Bajmut. “Allí, es un horror. El suelo es negro como el asfalto, todo está patas arriba (...), hay cadáveres por todas partes”. “Allí” se refiere a la línea de frente de Bajmut, tal como lo describió un soldado ucraniano.
“Es la guerra privada de Prigozhin”, comentó este soldado, llamado Eugene y apodado “Gym”, de 38 años, miembro de la Guardia Nacional ucraniana. Alrededor del túnel de hormigón en el que se refugia, a un kilómetro de la línea del frente, los proyectiles o cohetes rusos vuelan a intervalos regulares.
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En Bajmut, una pequeña ciudad en el este de Ucrania donde Rusia sigue avanzando mientras se repliega de otros lugares, quien está al mando es Yevgeny Prigozhin, el jefe del grupo paramilitar Wagner.
Y el oligarca ruso, supuestamente cercano al presidente Vladimir Putin pero con crecientes ambiciones políticas personales, parece dispuesto a todo para alcanzar este trofeo militar.
Desde principios de octubre, Ucrania lo acusa de enviar allí a miles de combatientes reclutados directamente de las cárceles rusas a cambio de la promesa de un salario y amnistía.
Desplegados desde hace varias semanas en la línea del frente, y sobre todo de noche, estos exdetenidos sirven de “cebo humano”, según varios testimonios de soldados ucranianos consultados por AFP en Bajmut.
‘Número de tu prisión’
“Empieza sobre las 6 de la tarde, cuando está oscuro”, contó Anton, conocido como “Poliak”, de 50 años y miembro de la 93ª brigada ucraniana, quien está de descanso por una lesión.
“Esos soldados sin experiencia son enviados ante nuestras balas, durante varios minutos, y se quedan allí”, relató. Según él, se pueden enviar hasta siete u ocho de los llamados “comandos de distracción” a una posición en una sola noche.
“Su trabajo es avanzar en nuestra dirección para que les disparemos y así puedan localizarnos”, explicó desde el borde de la línea de contacto Serguéi, conocido como “Tanathon”, comandante de la 53ª brigada de las fuerzas ucranianas.
“Luego envían artillería u otros comandos más experimentados a nuestras posiciones”,continuó. La mayoría de los combatientes rusos caen ante la munición ucraniana. Sólo algunos son capturados.
Esa misma mañana, Tanathon encontró vivo a uno de los combatientes de Wagner, exconvictos a quienes los ucranianos llaman “soldados desechables”. “En cierto sentido tiene suerte porque aún está vivo, la mayoría de sus compañeros han muerto”, expresó Tanathon.
En un video que grabó el mismo día, el cual AFP pudo verificar, se puede ver el cautivo ruso tendido en el suelo de una habitación, herido en la mano derecha y la pierna izquierda. Fue interrogado por el mayor ucraniano.
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- “¿Cuál es el número de tu prisión?”, le consultó.
- “Es Kopeica (centro penitenciario número 1 de Vorónezh, en el oeste de Rusia)”, respondió el mercenario ruso.
Este último dijo que se unió a Wagner un mes antes y que recibió una formación rápida en tres lugares diferentes, el último de ellos en Lugansk. Todos los que estaban con él eran “convictos” reclutados por el grupo Wagner, precisó.
‘Te voy a sacar de aquí’
Este grupo paramilitar surgido en el 2014 en Ucrania es sospechoso desde hace años, según los países occidentales, de efectuar el trabajo sucio del Kremlin en varios teatros de operaciones, desde Siria hasta la República Centroafricana. Moscú lo niega.
La compañía privada está formada en parte por mercenarios curtidos en conflictos extranjeros, pero también por soldados profesionales rusos que se unen a Wagner porque están mejor equipados y mejor pagados que en el Ejército.
También hay reclutas inexpertos liberados de la cárcel. Prigozhin reconoció el 26 de setiembre pasado que es su fundador, lo que puso fin a años de rumores. Unos días antes apareció un video en el que se le veía, con toda probabilidad, reclutando a presos de un centro penitenciario ruso para enviar a Ucrania.
Frente a los reclusos en fila, detalla sus requisitos y les da unos minutos para que decidan: hombres de 22 a 50 años en “buena forma física” y aclara que tendrá cuidado con los condenados por delitos sexuales y drogadictos.
“Les sacaré de aquí con vida, pero no siempre los voy a recuperar con vida. Bueno, chicos, ¿tienen alguna pregunta?”, concluye. Su grupo de restauración, Concord, no ha confirmado ni desmentido el origen del video.
Obsesión
Para Moscú, estas operaciones de reclutamiento son como admitir un fracaso, en un momento en que su Ejército enfrenta dificultades en varios frentes ucranianos y que la movilización anunciada de 300.000 rusos hizo tambalear la confianza nacional.
Para combatir en Bajmut, el jefe de Wagner consiguió reclutar hasta 2.000 presos, aseguró el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en una declaración del 16 de octubre.
¿Pero por qué Prigozhin convirtió la pequeña ciudad minera de la región ucraniana de Donbás en una obsesión?.
Según expertos militares, este empeño sangriento contra la ciudad —de 70.000 habitantes antes de la guerra—, que perdió interés estratégico desde que los rusos se retiraron de Izium, ya no parece responder a ninguna lógica militar.
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“Los rusos se están agotando sin conseguir tomar o destruir las principales posiciones del enemigo”, explicó a AFP Mykola Bielieskov, investigador del Instituto Nacional de Investigación Estratégica.
El coronel retirado ucraniano Serguéi Grabsky consideró que “técnicamente, Rusia puede capturar Bajmut, pero no en un futuro próximo”, y que sería una “victoria pírrica” alcanzada a costas de pérdidas tan cuantiosas que casi equivaldría a una derrota.
‘Carne de cañón’
Más allá del trofeo militar, Prigozhin parece cada vez más interesado en una plataforma política, afirmándose como un señor de la guerra ante la negligencia de los generales rusos.
El 19 de octubre, el oligarca anunció que emprendió la construcción de una “línea Wagner”, una especie de “línea Maginot” con “dientes de dragón” antitanques, como en la Primera Guerra Mundial, que deberá mantener a las tropas ucranianas alejadas de los territorios ocupados de la región de Lugansk.
Un proyecto simbólico, poco delimitado, para afianzarlo como último defensor del territorio nacional, castigando a los “burócratas-enemigos” de Moscú que no le apoyan, aquellos que “han estado cambiando constantemente el escenario desde febrero”, dijo.
“Las tropas rusas están a la defensiva y él a la ofensiva, que es su principal interés: transformar esta batalla en influencia política y, por tanto, en dinero”, manifestó el analista ucraniano Bielieskov.
Para Nestor, un soldado ucraniano de la 53ª brigada, Prigozhin, quien sirvió durante un tiempo como proveedor de las cocinas del Kremlin, se ha “ganado el apodo de cocinero de Putin”. “Transforma a 1.000, 2.000, 3.000 soldados en carne de cañón”, comentó el combatiente.
Se desconoce el número de reclutas rusos que cayeron en el frente de Bajmut. El asesor presidencial ucraniano Oleksiy Arestovych lo calcula “en un rango bajo”, equivalente a una compañía por día, es decir, entre 100 y 200 hombres diarios.