El templo de la democracia estadounidense vivió el miércoles un caos sin parangón en dos siglos, cuando partidarios del presidente Donald Trump irrumpieron en una sesión del Congreso para certificar la victoria electoral de Joe Biden, provocando acusaciones de que el mandatario buscaba un "golpe".
Momentos después de un mitin de Trump en las afueras de la Casa Blanca, en el que el presidente republicano llamó a revertir su derrota en las elecciones del 3 de noviembre, una turba enardecida rompió las barricadas en torno al Capitolio y entró en tropel, arrasando las oficinas y las solemnes instalaciones.
Una mujer murió en circunstancias poco claras después de recibir un disparo dentro del Capitolio y otras personas resultaron heridas, dijo la policía, en tanto los legisladores fueron evacuados y recibieron instrucciones de ponerse máscaras antigás y tumbarse en el suelo, mientras la policía lanzaba gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Un seguidor de Trump en jeans y una gorra de béisbol fue fotografiado apoyando una pierna en el escritorio de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, donde se halló una nota amenazadora, mientras multitudes subían a las gradas preparadas afuera para la investidura de Biden el 20 de enero, sosteniendo una pancarta en la que se leía: "Nosotros, el pueblo, pondremos a DC de rodillas/Tenemos el poder".
Biden calificó la violencia de "insurrección" y exigió que Trump saliera inmediatamente en la televisión nacional para instar a sus seguidores a levantar la toma.
"Nuestra democracia está bajo un ataque sin precedentes", dijo el presidente electo desde su base en Delaware.
"Esto no es disensión. Es desorden. Es caos. Bordea la sedición. Y debe terminar ahora".
Poco después, Trump difundió un video en el que pidió a sus partidarios que se retiraran, pero mantuvo sus infundadas afirmaciones de fraude electoral.
"Entiendo su dolor (...) tuvimos una elección que nos fue robada. Pero tienen que volver a casa ahora", dijo.
En una decisión poco común, las compañías de redes sociales restringieron o eliminaron el video del presidente, diciendo que podría alentar a la violencia, y bloquearon temporalmente al mandatario de sus plataformas.
Después de cuatro horas, las autoridades dijeron que habían retirado a los alborotadores del Capitolio, pero cientos de partidarios de Trump permanecieron afuera, desafiando el toque de queda impuesto en toda la ciudad por la alcaldesa Muriel Bowser desde las 18H00 (23H00 GMT).
"Leerán sobre esto en los libros de historia", dijo en la escalinata del Capitolio Sonya Fitzgerald, una partidaria de Trump de 43 años llegada de Florida.
Historiadores dijeron que era la primera vez que se tomaba el Capitolio desde 1814, cuando los británicos lo quemaron durante la guerra de 1812.
Durante más de dos siglos, la sesión conjunta del Congreso para ratificar formalmente al ganador de las elecciones había sido un trámite meramente formal, pero Trump instó a los miembros de su Partido Republicano a rechazar el resultado.
"El presidente de Estados Unidos está incitando a un golpe. No seremos intimidados. No seremos disuadidos", tuiteó la congresista demócrata Karen Bass, que generó el respaldo de múltiples legisladores.
El expresidente George W. Bush denunció a sus correligionarios republicanos. "Así es como se disputan los resultados electorales en una república bananera, no en nuestra república democrática", dijo.
Los expresidentes demócratas Bill Clinton y Barack Obama también deploraron lo ocurrido, pero no se sorprendieron.
"La mecha fue encendida por Donald Trump y sus más ardientes allegados", dijo Clinton.
Obama dijo que los disturbios en el Congreso fueron "incitados" por Trump, "que ha continuado mintiendo sin fundamentos sobre el resultado de una elección legítima".
Tal como anunció Pelosi, el Congreso reanudó su sesión la misma noche del miércoles, demostrando que no se dejaría intimidar por la violencia.
No hay dudas de que Biden se convertirá en presidente, dado que los demócratas ya controlan la Cámara de Representantes. Pero más de 140 congresistas y una docena de senadores republicanos se han puesto del lado de Trump para contestar los resultados.
