Las elecciones presidenciales de Irán no deberían tener un efecto importante en las negociaciones de Viena para salvar el acuerdo nuclear iraní, incluso en el caso de que gane el ultraconservador Ebrahim Raisi.
Los iraníes están llamados a las urnas el 18 de junio para designar al sucesor del presidente Hasan Rohani, principal artífice, por parte iraní, del acuerdo de julio de 2015.
El pacto fue firmado por la República Islámica y el llamado grupo 5+1, formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia) y Alemania.
Según varios analistas, la perspectiva de un acuerdo para revivir el pacto que Washington abandonó en 2018 parece improbable antes de que se celebren las elecciones.
Tampoco se espera que el acceso a la presidencia de Raisi, favorito en los comicios, haga que Irán se desvíe de su política de "paciencia estratégica" que aplica desde la retirada de Estados Unidos del acuerdo.
"La decisión de un compromiso en la cuestión nuclear trasciende las luchas entre facciones [políticas iraníes]. Se trata de encontrar un compromiso entre la supervivencia del régimen, ligada a la mejora de una situación económica interna deteriorada, y el deseo de preservar el statu quo político", dijo a la AFP Clement Therme, investigador asociado del Instituto Universitario Europeo de Florencia.
"La cuestión nuclear es objeto de consenso en la República Islámica", recordó el martes el portavoz del gobierno saliente, Ali Rabii. "Por lo tanto, no está vinculada a los acontecimientos internos del país y es tratada por instancias de alto nivel", añadió.
Cuando aprobó las conversaciones iniciadas en Viena en abril, el líder supremo Alí Jamenei, máximo responsable del dosier nuclear, marcó la línea a seguir: dar prioridad al levantamiento de las sanciones estadounidenses impuestas o vueltas a imponer durante la presidencia de Donald Trump (enero de 2017 - enero de 2021).
El acuerdo alcanzado en Viena en 2015 da a Irán un alivio de las sanciones occidentales y de la ONU a cambio de que la República Islámica se comprometa a no equiparse con armas atómicas y a reducir drásticamente su programa nuclear, bajo estricto control de la ONU.
Pero al denunciarlo unilateralmente en mayo de 2018, Trump restableció las sanciones que el acuerdo había levantado y lanzó una campaña de "máxima presión" contra Irán con penalidades adicionales.
El resultado fue que la mayoría de los inversores extranjeros abandonaron Irán, que se encontró aislado del sistema financiero internacional y perdió a sus clientes petroleros, sumiendo al país en una dura recesión con dramáticas consecuencias sociales.
En represalia, Teherán dejó de cumplir desde mayo de 2019 la mayoría de los límites que había acordado para su programa nuclear.
En los últimos meses, Irán suspendió algunas inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) e impulsó el enriquecimiento de uranio 235 hasta el 60% (mucho más que el máximo de 3,67% previsto en el acuerdo).
El presidente Joe Biden, que sucedió a Trump en enero, asegura que quiere que Estados Unidos vuelva al acuerdo de Viena.
La solución para reintegrar a Washington al pacto sería levantar las sanciones estadounidenses, tal y como pide Irán, a cambio de que Teherán vuelva a aplicar plenamente el acuerdo de 2015.
Raisi, al igual que el resto de candidatos a la presidencia, apoyó varias veces un acuerdo de este tipo.
El gobierno moderado-reformista de Rohani ha prometido a los iraníes que las sanciones se levantarán antes del final de su mandato y espera que se llegue a un compromiso en Viena antes de ceder el cargo al próximo presidente, en agosto.
mj/feb/bfi/pc/es