Washington. El asalto al Capitolio de Estados Unidos consagró la ruptura entre Donald Trump y su fiel vicepresidente Mike Pence, quien planea asistir a la investidura del mandatario electo Joe Biden y pretende facilitar la transición entre ambas administraciones.
Trump anunció que no acudirá a la ceremonia de asunción de quien lo derrotó en las elecciones, pero Pence ya hizo saber que estará presente.
Si bien la asistencia del vicepresidente saliente no es una sorpresa -y Biden dijo que será “bienvenido”-, es una muestra de la grieta que separa a Trump de su brazo derecho desde la certificación el miércoles de la victoria electoral del demócrata.
Trump y Pence no se hablan, según la prensa, desde esa jornada en que una turba de simpatizantes del mandatario irrumpió en el Congreso en una acción que dejó cinco muertos y conmocionó a Estados Unidos y al mundo.
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Contra el vicepresidente
“Uno de los más fieles a Donald Trump es ahora el enemigo público número uno en el universo” del presidente, resumió este domingo el diputado republicano Adam Kinzinger, en la cadena ABC.
Pese a las presiones de Trump, Pence anunció el miércoles que no se opondría a la validación en el Congreso de los resultados de la elección presidencial, desatando la furia del presidente y sus seguidores.
“Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que habría tenido que hacer para proteger a nuestro país y nuestra Constitución”, tuiteó Trump mientras sus seguidores invadían el Capitolio.
Videos publicados en las redes sociales muestran a varios de ellos cantando “Cuelguen a Mike Pence” a las puertas del Capitolio. Otros militantes recorrieron los pasillos del templo de la democracia estadounidense gritando que el vicepresidente era un “cobarde”, según el diario The New York Times.
Durante ese caos, el vicepresidente se encontraba atrincherado en un búnker del Capitolio junto a su familia. Trump no le llamó para interesarse por su seguridad, según NBC.
Fiel apoyo
Impasible y discreto, Pence está considerado como uno de los más fieles apoyos de Donald Trump.
Todavía no ha respondido a los pedidos de numerosos parlamentarios que le han instado a activar la enmienda 25ª de la Constitución, que permite apartar a un presidente juzgado “no apto” para ejercer sus funciones.
Antes de arremeter en su contra, los seguidores del presidente republicano solían alabar su fidelidad, mientras que sus críticos denunciaban sus adulaciones al mandatario.
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“Es sólido como una roca. Fue un vicepresidente fantástico”, aseguró sobre él Donald Trump el verano pasado.
Pence, de 61 años, fue durante cuatro años una presencia tranquila en medio de la tormenta Trump.
Designado al frente de la unidad de crisis sobre el coronavirus en marzo, durante todo el año abordó el tema con declaraciones medidas, lejos de las salidas de tono, suposiciones y provocaciones del presidente. Aunque siempre con cuidado de no contradecirle.
Mike Pence y Donald Trump no eran particularmente cercanos antes de que este le designara como compañero de lista en el 2016.
Trump habría pensado incluso en cambiar de pareja electoral, pero prefirió apostar finalmente por los estrechos vínculos de Pence con los electores blancos cristianos, en su mayoría de avanzada edad, que acabaron desempeñando un papel clave en la victoria del dúo en el 2016.