Moscú. Los servicios de seguridad rusos (FSB) denunciaron este lunes como una “falsificación” la trampa que el opositor, Alexéi Navalni, afirma haber tendido a un agente ruso para que admitiera por teléfono que había participado en su intento de envenenamiento en Siberia.
“El video de [esta] conversación telefónica es una falsificación”, indicó el FSB en un comunicado, citado por las agencias de prensa rusas, además de una “provocación planificada” con ayuda extranjera.
“La sustitución del número de un abonado es un método bien conocido de los servicios extranjeros”, continúa, excluyendo por tanto “la posibilidad de identificar a los verdaderos participantes de [esta] conversación”.
En una entrada de su blog, en la que publica la supuesta conversación, Navalni explica que consiguió camuflar su número de teléfono y presentarse ante el agente, Konstantin Kudriavtsev, como un asistente del secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patruchev, alguien considerado cercano al presidente Vladimir Putin.
Navalni, que sigue convaleciente en Alemania del ataque que lo llevó a las puertas de la muerte, logró hacer creer a Kudriavtsev, al que presenta como un experto en armas químicas del FSB, que necesita su ayuda para elaborar un informe sobre ese intento de asesinato.
Según la transcripción de la supuesta llamada, el agente duda inicialmente y luego acaba conversando durante 45 minutos con quien creía que era un alto cargo ruso.
El agente asegura que Navalni escapó a la muerte gracias a la decisión del piloto de aterrizar de urgencia, y a la rápida reacción de los sanitarios que lo acogieron cuando abandonó el avión.
Navalni se empezó a sentir mal cuando estaba volando desde Tomsk, en Siberia, hacia Moscú, el 20 de agosto.
Navalni no aporta pruebas de la identidad de su interlocutor, pero asegura en su blog que “un examen pericial de la voz” demostrará que es Kudriavtsev.
Veneno en la ropa interior
Cuando Navalni se sintió mal a bordo del avión, el comandante del vuelo decidió aterrizar de emergencia en Omsk para que fuera atendido médicamente.
“Si hubiera volado un poco más y no hubiera aterrizado tan rápidamente, quizás todo se hubiera desarrollado de otra manera” dice el hombre que se supone que es Kudriavtsev, según el audio y el video difundidos por Navalni.
Una vez en tierra, y ante su estado crítico, los médicos que recibieron al opositor “le inyectaron un antídoto”.
En varias ocasiones a lo largo de la conversación, el supuesto agente dice que no puede dar información “por teléfono”, para luego dar más detalles, como cuando afirma que el veneno fue colocado en la ropa interior de Navalni.
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“Putin piensa mucho en mis calzoncillos”, ironiza Navalni.
El interlocutor al teléfono da a entender que no participó en el envenenamiento, pero sí en la destrucción de pruebas a posteriori.
El opositor, auténtica “bestia negra” del Kremlin, asegura que logró el número de teléfono de Kudriavtsev a través del sitio de investigación inglés Bellingcat, que publicó el 14 de diciembre, junto a otros medios de comunicación, una investigación que supuestamente identifica a ocho agentes del FSB, entre ellos Kudriavtsev, encargados de controlar sus movimientos desde el 2017.
Navalni asegura en su blog que intentó hablar con varios de esos agentes, y que todas las tentativas fracasaron hasta topar con Kudriavtsev.
Rusia niega reiteradamente que Navalni haya sido envenenado en Tomsk, y afirma que la sustancia tóxica de tipo Novitchok, detectada por laboratorios occidentales tras su hospitalización en Alemania, no estaba presente en su organismo cuando fue tratado en Rusia.
El lunes por la noche, Liubov Sobol, una allegada del opositor, fue detenida delante de un edificio en Moscú, presentado como el inmueble donde vive Kudriavtsev. Sobol difundió sus propia detención por Twitter, donde anteriormente publicó la dirección del presunto agente.
El presidente Putin, al que Navalni responsabiliza directamente del intento de asesinato, aseguró el pasado jueves que el opositor no fue envenenado por los servicios de inteligencia puesto que así fuera, ya estaría muerto.