La Habana. Cuba se prepara para dar luz verde en pocos días a una de sus vacunas contra el coronavirus, la primera creada en América Latina y una esperanza para la región que enfrenta una nueva ola de la pandemia.
Abdala, su candidato más avanzado, tiene una eficacia del 92,28% contra el riesgo de contraer covid, según anunciaron con orgullo la semana pasada los científicos cubanos.
Ahora sólo falta la autorización del uso de emergencia por parte del Centro para el Control Estatal de Medicamentos (Cecmed), que se espera sea inminente.
Además de Abdala, Cuba cuenta con otros cuatro candidatos vacunales, entre ellos Soberana 2, cuyos resultados de eficacia parcial son de 62% con dos de las tres dosis, lo que hace que los investigadores confíen en que la autorización ocurra pronto.
Para un país pobre y con escasez de comida y medicamentos, puede parecer sorprendente ese despliegue de vacunas.
Pero "es la confirmación de esa experiencia que tienen las instituciones científicas desarrollando sus vacunas, y esta es una historia de hace 30 años atrás", dice José Moya, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Cuba.
Limitada por el embargo estadounidense, la isla cubre el 80% de su programa de inmunización con sus propias vacunas.
Y "están siendo utilizadas en 35 países en el mundo", dijo Eduardo Martínez, presidente del grupo farmacéutico estatal BioCubaFarma.
Con la luz verde del Cecmed, "las autoridades cubanas podrán disponer ya de una campaña de vacunación contra la covid en todo el territorio nacional", explica José Moya.
En realidad, Cuba empezó a vacunar a la población desde mayo, en el marco de una intervención de salud pública reservada para las zonas más afectadas, especialmente La Habana.
Pero, si la cifra de contagios ha bajado en la capital, se ha registrado un aumento alarmante en el resto del país de 11,2 millones de habitantes, con un total de 193.945 casos, sobre todo desde que llegaron las nuevas variantes del virus a la isla.
Más casos en la región
La aprobación de una primera vacuna cubana es también bienvenida en la región, que enfrenta el incremento de casos y una escasez de inmunizantes.
Brasil alcanzó la semana pasada un nuevo récord de contagios (115.228 en 24 horas), luego de que Colombia cruzó la barrera de los 100.000 muertos.
Perú es el país con la cifra de más muertos en el mundo en relación a su población.
"El problema serio que tenemos y que seguimos teniendo en nuestra región es precisamente la disponibilidad de vacunas", señala Moya. "Todos nuestros países han empezado a vacunar pero vamos lento".
"Ha habido dificultades para la distribución equitativa de las vacunas, que desafortunadamente va a continuar", afirma Amilcar Pérez-Riverol, investigador postdoctoral cubano de la Fundación Fapesp, de la Universidad Estatal de Sao Paulo (Brasil).
"Entonces tenemos países en los cuales cerca del 60% de la población ya tiene el esquema completo de vacunación, o el 80% tiene al menos una dosis, mientras que tenemos países que menos del 5% ha recibido siquiera una dosis".
Lo importante de las vacunas cubanas, que se basan en una proteína recombinante, es que "pueden ser almacenadas de 2 a 8 grados y eso da una ventaja para las condiciones de América Latina, que desafortunadamente no tiene las condiciones de alta refrigeración" necesarias para otros inmunizantes, subraya el científico, que espera que pronto se publiquen "la mayor cantidad de datos posibles" para respaldar las cifras de eficacia anunciadas.
Incluso antes de su aprobación están atrayendo el interés internacional: Cuba dice que ya está en contacto con "más de 30 países".
Los más interesados parecen ser los aliados políticos. Irán acaba de aprobar el uso de emergencia de Soberana 2 como vacuna, tras probarla en su territorio. La ministra de salud argentina vino en mayo a la isla; Vietnam y México han expresado su interés, y Venezuela firmó un acuerdo para comprar 12 millones de dosis de Abdala.
Para estos acuerdos bilaterales no es necesaria la aprobación de la OMS.
"Como siempre, nosotros los cubanos ayudando al prójimo", asegura Idalmis del Río en La Habana, una ama de casa de 52 años que acompaña a su madre a vacunarse. "Cosas que no hacen otros países del mundo que tienen más posibilidades que nosotros".
Ayudar sí, pero también reforzar un poco las arcas del país, que enfrenta su peor crisis económica en 30 años.
"Yo creo que (la venta de vacunas al exterior) es una fuente de ingresos para el país", dijo el economista Omar Everleny Pérez, del centro cristianos de Reflexión y Diálogo.
Pero “la importancia de si es alta o es baja depende de la rapidez con que Cuba logré primero vacunar a toda su gente”, un objetivo establecido para finales de 2021, antes de empezar la exportación de dosis.