Washington. La inflación volvió a ralentizarse en agosto en Estados Unidos por la caída del precio de la gasolina, pero sigue siendo muy alta por el de los alimentos; un obstáculo para el presidente Joe Biden a dos meses de las elecciones de medio mandato.
La inflación volvió a ralentizarse en agosto a 8,3% interanual, contra el 8,5% de julio. El mes pasado la inflación subió 0,1% desde julio contra 0,0% entre julio y junio, según el Índice de Precios al Consumo (CPI) publicado el martes por el Departamento de Trabajo. Los analistas esperaban una caída hasta del 8%.
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Los precios suben desde hace un año y medio en Estados Unidos, golpeando el bolsillo de las familias. La inflación se moderó en julio para ubicarse en 8,5% en 12 meses. En la medición mes a mes, los precios incluso permanecieron estables entre junio y julio.
Con respecto a julio, los precios de la gasolina cayeron un 10,6%. Los de los alimentos, por el contrario, aumentaron un 0,8% en un mes, e incluso un 11,4% interanual, la mayor subida desde 1979.
‘Esencial reducirla’
Tras los datos del martes, el presidente Biden estimó que se necesita “más tiempo y determinación” para controlar los precios, pese a que se han logrado “progresos”.
Biden, que hizo de la inflación su principal prioridad económica, atraviesa dos meses cruciales antes de las elecciones de medio mandato en noviembre. La oposición republicana le reprocha regularmente una política de ayudas económicas que, considera, contribuyó a la espiral inflacionaria.
Biden tiene prevista este martes una ceremonia en la Casa Blanca sobre la “Ley de Reducción de la Inflación”, un plan para luchar contra el cambio climático que logró que fuera aprobado por el Congreso en agosto.
Se trata de una ley destinada a combatir el cambio climático y ayudar a las familias a hacer frente a la inflación a medio plazo, con incentivos económicos destinados a orientar la economía hacia las energías renovables, la limitación del precio de determinados medicamentos y la creación de un impuesto para las grandes compañías.
Desde hace año y medio los precios se dispararon. En junio la inflación alcanzó su nivel más alto en más de 40 años, 9,1%,
“La inflación es demasiado alta y es esencial reducirla”, reiteró el domingo en CNN la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien reconoció además que existe “un riesgo de recesión”, debido a las subidas de tasas decididas por la Reserva Federal para tratar de enfriar la economía y contener las subas de precios.
La Reserva Federal (Fed) ya indicó que continuará con su política de subida de tasas directrices, encareciendo así el crédito a particulares y empresas. “El tiempo apremia”, advirtió la semana pasada su presidente Jerome Powell.
El banco central prefiere otro indicador de precios, el índice de gastos de consumo personal (PCE), que en julio también se moderó a 6,3% en 12 meses. Su objetivo es una inflación de 2% anual.
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El mercado laboral estadounidense, clave por ser el sostén del consumo, sigue bajo presión, con escasez de mano de obra. La tasa de desempleo aumentó ligeramente en agosto, a 3,7%, cerca del mínimo histórico de 3,5%.
El mercado laboral de Estados Unidos es “excepcionalmente fuerte” con casi dos puestos por cada trabajador que busca un empleo, afirmó Yellen. “No podemos tener un mercado laboral fuerte sin una inflación bajo control”, dijo.
La escasez de trabajadores sigue siendo una preocupación, ya que podría alimentar una peligrosa espiral salarial.
En un análisis, Rubeela Farooqi de High Frequency Economics estimó que los últimos datos confirman que “la inflación sigue siendo inaceptablemente alta” y predijo “otro aumento agresivo de tasas” la próxima semana.