El líder republicano del Senado, el senador Mitch McConnell, estrechamente alineado con Trump durante toda su presidencia, denunció empero el cuestionamiento del mandatario.
"Los votantes, los tribunales y los estados han hablado. Si los invalidamos, se dañará a nuestra república para siempre", dijo McConnell, quien perderá su posición de líder de la mayoría en el Senado.
"Si esta elección fuera anulada por meras acusaciones del lado perdedor, nuestra democracia entraría en una espiral mortal", dijo McConnell, quien también acusó a los demócratas de no aceptar la sorpresiva victoria de Trump en 2016.
El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, expresó su alarma momentos antes de que los manifestantes ingresaran al Capitolio, diciendo: "Tristemente, y peligrosamente, una parte del Partido Republicano cree que su supervivencia política depende del respaldo de un intento de golpe".
Pero el senador Ted Cruz, un republicano, presionó contra la certificación de Biden diciendo que muchos estadounidenses no aceptaban los resultados de las elecciones y necesitaban una investigación.
"Les pediría a ambas partes tal vez un poco menos de certeza y un poco más de reconocimiento de que estamos reunidos en un momento en que la democracia está en crisis", dijo Cruz poco antes de los disturbios.
El propio Trump había arengado más temprano a sus seguidores que marcharan hacia el Capitolio. Bajo densas nubes grises y con la Casa Blanca de fondo, Trump advirtió a los republicanos "débiles" que no certificaran la victoria de Biden y presionó directamente al vicepresidente Mike Pence, quien presidía la sesión.
"Nunca nos rendiremos. Nunca cederemos", dijo Trump a la multitud que lo vitoreaba. "Espero que Mike tenga el coraje de hacer lo que tiene que hacer".
Mientras Trump todavía estaba hablando y el Congreso abría la sesión, Pence, obedientemente leal a Trump durante cuatro años y callado desde las elecciones, dijo que no creía tener autoridad para intervenir.
Pence fue sacado apresuradamente del Capitolio tras la intrusión y en un comunicado instó a los partidarios de Trump, algunos de los cuales habían comenzado a gritar contra él, a "detenerse ahora".
En los últimos días, miles de partidarios de Trump se habían estado congregando a instancias suyas en Washington, donde la presencia policial era mayor y muchos negocios ya habían sido tapiados por miedo a enfrentamientos.
"No puedo decir que respeto nuestro proceso electoral", dijo a la AFP Gail Shaw, de 76 años, quien viajó desde Nueva Jersey. "Recuperaremos nuestra nación".
Biden obtuvo más de siete millones de votos más que Trump y cosechó 306 de los 538 votos del Colegio Electoral que determina el ganador de la Casa Blanca. A pesar de sus afirmaciones de que la elección fue amañada, los republicanos no pudieron probar en los tribunales ni una sola acusación de fraude.
Los incidentes en el Capitolio se produjeron después de una histórica doble elección senatorial en Georgia, tras la cual el Partido Demócrata se alzó con el control total del Congreso, clave para la agenda de Biden.
La debacle republicana se selló cuando Jon Ossoff, un productor audiovisual de 33 años, fue proclamado ganador la tarde del miércoles de una las dos elecciones de segunda vuelta del Senado realizadas el martes en ese estado sureño.
Según las proyecciones, Ossoff desbancó al senador republicano David Perdue, luego de que Raphael Warnock, pastor de la iglesia de Atlanta donde predicó Martin Luther King, derrotara en la otra de las contiendas en Georgia a la republicana Kelly Loeffler, una empresaria designada al Senado en diciembre de 2019 para cubrir una vacante.
El miércoles temprano, Biden dijo que llamó a Ossoff y a Warnock, el tercer afroestadounidense en lograr un escaño en el Senado por un estado del sur, para felicitarlos. Biden elogió a los votantes de Georgia por entregar "un mensaje contundente".
burs-sct/ad