Zaporiyia. En Zaporiyia, cerca de la central nuclear del mismo nombre, que está ocupada por las fuerzas rusas y es bombardeada regularmente, los habitantes se preparan para lo peor. Este lunes, al recibir sus pastillas de yodo, algunos ya se imaginan la explosión de los reactores.
“Ya sabe, tuvimos el accidente de Chernóbil, la amenaza ya era muy grande, pero sobrevivimos, gracias a Dios. Hoy, la amenaza es total, del 100%”, dijo Kateryna, una jubilada de 68 años que aún sufre problemas de tiroides tras el desastre de 1986.
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“Seis reactores en lugar de uno”, añadió, refiriéndose a la capacidad de la planta de Zaporiyia, en comparación con el único reactor que se dañó en la catástrofe de Chernóbil, que sigue en mente de todos.
Como muchos otros habitantes, Kateryna se dirigió el lunes a una escuela de la ciudad de Zaporiyia para recibir pastillas de yodo, que deberá tomar en caso de una contaminación radioactiva. Estas píldoras saturan la glándula tiroides para evitar que el yodo radiactivo se fije en ella. Las autoridades locales las han distribuido en 13 puntos de la ciudad desde el 23 de agosto.
“Se deben tomar las pastillas en caso de peligro, en las primeras seis horas después de una alerta”, explicó Elena Karpenko, una enfermera de la ciudad, ubicada en el sur de Ucrania. La planta de Zaporiyia es la mayor central nuclear de Europa.
‘Riesgo real’
Desde hace semanas, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardeos en el recinto de la central, ocupada por Rusia desde marzo. Se espera la llegada esta semana que una misión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para realizar una inspección.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, que preside la misión, pedía desde hace meses un acceso al lugar. Para él existe un “riesgo real de una catástrofe nuclear”.
Más allá de los bombardeos de los que se culpan mutuamente rusos y ucranianos, Kiev acusa a Moscú de almacenar allí armas pesadas y municiones y de tener una guarnición de 500 soldados.
El Kremlin aseguró que sólo cuenta con personal de seguridad y el lunes pidió a la comunidad internacional que ejerza “presión” sobre Ucrania para que reduzca la tensión en torno a la central nuclear.
Tras varios bombardeos que provocaron un corte temporal de la red eléctrica la semana pasada, el operador ucraniano Energoatom dijo el sábado que había un riesgo de “pulverización de sustancias radiactivas”.
En Zaporiyia, los servicios de emergencia ya están realizando simulacros de evacuación de los residentes y practicando la descontaminación del polvo radiactivo. Casi dos toneladas de solución especial de descontaminación se almacenan en instalaciones de la ciudad. En caso de catástrofe, las alarmas sonarán dos veces, con un día de diferencia.
“Puede que la nube radiactiva no llegue al lugar donde está la gente. Cuando suene la segunda alarma, sabremos claramente por dónde se está extendiendo”, explicó Taras Tishchenko, médico de la región. “Entonces tendremos toda la información sobre las rutas ‘limpias’ y los lugares de evacuación”, añadió.