Los dirigentes de la Unión Europea (UE) transmitieron este martes al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, su preocupación sobre la situación de los derechos humanos en su país, durante una visita para tratar de relanzar las relaciones bilaterales.
"Turquía debe respetar los derechos humanos", dijo en rueda de prensa tras la reunión la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mientras que el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, expresó la "profunda preocupación" de la UE.
Aunque también lamentaron la marcha de Turquía de la Convención de Estambul, un tratado para proteger a las mujeres de la violencia machista, ambos líderes afirmaron que Ankara sigue siendo "un socio importante" de la UE, por ejemplo en la acogida de refugiados.
Tras un año de tensiones, los responsables turcos han multiplicado los llamados al diálogo con los europeos para tratar de limar asperezas, como la disputa marítima greco-turca en el Mediterráneo oriental, el papel de Turquía en el conflicto en Siria, Libia y más recientemente en Nagorno Karabaj.
Pero los dirigentes europeos piden "gestos creíbles" y "esfuerzos duraderos" a Ankara, que está bajo vigilancia hasta junio, so pena de sanciones.
La UE exige al presidente turco actos concretos que demuestren su voluntad de reducir las tensiones, en particular en su contencioso con Grecia y Chipre, la retirada de sus tropas de Libia y el respeto de los derechos fundamentales.
La visita se produce además poco después de la apertura de diligencias judiciales para prohibir al partido prokurdo HDP, tercera gran formación política turca.
Las autoridades turcas subrayan su voluntad de realizar negociaciones "positivas" y centrarse en acciones concretas en lo que respecta a la inmigración.
Las autoridades comunitarias han advertido que el mantenimiento de la "agenda positiva", que tanto anhela Ankara, depende de la capacidad de Erdogan de demostrar que sigue siendo un socio fiable.
La política de distensión que desde hace poco realiza Turquía coincide con la preocupación de Ankara de un posible endurecimiento estadounidense tras la llegada de la administración demócrata a Washington.
En un gesto con Turquía, la UE está dispuesta a entablar la modernización de la Unión Aduanera, a reanudar el diálogo de alto nivel suspendido en 2019 en algunos asuntos como la seguridad, el medio ambiente o la salud y a conceder facilidades de visado para los nacionales turcos.
De cara a la reunión, cada una de las dos partes tenía no obstante su propia lista de reproches contra el otro.
Ankara espera una modernización del acuerdo de la Unión Aduanera firmado en 1995 y más espacio a su deseo de adherirse a la UE en tanto que país candidato, aseguró una fuente diplomática a la AFP.
Según la misma fuente, Ankara desea también renovar el acuerdo firmado en 2016 con la UE que permitió reducir considerablemente la llegada de migrantes desde Turquía, a cambio una importante ayuda financiera.
Turquía ha recibido cerca de cuatro millones de refugiados y migrantes, en su mayoría sirios.
"La UE no ha respetado completamente los compromisos que emanan del acuerdo, en particular sus promesas financieras", lamentó la fuente diplomática turca.
Ankara reprocha a la UE que no le ha entregado 3.700 millones de euros (unos 4.370 millones de dólares) de ayuda para la recepción de migrantes de los 6.000 millones (USD 7.100 millones) prometidos. Las autoridades turcas aseguran regularmente que han gastado más de 40.000 millones de euros en los refugiados.
Bruselas critica a Ankara por haber dejado de aceptar a migrantes en situación irregular en las islas griegas desde que empezó la pandemia.
Según Ilke Toygur, una analista del Instituto alemán de Relaciones Internacionales y Seguridad, Turquía busca una relación transaccional con la UE.
"Turquía ve un mundo multipolar y dividido donde la influencia de Occidente está en declive. Lo ve como una oportunidad para diversificar aliados", declara la investigadora en un podcast difundido por su instituto.
La preconización por Ankara de la creación de dos Estados en Chipre, pese a que Bruselas apoya la reunificación de la isla bajo un Estado federal, se suma a la larga lista de desencuentros.
Chipre está dividido desde la invasión en 1974 de un tercio en el norte por el ejército turco en respuesta a un golpe de Estado que pretendía anexionar la isla a Grecia.
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