Varsovia. Dos ataques contra bases militares rusas en Crimea en la última semana reforzaron la moral ucraniana y pusieron bajo presión a Rusia, ocho años después de la humillante anexión de la península por parte de Moscú.
El ministerio ruso de Defensa anunció el martes que un “acto de sabotaje” produjo una serie de explosiones en un almacén de munición cerca del pueblo de Dzhankói, así como daños en un vía férrea.
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Las autoridades ucranianas no reivindicaron este ataque pero el responsable de la presidencia ucraniana, Andriy Yermak, habló en Twitter de una “acción de desmilitarización” de las fuerzas armadas ucranianas, usando la terminología con la que Rusia justifica la invasión.
Este incidente se produjo justo una semana después de otro ataque contra una base aérea rusa en Crimea, descrito como un “trabajo especial partisano bien preparado” por un responsable ucraniano que no quiso dar su nombre.
Para el analista Oliver Alexander, estos ataques, que cree que se realizaron con misiles balísticos, están minando la moral rusa y levantando el ánimo del lado ucraniano. “Crimea había sido un lugar relativamente seguro en los últimos seis meses, pero ya no es así. Esto aumento la presión sobre los rusos”, explicó Alexander.
También creció la preocupación entre los turistas rusos que visitan esta región conocida por sus playas. Por otro lado, el consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, pidió que se “desmantele” el puente de Kerch, inaugurado en el 2018 y que une Rusia con la península por el este. Lo que aumentó el miedo en Moscú de que se convierta en un objetivo militar legítimo.
‘Contraofensiva coherente’
El centro de estudios The Institute for the Study of War de Washington, explicó que el objetivo del ataque del martes fue un centro clave del suministro de las tropas rusas en el sur de Ucrania. Consideran que los ataques de la última semana forman parte de “una contraofensiva ucraniana coherente” cortando las líneas de suministro a lo largo del río Dniéper.
Ucrania afirmó que capturó decenas de pueblos en el frente sur y que además destruyó puntos estratégicos como puentes. También hubo explosiones en ciudades ocupadas por tropas rusas, consideradas obra de saboteadores.
El miércoles, Ivan Fedorov, alcalde de Melitópol, una ciudad ocupada por Rusia cercana a la península de Crimea, indicó de que dos explosiones interrumpieron la señal de televisión rusa. El Ministerio de Defensa británico dijo que estas acciones aumentarán la preocupación de los comandantes rusos en Crimea, ya que la península funciona “como una base en la retaguardia” para la invasión.
‘No es lugar para ellos’
La península de Crimea, un importante centro comercial en el mar Negro, cayó en manos del imperio ruso en el siglo 18. Durante la Revolución Rusa, en 1917, fue uno de los últimos reductos de resistencia al poder bolchevique y tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) cedió el territorio a Ucrania soviética.
Sin embargo, uno de sus puertos, Sebastopol, se mantuvo como el cuartel general de la flota rusa en el mar Negro. Aprovechando la revolución prooccidental en el 2014, las tropas rusas se hicieron con el control de la península. Y tras un controvertido referéndum en marzo del 2014, Rusia se anexionó el territorio.
En las primeras horas de la invasión, el 24 de febrero, Rusia usó la península para penetrar en el sur de Ucrania y capturar Jersón, la mayor ciudad ucraniana en sus manos. Esto permitió también a Rusia crear un corredor terrestre entre el sur y el este de Ucrania, controlado por rebeldes prorrusos desde antes de la guerra.
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A medida que avanza la guerra, muchos ucranianos no se consuelan con hacer retroceder a las tropas rusas a sus posiciones anteriores al 24 de febrero y reclaman recuperar Crimea. “La mayoría de los ciudadanos del Estado terrorista (Rusia) comienzan a entender que Crimea no es un lugar para ellos”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en su mensaje diario del martes.