Ceuta. Mohamed, de 17 años, abandonó todo esta semana: sus estudios en un liceo, sus exámenes finales y su familia. Su único proyecto fue llegar al enclave español de Ceuta, como cientos de menores marroquíes que no ven ningún futuro en su país.
Desde el lunes de esta semana, una marea humana de más de 8.000 candidatos al exilio, en su gran mayoría marroquíes, cruzó sin problemas al pequeño puerto español gracias a un relajamiento de los controles fronterizos marroquíes.
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Entre ellos, se registró un número impresionante de jóvenes que partieron solos y niños de baja edad llevados por sus familias.
La imagen de un bebé al que un agente de la guardia civil español salvó de ahogarse ha dado la vuelta al mundo, provocando horror en las redes sociales.
Sin embargo, también se vio a adolescentes solos, a veces muy jóvenes, probar suerte en la frontera, llegar por mar a la playa española, ser rechazados o vagar por las calles de Ceuta.
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“Busco a mi hija de 15 años. Salió de casa para cruzar; otra chica me dijo que la vio en Ceuta. No tengo noticias, nadie sabe nada”, declaró, visiblemente preocupado, Abdelhak Bouchahtaoui, un hombre de unos cincuenta años, cerca de la frontera.
Muchos padres se acercaban a las rejas que separan a Marruecos de Ceuta con la esperanza de tener noticias de sus hijos que partieron al enclave español.
Ouafa llegó de urgencia desde Tánger y quedó “aliviada” al encontrar a su hijo de 15 años, a pesar de que en un primer momento esperaba “que hubiese logrado cruzar la frontera”.
‘Ningún futuro’
“Mi madre no deja de llamarme para que vuelva, pero la aventura no me da miedo”, dijo Abdellah, de 16 años, a quien la guardia civil española devolvió este martes a territorio marroquí.
Este joven desescolarizado desde hace dos años y empleado como mecánico en Tánger pasó la noche en un jardín cerca del paso fronterizo. Otros vagan por las calles de Castillejos, donde los habitantes les dan de beber y comer.
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“No tengo ningún futuro aquí. Quiero trabajar para ayudar a mi familia”, afirmó Mohamed, que llegó el miércoles a Castillejos tras una larga marcha.
Apoyado contra un muro en la planta baja de un inmueble de la pequeña ciudad costera marroquí, no lamentó haber dejado sus estudios para probar suerte en la frontera.
Como él, la mayoría de los menores que quieren exiliarse provienen de familias pobres, están desescolarizados y a veces hacen pequeños trabajos para sobrevivir. En Castillejos, todos sueñan con una nueva brecha en los controles fronterizos.
Por lo menos 4.800 migrantes, entre ellos 1.500 menores, fueron expulsados desde este lunes, según cifras del Ministerio del Interior español.
Este flujo “impresionante” de menores hacia la frontera no tiene precedentes según Omar Naji, un militante marroquí de derechos humanos que sigue la cuestión migratoria.
“Su expulsión por parte de España es contraria a los tratados internacionales de los derechos de los niños”, aseguró indignado.
“Las autoridades marroquíes los han implicado para presionar a España con fines políticos”, condenó al mismo tiempo.
Una situación preocupante
Este miércoles por la tarde, el flujo hacia Ceuta frenó poco a poco. Los pocos temerarios que intentaban llegar al enclave a nado fueron rápidamente devueltos a la costa marroquí por la marina real.
Del lado español, los que llegan por mar fueron detenidos también con rapidez y llevados a la frontera.
En el 2018, el Consejo Económico, Social y Medioambiental de Marruecos (CESE), un organismo oficial, había advertido de la “vertiginosa” brecha que separa a los 11 millones de jóvenes marroquíes del resto de la sociedad y del “gran desafío” que plantea su inserción social.
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Con problemas como la desescolarización, el desempleo, empleos poco calificados, salarios bajos y ausencia de cobertura social, los jóvenes de entre 15 y 34 años (un tercio de la población) son los grandes olvidados del crecimiento económico del país, según un informe de ese organismo.
La situación se agravó más con la crisis vinculada a la pandemia de la covid-19. Dos de cada cinco jóvenes que viven en centros urbano estaban sin empleo, según cifras oficiales para el 2020.