La mexicana Flor M. Salvador tiene 22 años y más de 200.000 copias vendidas de "Boulevard", su primera novela impresa cargada de atormentado romance juvenil. Cifra sorprendente, pero palidece ante más de 68 millones de vistas de la versión en línea.
Los números los brinda Wattpad, plataforma de autopublicación con dinámica de red social donde autores y lectores comparten creaciones e interactúan y donde Salvador debutó. Tiene unos 90 millones de usuarios, mayoritariamente mujeres, según datos de la empresa.
"Es algo maravilloso y casi surreal. No lo había soñado", dice a la AFP esta joven a la que el gigante editorial Penguin Random House presentó como fichaje estelar en plena Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la más importante del mundo en idioma español.
La editorial declinó comentar a la AFP detalles comerciales del acuerdo por ser "confidencial".
Su público, un bullicioso ejército de chiquillas entre los 15 y los tempranos veinte, la acompañó formando una fila de al menos mil personas que serpenteó por los pasillos de la feria, poniendo al límite las restricciones de aforo por el covid-19.
Llevaban un flamante ejemplar de "Silence", el más reciente libro de Salvador y el primero con Penguin, que la autora firmó con gratitud.
"Somos como un equipo, somos una familia, es que son muy leales (...) Hemos crecido juntos desde 2015" cuando empezó a publicar en línea, dice la autora.
"Es como algo que te atrapa, no puedes dejar de leerlo y sus finales son impactantes", comenta Yesenia Márquez, admiradora de 24 años que viajó desde el vecino estado de Aguascalientes.
El fenómeno es internacional.
Medios de España la denominan "la misteriosa escritora mexicana que rompe el mercado", pues las ventas físicas de "Boulevard" en ese país sumaban hasta octubre 118.000 ejemplares.
En septiembre, Salvador hizo el primer viaje internacional de su vida a Ecuador y Perú. En Lima, miles de fans ávidos de una foto o un autógrafo sorprendieron a prensa y autoridades.
El atractivo de sus historias románticas no es nuevo en la literatura.
La diferencia es que la interacción con los lectores en estas plataformas potencia la efectividad de las historias, escritas casi a la medida.
"Ya sabes [lo] que a cierto grupo le gusta y para mejorar un poco tomas sus opiniones y publicas", explica Salvador, quien ya como autora profesional dice que asumirá "el reto" de escribir futuros libros "a ciegas", es decir, fuera de Wattpad.
Este desafío ya lo asumió Mariana Palova, "veterana" autora mexicana de 31 años que desde los 12, también desde internet, empezó a escribir "fanfiction": historias creadas por fanáticos a partir de libros, películas o series que admiran.
En 2017, Palova publicó de manera autogestiva "El señor del Sabbath", primera entrega de una saga épica colmada de esoterismo y aventuras llamada "La Nación de las Bestias".
Meses más tarde recibió la propuesta para traducirla al inglés y poco después un contrato de Editorial Océano, parte de Independent Publishers Group, que hoy la publica internacionalmente.
Aunque dejó de difundir su obra en redes, defiende el espíritu de estas publicaciones de quienes las tachan de no ser auténtica literatura.
"Muchos de los escritores más populares de hoy en día empezaron escribiendo fanfic", dice Palova. Algunos ejemplos son "Cincuenta sombras de Grey" de E.L. James o "Cazadores de Sombras" de Cassandra Clare.
"Que si las historias no están escritas como para ganar un premio Nobel, que más da. La literatura es para todos, no sólo para los intelectuales", agrega la autora que también presentó nuevo libro en la FIL.
Siguiendo una receta consolidada, los "influencers" mantienen presencia relevante.
El libro "Antes de dejarte ir", novela de autoayuda de Alex Toledo, de 27 años, destaca en el stand de su editorial.
Comunicador, terapeuta y activo miembro de la comunidad gay, Toledo reconoce que aprovechó su cuerpo atlético, mostrándolo en redes sociales, para promocionar sus libros.
Asegura que su imagen lo "ha ayudado mucho", pero que ahora la venta se sostiene por sí sola. Confiesa que sigue exhibiendo sus fotos "por ego y por mero gusto".
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