Brasilia. Un juez de la corte suprema de Brasil anuló este lunes las condenas del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, abriendo el camino para que el líder de la izquierda desafíe en el 2022 al mandatario de ultraderecha, Jair Bolsonaro.
Lula suma dos condenas emitidas por un tribunal de Curitiba (sur) por casos vinculados a la investigación anticorrupción Lava Jato, sobre sobornos pagados por grandes constructoras a políticos para obtener contratos en la empresa petrolera estatal Petrobras.
El juez Edson Fachin decidió que el exmandatario (2003-2010), de 75 años, sea juzgado nuevamente por la Justicia federal de Brasilia. Fachin atendió a una de las numerosas objeciones de la defensa de Lula, la cual alegaba que los casos no se limitaban al esquema de corrupción en torno a Petrobras, por lo que no competían a la esfera judicial de Curitiba a cargo de Lava Jato.
“Recibimos con serenidad la decisión”, dijeron en nota los abogados de Lula. “A pesar de todas las pruebas de inocencia que presentamos, el expresidente Lula fue encarcelado injustamente, tuvo sus derechos políticos indebidamente retirados y sus bienes bloqueados”, agregaron Cristiano Zanin y Valeska Zanin Martins.
El expresidente fue condenado en el 2018 por corrupción y lavado como beneficiario de un tríplex en Guarujá (litoral de São Paulo) y estuvo detenido desde abril de ese año hasta noviembre del 2019 en una celda especial en la sede de la Policía Federal de Curitiba.
La sentencia fue validada en tercera instancia y totalizaba 8 años, 20 meses y 20 días de cárcel, aunque una decisión de la corte suprema le permitió agotar todas los recursos judiciales en libertad en noviembre del 2019.
Ese mismo mes fue condenado a 17 años en segunda instancia, acusado de recibir sobornos de constructoras, relacionados con obras en obras de un sitio en Atibaia (Sao Paulo) a cambio de influir en la obtención de contratos en Petrobras.
Lula siempre negó las acusaciones y se considera blanco de una operación orquestada por Sergio Moro, el juez que lideró Lava Jato, y que en el 2019 asumió el Ministerio de Justicia de Bolsonaro.
La decisión de Fachin asesta un golpe de gracia a Lava Jato, que, después de varias derrotas judiciales, fue desactivada en Brasil en febrero.
Otros dos casos que involucran a Lula en el marco de la Lava Jato, sin sentencia hasta ahora, deben pasar también a Brasilia.
La decisión de Fachin puede ser cuestionada por el fiscal general ante el plenario del Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema).
Impacto
La ley brasileña determina que una persona condenada en segunda instancia no puede presentarse por ocho años a cargos electivos. La decisión de Fachin levanta ahora esa traba para Lula, de cara a los comicios generales previstos para octubre del 2022.
Bolsonaro afirmó que Fachin “siempre tuvo una vinculación fuerte con el PT”.
“Todos fuimos sorprendidos (por esa decisión), pero al fin de cuentas el bandidaje de ese gobierno (de izquierda) está claro para toda la sociedad”, agregó el mandatario en declaraciones a CNN Brasil.
Según un sondeo reciente, el líder histórico del partido de los Trabajadores (PT) sería el único con potencial de derrotar a Bolsonaro en el 2022.
La nueva variable surge en momentos en que Brasil está sumido en una grave crisis económica, agravada por la pandemia de coronavirus que ya dejó más de 266.000 muertos en el país y se halla en su peor momento desde su inicio hace un año.
La noticia repercutió con fuerza dentro y fuera de Brasil.
La Bolsa de São Paulo, que caía 1,5% antes del anuncio, cerró con una pérdida de 4% y el real se depreció frente al dólar.
“¡Se hizo Justicia!”, tuiteó el presidente argentino, el centroizquierdista Alberto Fernández.
Según la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, el juez Fachin “reconoció con cinco años de atraso que Sergio Moro nunca podría haber juzgado a Lula”.