Washington. Si los republicanos consiguen una mayoría en cualquiera de las cámaras del Congreso en las elecciones de medio mandato, como predicen las encuestas, la política exterior de Joe Biden podría entrar en un período de turbulencias, aunque es poco probable un giro completo sobre Ucrania.
Kevin McCarthy, el jefe de los republicanos en la Cámara de Representantes, advirtió la semana pasada que su partido no extendería un “cheque en blanco” a Ucrania si gana los comicios del 8 de noviembre, lo que preocupó a los aliados de Washington.
Los congresistas republicanos dejaron claro que aprovecharán al máximo su función de supervisión para poner bajo la lupa al Gobierno de Biden, en temas que van desde la inmigración hasta la caótica retirada de Afganistán el año pasado.
Pero Ucrania podría poner a prueba el frente unido entre los republicanos, justo cuando comienzan a prepararse para las elecciones presidenciales del 2024.
El republicano Donald Trump, predecesor de Biden, rompió con la corriente principal al expresar su admiración por el líder ruso Vladimir Putin. De hecho, el bloqueo de una ayuda militar a Ucrania le valió su primer proceso de destitución.
Al igual que Trump algunos republicanos arremetieron contra la ayuda estadounidense a Ucrania, que incluye $40.000 millones aprobados en mayo por los dos partidos y una solicitud de Biden de otros $11.200 millones.
Una de las voces más críticas es la congresista de extrema derecha Marjorie Taylor Greene, quien acusó a Biden de enviar “dólares de impuestos estadounidenses ganados con tanto esfuerzo” para ayudar a otro país a “luchar en una guerra que posiblemente no puedan ganar”.
Pero el jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, prometió ir más allá de Biden y “acelerar” el envío de armas, incluidas las de mayor alcance.
Y Mike Pence, quien fue vicepresidente de Trump, criticó directamente a quienes se oponen a armar a Ucrania. “No puede haber cabida en el movimiento conservador para los que hacen apología de Putin. Solo hay cabida en este movimiento para los defensores de la libertad”, dijo.
Apoyo a Kiev
Para Colin Dueck, del centro de reflexión conservador American Enterprise Institute, los comentarios de McCarthy buscan unir a las diferentes facciones del partido.
Según una nueva encuesta de la organización Chicago Council on Global Affairs, la mayoría de los estadounidenses aprueba el apoyo de Estados Unidos a Ucrania y dos tercios de los republicanos son favorables a enviar armas.
“Existe la percepción de que el republicano promedio está en contra de esto y no es cierto”, comentó Dueck. “No creo que sea prudente predecir que una mayoría republicana en la Cámara se volverá contra Ucrania”.
El Partido Demócrata de Biden está de acuerdo casi por unanimidad en la necesidad de armar a Ucrania, pero unos 30 miembros del ala izquierda pidieron el lunes negociar directamente con Rusia para poner fin a la guerra.
Pero el martes los mismos congresistas retiraron la carta lamentando que su iniciativa haya dado la impresión de que “se alineaban” con algunos republicanos.
Un tema en el que los republicanos critican duramente a Biden es su intento de restaurar el acuerdo nuclear con Irán. Pero las posibilidades de que lo haga eran escasas incluso antes de que en setiembre estallaran protestas contra los líderes clericales del país.
Sobre China, las dos partes coincidieron en gran medida en su preocupación por el ascenso de la potencia asiática.
Cuando las tensiones con China se dispararon en agosto por Taiwán fue porque la presidenta de la Cámara de Representantes y líder demócrata, Nancy Pelosi, realizó una visita desafiante para apoyar la democracia taiwanesa.
Presión a través de audiencias
Quienes podrían complicarle la vida al Gobierno de Biden son algunos congresistas de forma individual.
Cuando Barack Obama era presidente, los republicanos cuestionaron a su secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre el ataque del 2012 a las instalaciones diplomáticas de Estados Unidos en Bengasi, Libia, en el que murieron cuatro estadounidenses, incluido el embajador.
Uno de los más críticos fue Mike Pompeo, entonces un congresista poco conocido que fue elegido por Trump como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y luego como secretario de Estado.
Brian Katulis, analista del Middle East Institute, estimó que los republicanos podrían aprovechar las audiencias del Congreso para ir a la carga sobre temas importantes para su base, como el del hijo del presidente, Hunter Biden, cuyos negocios ya son investigados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Pero Katulis dijo que era difícil predecir qué dirección tomarían los republicanos en su política exterior, puesto que las posiciones expresadas por los conservadores “van en todos los sentidos”.