islámica de 1979), hay una acumulación de represión, es como una olla a presión y ahora explotó”, mencionó.