Río de Janeiro. Usadas en las elecciones en Brasil desde 1996, las urnas electrónicas gozan de una extrema fiabilidad según los expertos, pero son continuamente objeto de ataques del presidente Jair Bolsonaro, quien acusa sin pruebas la posibilidad de “fraudes”.
A continuación, preguntas clave sobre este sistema de votación que encendió el debate de cara a las elecciones generales del 2 de octubre en el país más grande de América Latina.
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¿Cómo surgieron las urnas electrónicas?
El voto electrónico fue implementado en pro de la simplificación y la rapidez, y en parte para combatir el fraude. Los brasileños votaban previamente en papeletas, en las que debían tachar una casilla o escribir el nombre del candidato de su preferencia, dependiendo del tipo de elección.
En un país con 14% de adultos analfabetos, el sistema era caótico. Los escrutinios eran frecuentemente engorrosos y podían tardar varios días.
“Siempre había problemas, algunas papeletas eran ilegibles, los votantes tachaban fuera de la casilla (...) Y eso anulaba el voto”, explicó a la AFP Henrique Neves da Silva, exmagistrado del Tribunal Superior Electoral (TSE). También “había muchos fraudes: papeletas en blanco eran rellenadas durante el escrutinio”.
Con ayuda del ejército, expertos informáticos desarrollaron el primer modelo de urna electrónica usado en 57 ciudades en las elecciones municipales de 1996. El ensayo fue exitoso y 67% de los votantes utilizaron estas máquinas en los comicios presidenciales de 1998. El voto en papel se abandonó por completo en las elecciones siguientes.
Brasil es uno de los 23 países del mundo que usa urnas electrónicas en elecciones generales, según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). Otros 18 las usan en comicios regionales.
¿Cómo funcionan?
Las máquinas disponen de un teclado numérico. Cuando los votantes presionan el código de dos cifras de su candidato elegido, su foto aparece en la pantalla. Luego solo deben presionar un botón verde para confirmar su selección.
“Es una máquina muy simple con una única función: contar los votos”, dijo Neves da Silva. Un detalle importante: la urna electrónica no está conectada a internet.
Tras el cierre de la votación, se retira una tarjeta de memoria de cada máquina y se lleva a la oficina local de la autoridad electoral, que a su vez transmite la información al sistema de contabilización central en Brasilia, a través de una red independiente a internet.
En las regiones recónditas, como la Amazonía, se puede usar una conexión satelital. El resultado rara vez tarda más de dos horas en conocerse, en un país de dimensiones continentales con más de 156 millones de votantes inscritos.
¿Qué tan seguras son?
El programa de contabilización de votos se actualiza en cada elección y puede ser revisado por las autoridades electorales, el ejército y los partidos políticos. También se realizan pruebas de seguridad en presencia de expertos que realizan simulacros de manipulación de las urnas.
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“Literalmente desmontan las máquinas y tocan lo que quieren”, con una facilidad mayor que cualquier pirata informático, comentó Neves da Silva. Nunca se ha constatado ninguna falla significativa.
¿Cuáles son las críticas de Jair Bolsonaro?
El presidente brasileño insiste sin sustento en que el sistema de votación permite “fraudes”. Bolsonaro afirma, por ejemplo, que él debió ser elegido en la primera vuelta del 2018, en vez de en el balotaje, sin presentar nunca prueba alguna.
En repetidas ocasiones amenazó con no reconocer el resultado de la votación en el 2022 si se mantiene el sistema actual.
El jefe de Estado no pide el regreso del voto manual pero desearía que cada elector obtuviera un recibo impreso. Intentó aprobar una enmienda a la Constitución en ese sentido, pero fue finalmente rechazada en el Parlamento en agosto del 2021.
A pesar de ser objeto de investigación por divulgación de informaciones falsas sobre las urnas electrónicas, Bolsonaro sigue atacando el sistema electoral brasileño, como lo hizo durante una reunión con embajadores en julio, en Brasilia.
El día siguiente, la embajada de Estados Unidos en Brasil elogió el sistema electoral brasileño, que “sirve como modelo para las naciones del hemisferio y del mundo”.