Caracas. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recobró este domingo el control del Parlamento tras la victoria del chavismo en unas elecciones legislativas boicoteadas por casi toda la oposición y marcadas por una abstención del 69% y un fuerte rechazo internacional.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados obtuvieron el 67,6% de los 5,2 millones de votos contabilizados en un primer boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Ha iniciado una nueva etapa de reconstrucción del Parlamento y la recuperación de nuestro país”, escribió Maduro en Twitter el lunes de mañana.
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Este triunfo electoral, desconocido por muchos países, consolida el poder de Maduro, que tiene el control del resto de las instituciones del Estado, así como de las Fuerzas Armadas, sostén de su gobierno.
En el 2015, la oposición rompió 15 años de hegemonía chavista y se hizo con el Parlamento, en unas elecciones con 71% de participación.
Alta abstención
La abstención alcanzó el domingo el 69% en unas elecciones a las que estaban convocados más de 20 de los 30 millones de habitantes del país. Muchos centros de votación, donde el uso del tapabocas era obligatorio por la pandemia, estuvieron semivacíos, constató la AFP.
Los principales partidos políticos de oposición, encabezados por Juan Guaidó, habían tildado las legislativas de “fraude” y llamado a la población a quedarse en casa.
“No hubo una elección ayer”, expresó Guaidó en una rueda de prensa el lunes. “Chantajearon a la gente y simplemente la gente no lo aceptó”.
La elección de este domingo es la mayor abstención en este tipo de comicios desde 2005, cuando solo el 25% de los votantes acudieron a las urnas. La oposición, entonces, decidió marginarse en bloque al alegar que no había condiciones.
Pese al boicot mayoritario, una fracción disidente de la oposición postuló candidatos, incluyendo algunos con tarjetas de los partidos opositores que encabezaban el veto, después de que la oficialista corte suprema entregara su control a adversarios de Guaidó.
“La respuesta al fraude (...) es actuar en la calle”, clamó Guaidó, que convocó un plebiscito desde este lunes y hasta el sábado, para prolongar el período parlamentario hasta que haya “elecciones libres, verificables y transparentes”.
Según Guaidó, la participación en el primer día de esta consulta -simbólica, precisamente porque Maduro ejerce el control territorial e institucional- fue “superior” a lo esperado, aunque no dio cifras.
Comunidad internacional dividida
La oposición ya había boicoteado las votaciones presidenciales de 2018.
La entonces mayoría opositora del Parlamento declaró “usurpador” a Maduro por ganar los comicios de forma fraudulenta, y Guaidó reclamó la presidencia encargada de Venezuela con respaldo de medio centenar de países, Estados Unidos entre ellos.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, reiteró el lunes que Washington “seguirá reconociendo” a Guaidó como presidente interino.
“La comunidad internacional no puede permitir que Maduro, que está en el poder de manera ilegítima porque robó las elecciones del 2018, se beneficie de robar una segunda elección”, advirtió Pompeo, que ya había expresado su posición el domingo.
Washington lidera la presión contra Maduro con sanciones económicas a Venezuela, incluido un embargo petrolero vigente desde abril del 2019.
El Grupo de Lima expresó que las elecciones “carecen de legalidad y legitimidad”, por lo que el triunfo del chavismo no debe ser reconocido por la comunidad internacional.
La Unión Europea ha rechazado el fraude del día de ayer y no reconoce los resultados de ese proceso.
— Juan Guaidó (@jguaido) December 7, 2020
Si la dictadura buscaba algún tipo de legitimidad con esa farsa, ya queda clara la respuesta del mundo.
Vamos por una verdadera solución. https://t.co/LhFLu1QhrL
“Llamamos a la comunidad internacional para que se una al rechazo de estas elecciones fraudulentas y apoye los esfuerzos para la recuperación de la democracia” en Venezuela, dijo el Grupo en una declaración suscrita por 16 países y divulgada por la cancillería de Perú.
El bloque, formado en 2017 por iniciativa de Perú, afirmó que los comicios “fueron llevados a cabo sin las mínimas garantías de un proceso democrático, de libertad, seguridad y transparencia, ni de integridad de los votos, ni la participación de todas las fuerzas políticas, ni de observación internacional”.
La declaración del Grupo de Lima fue suscrita por Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Santa Lucía, países que reconocen al líder opositor parlamentario Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
Por su parte, el gobierno británico indicó que “no reconocerá la legitimidad” de esta nueva Asamblea Nacional surgida de “elecciones profundamente defectuosas”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, reiterando su apoyo a Guaidó.
Sin transparencia
La Unión Europea, que trató sin éxito de postergar el proceso para enviar una misión de observación, indicó por su parte que no hubo el domingo “estándares internacionales mínimos”.
El bloque “no puede reconocer este proceso electoral como creíble, inclusivo o transparente”, indicó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
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En medio de las señales de rechazo internacional, Maduro encontró voces de apoyo a las legislativas como el gobierno ruso, que celebró la “transparencia” del proceso.
“Partimos del principio de que la nueva Asamblea Nacional será el terreno (...) para un diálogo constructivo entre todas las fuerzas políticas” y ayudará a “superar los desacuerdos que existen en la sociedad venezolana a través de negociaciones”, subrayó la cancillería de Rusia.
El discurso va en línea con lo que dijo en la víspera el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los invitados internacional a acompañar las elecciones junto a los exmandatarios Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador, y Fernando Lugo, de Paraguay, así como la exsenadora colombiana Piedad Córdoba.