Moscú. Rusia anunció este jueves que comenzará desde este viernes a retirar sus tropas cerca de la frontera con Ucrania dando por terminadas unas maniobras militares que preocupaban a Occidente, una decisión celebrada por Kiev.
En otra muestra de aparente desescalada, el presidente ruso, Vladimir Putin, se dijo dispuesto a recibir “en cualquier momento” a su par ucraniano, Volodimir Zelenski, en Moscú para abordar las tensas relaciones bilaterales.
Sin embargo, Putin le sugirió que si quiere hablar del conflicto entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, lo haga con los dirigentes de las dos repúblicas autoproclamadas por los rebeldes.
La presencia de decenas de miles de soldados cerca de Ucrania —que combate a separatistas prorrusos en el este— había alimentado las tensiones y las críticas recíprocas entre Moscú, por un lado, y los occidentales y la propia Ucrania, por el otro.
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“Escuchamos el anuncio hecho por Rusia (...) Escuchamos sus palabras, ahora esperamos las acciones”, aseguró el vocero de la diplomacia estadounidense, Ned Price, asegurando que su país vigilará “de cerca” la situación.
La OTAN, por su parte, tomó nota del anuncio de la retirada de los soldados rusos, pero aseguró que permanecerá “vigilante”, afirmó un responsable de la Alianza.
El presidente ucraniano también se congratuló por la retirada de las tropas rusas, ya que “conduce a una reducción proporcional de la tensión”, aunque precisó que seguirá “vigilante”.
Kiev había expresado previamente su temor a una “invasión” rusa, aunque el Kremlin aseguró que “no amenaza a nadie”.
Moscú aseguró que sus soldados llevaron precisamente a cabo estos “ejercicios” para hacer frente a las provocaciones ucranianas y a las actividades “amenazadoras” de la OTAN en sus fronteras.
‘Defensa fiable’
“Las tropas han demostrado su capacidad de garantizar una defensa fiable”, dijo el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, en un comunicado en el que explicó que había dado la orden de que regresen a “sus bases permanentes” a partir del viernes.
Shoigu llegó este jueves a Crimea, península anexionada por Rusia en el 2014, para asistir a una de las fases de los ejercicios militares que, según el ministerio de Defensa, implican a 10.000 militares, la aviación, unos 40 barcos, defensa antiaérea y tropas aerotransportadas.
Antes de estas maniobras, Rusia había multiplicado estos últimos días los ejercicios en el mar Negro y en Crimea, tras haber desplegado estas últimas tres semanas a decenas de miles de efectivos militares en las fronteras de Ucrania, hasta 100.000 efectivos según la Unión Europea (UE).
Moscú también limitó por seis meses la navegación de barcos militares y oficiales extranjeros en tres zonas frente a la costa de Crimea, en especial en torno a la península de Kerch.
Esta zona es muy controvertida por su cercanía al estrecho de Kerch que une el mar Negro con el mar de Azov y que es crucial para las exportaciones de cereales o de acero producidos en Ucrania.
Esas limitaciones fueron calificadas de “escalada” por Washington.
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Sigue el conflicto
Entretanto, pese a la reducción de tensiones con la retirada de las tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania, el conflicto entre Kiev y los separatistas prorrusos sigue en el este del país, dejando decenas de muertos desde el mes de enero.
Poco antes del anuncio del final de las maniobras rusas, militares ucranianos destinados cerca de la localidad de Pisky, en la periferia de Donetsk, uno de los feudos de los separatistas prorrusos, expresaron sus dudas de que se pudiera resolver el conflicto mediante el diálogo.
“Todo sigue en un callejón sin salida, nadie quiere resolver el conflicto por medios diplomáticos, pero nadie quiere la guerra tampoco”, dice el militar Kirilo, de 35 años.
Kirilo expresa además el deseo de que su país, Ucrania, se sume a la Alianza Atlántica.
“Si adherimos a la OTAN, Rusia estará rodeada por todas partes por la Alianza, y no podrá hacer nada”, insiste otro soldado, que responde al nombre de guerra de “Joker”, de 24 años.
El conflicto en el este de Ucrania ha dejado más de 13.000 muertos desde el 2014.