Jerusalén. La Corte Suprema de Israel fijó para el lunes una nueva audiencia en el caso de las familias palestinas amenazadas de desalojo en beneficio de colonos israelíes en Jerusalén Este, donde se registraron choques entre manifestantes y policías a raíz del conflicto.
Este jueves por la noche estaban previstas nuevas protestas contra la posible expulsión de sus viviendas de una treintena de palestinos de Sheij Jarrah, un barrio cercano a la Ciudad Vieja y foco de tensión entre judíos y palestinos.
Veintidós palestinos resultaron heridos este miércoles por la noche en choques con agentes israelíes, según los servicios de socorro palestinos. La Policía informó de 11 manifestantes detenidos “por atentar contra el orden público y atacar policías”.
El corazón del litigio es la propiedad de las tierras donde se construyeron varias casas en las que viven cuatro familias palestinas.
El tribunal del distrito de Jerusalén falló a principios de año a favor de las familias judías que reivindican el derecho sobre esas tierras en Jerusalén Este, un sector palestino ocupado y anexado por Israel.
Según la ley israelí, si los judíos pueden probar que su familia vivía en Jerusalén Este antes de la guerra del año 1948, que estalló tras la creación de Israel, pueden pedir que se les devuelva su “derecho de propiedad”.
Una ley equivalente no existe para los palestinos que perdieron sus bienes durante la guerra.
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La decisión del tribunal provocó la ira de los palestinos. Las protestas iniciadas desde entonces degeneran a menudo en enfrentamientos con las fuerzas del orden público.
El pasado domingo, la Corte Suprema había instado a las familias palestinas y a los colonos a llegar a un acuerdo para este jueves.
Ante la falta de acuerdo, el alto tribunal debe ahora pronunciarse sobre si las familias palestinas pueden recurrir el fallo. Una vista debe celebrarse el lunes, afirmó.
Los habitantes palestinos indicaron que rechazaron un acuerdo basado en el reconocimiento de los derechos de propiedad de los colonos israelíes, a cambio de considerar como “inquilino protegido” a un miembro de cada familia palestina.
Según esta propuesta, a la muerte del “inquilino protegido”, la vivienda pasaría a la asociación de colonos “Nahalat Shimon” y las familias serían expulsadas, explicó Sami Irshid, uno de los abogados palestinos.
Yehonatan Yosef, miembro de “Nahalat Shimon”, acusó a las familias palestinas de rechazar “cualquier compromiso”. “Es su problema”, agregó.
Llamados internacionales
Los colonos aseguran que una pequeña comunidad judía vivía en Sheij Jarrah antes de la guerra de 1948, tras la cual el sector oriental de Jerusalén Este pasó bajo control jordano hasta su ocupación por Israel en 1967.
Jordania envió en abril a la Autoridad Palestina documentos que indican que “construyó” esas viviendas y que las alquiló a familias palestinas.
Según Amán, esos contratos, certificados por la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados palestinos, apoyarían las pretensiones de las familias.
Para los palestinos, este caso se enmarca en una campaña que tiene por objeto expulsarlos de Jerusalén Este, donde hoy viven más de 210.000 colonos israelíes y más de 300.000 palestinos.
El derecho internacional considera ilegales las colonias israelíes en Cisjordania ocupada y en Jerusalén Este.
Israel proclamó al conjunto de Jerusalén su capital “eterna e indivisible”, mientras que los palestinos esperan hacer del sector oriental la capital de su futuro Estado.
Francia, Alemania, el Reino Unido, Italia y España llamaron este jueves a Israel a “poner fin a su política de extensión de las colonias (...) en los territorios palestinos ocupados”.
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El enviado especial de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland, llamó también a Israel a poner fin a los desalojos en Jerusalén Este y estimó que la situación era “muy preocupante”.
El caso de Sheij Jarrah podría de hecho avivar las tensiones en Jerusalén.
El jefe del brazo militar del movimiento islamista palestino Hamás, Mohamed Deif, advirtió que “el enemigo pagará un precio elevado” si no cesa la “agresión”.
El diputado israelí ultraderechista Itamar Ben Gvir anunció, por su parte, el traslado de su oficina a partir de este jueves a ese barrio.