Vestidos con los colores de Irlanda, pero también de Ucrania este año debido a la guerra, cientos de miles de personas participaban el jueves en el tradicional desfile de San Patricio, que vuelve tras dos ediciones canceladas por la pandemia, simbolizando el renacimiento del país.
El actor estadounidense John C. Reilly, de ascendencia irlandesa, dio el pistoletazo de salida, acompañado por la irlandesa Kellie Harrington, medallista de oro olímpica de boxeo designada gran mariscal del desfile.
Las celebraciones en honor al santo patrón de este país de fuerte tradición católica figuraron entre los primeros eventos cancelados en marzo de 2020, cuando el mundo empezó a aplicar medidas para frenar la propagación del coronavirus.
Irlanda fue uno de los países europeos que más tiempo impuso confinamientos y restricciones.
"Algunos países reabrieron los restaurantes o los pubs y esas cosas, pero nosotros no lo hicimos después del confinamiento, así que estoy muy emocionada de tener todo de vuelta", dijo a la AFP Nsiidwa Nunu Kambauwa, de 29 años, tocada con un sombrero tricolor irlandés, acompañada por su hermana y su sobrino de cinco años, que llevaba pintado el naranja, blanco y verde de la bandera irlandesa en las mejillas.
Dos años después y con el reciente levantamiento de las últimas medidas sanitarias, miles de visitantes internacionales acudieron a Irlanda para participar en las fiestas.
Donna Smith, originaria de Tennessee, en el sur de Estados Unidos, afirmaba llevar toda una vida esperando este momento.
"Todo el mundo quiere venir a Dublín para el día de San Patricio. Es como una meca", aseguraba esta mujer de 60 años que, vestida con una boa de plumas verdes, naranjas y blancas y un bombín verde brillante, comparó el desfile con la "locura y diversión" de los carnavales de Nueva Orelans.
Los organizadores prometieron que el desfile de este año sería el mejor de todos los tiempos. Las celebraciones marcarán "el momento de reapertura de Irlanda", afirmó Anna McGowan, directora interina del festival.
Hasta el último momento, la sombra de nuevas restricciones planeó sobre las celebraciones, cuya preparación suele requerir año y medio.
Aunque se hicieron algunos preparativos con antelación, el gobierno no confirmó hasta enero que el desfile podía llevarse a cabo.
"De repente, fue como si alguien encendiera un fuego a nuestros pies", explicó McGowan. "Fue uno de los periodos de organización más intensos que ha visto este festival".
Hasta 400.000 personas eran esperadas el jueves en Dublín para presenciar un desfile con 3.000 participantes.
Su recorrido suele estar cubierto de verde, color del día de San Patricio, pero este año el ayuntamiento de Dublín colgó banderolas amarillas y azules en las farolas, en recuerdo de Ucrania.
También en los puentes de la capital irlandesa, las banderas ucranianas sustituyeron a las irlandesas en algunos lugares y se invitó a los participantes a llevar objetos que mostraran su solidaridad con el país invadido por Rusia.
En toda la ciudad, los comerciantes se prepararon para "el mayor día de San Patricio en mucho tiempo".
"En cuanto se abren las puertas, entra una marea de festivaleros y hay un gran ambiente", afirmó Andrew Roche, que trabaja en un pub de Dublín.
En su establecimiento todo se había preparado para que el bar funcione "lo más eficientemente posible". "No hay un momento en el que no haya cinco grifos de cerveza en funcionamiento y no dejan de fluir ríos de cerveza y de entrar dinero" en las cajas, aseguraba.
El aeropuerto de Dublín prevé que unas 800.000 personas viajen a Irlanda durante los 12 días que duran las fiestas, este año entre el 12 y el 24 de marzo.
Kenneth Will, director de una banda de Ohio, viajó desde Estados Unidos con sus 130 alumnos para marchar en el gran desfile.
Iban a tocar en Dublín en 2020, antes de que se cancelaran los festejos. "Venir a tocar aquí, ante miles de personas en Dublín, es algo realmente especial para la banda y sé que están emocionados", dijo, destacando la "omnipresencia" de la cultura irlandesa en Estados Unidos.
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