Moscú. La campaña de vacunación contra la covid-19 se acelera, con más de 3.000 millones de dosis administradas en todo el mundo, pero se ve amenazada por la contagiosa variante Delta, que causó un récord de muertes en Rusia y el confinamiento de 10 millones de australianos.
Menos de cuatro semanas después de superar los 2.000 millones de dosis inyectadas, este lunes se superaron los 3.000 millones, según un recuento de la AFP basado en fuentes oficiales, que refleja la aceleración de la inmunización, pero también la desigualdad entre países.
Mientras en los países con más recursos se administró una media de 79 dosis por cada 100 habitantes, en los más pobres la media es de una.
La región de América Latina y el Caribe, la más castigada del mundo en número de muertos por coronavirus, con un total de 1,26 millones de fallecidos, inyectó 37 dosis por cada 100 habitantes, ligeramente por debajo de la media mundial (39).
Chile (118) y Uruguay (110) destacan como el cuarto y el séptimo país del mundo con más dosis administradas con respecto a su población, clasificación que lideran Emiratos Árabes Unidos (153), Baréin e Israel (124).
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En cambio, otros grandes países de la región como Brasil (46), México (34), Colombia (45) o Perú (22) andan más rezagados.
“Para poner fin a la pandemia, necesitamos más vacunas. La iniciativa multilateral Covax (de la Organización Mundial de la Salud) garantiza que las vacunas se distribuyan de manera justa y lleguen a los países que más las necesitan”, recalcó este martes el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en la apertura de una cumbre de ministros de Exteriores del G20 en Matera, al sur de Italia.
Aumento de contagios en Europa
Las vacunas son el parachoques más eficaz frente a la peligrosa variante Delta, presente en al menos 85 países, que se expande con rapidez entre las personas aún no inmunizadas.
Hasta este martes, el nuevo coronavirus dejó al menos 3,9 millones de muertos y más de 181 millones de infectados en el mundo, según el recuento de AFP.
En Europa, tras dos meses y medio de reducción progresiva del número de contagios, los casos de coronavirus vuelven a aumentar y se registra una media de 56.800 casos por día, un 21% más que hace una semana.
Esta variante es responsable de la última ola epidémica en Rusia, uno de los países más castigados del mundo, que registró este jueves su mayor número de muertos diarios desde el inicio de la pandemia, 652.
De hecho, Rusia, el país más enlutado de Europa con 134.500 decesos según su balance oficial, es el segundo con más decesos en las últimas 24 horas, por detrás de India (907) y por delante de Colombia (648).
El epicentro de esta ola se ubica en su capital, Moscú, que hace dos semanas lanzó la voz de alarma y ahora ya tiene un 75% de sus camas destinadas a pacientes covid ocupadas.
Sus autoridades reimpusieron el teletrabajo para algunos sectores, crearon una tarjeta sanitaria para ir a restaurantes o decretaron vacunación obligatoria para algunos trabajadores, ante la desconfianza de sus ciudadanos.
Sin embargo, al igual que hicieron durante la última ola en diciembre, descartan un confinamiento estricto para preservar la economía.
Los cadáveres emergen del Ganges
Estrategia muy distinta adoptan en Australia que, tras meses sin apenas contagios locales, volvió a confinar a alrededor de diez millones de ciudadanos para contener el incremento de casos de covid-19, especialmente de la variante Delta.
A la ciudad de Sídney, confinada desde el sábado, se le han ido sumando Perth, Darwin, Brisbane y varias zonas del estado de Queensland.
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“Son decisiones difíciles. Hay confinamientos en las grandes ciudades porque el virus entra con las llegadas del extranjero”, declaró Annastacia Palaszczuk, la primera ministra del este estado.
En India, donde se identificó por primera vez la variante Delta, la situación mejora, pero el recuerdo de las semanas negras, con hospitales y crematorios colapsados, asoma en el sagrado río Ganges.
La llegada del monzón y las lluvias torrenciales está haciendo emerger los cadáveres de decenas de víctimas del covid, cuyas familias, por falta de espacio o recursos, las entregaron al río sagrado o las enterraron en sus orillas arenosas.
“Fue muy triste ver a esta pobre gente enterrar a sus seres queridos de una manera tan indigna y la subida de las aguas no hace más que empeorar la situación”, afirmó Sonu Chandel, un barquero que trabaja en un crematorio a orillas del Ganges.