Bakhmut. Las fuerzas rusas reivindicaron este viernes sus primeras conquistas en el este de Ucrania tras una serie de reveses en varios frentes, pero Kiev mantuvo sus posiciones e instó a los soldados rusos a rendirse.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, en una muestra de la confianza de los ucranianos tras una serie de éxitos conseguidos durante su contraofensiva, prometió garantizar “la vida, la seguridad y la justicia” de los militares rusos que opten por capitular.
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“Todavía pueden salvar a Rusia de la tragedia y al Ejército ruso de la humillación”, o si no “quedar en la memoria como ladrones, violadores y asesinos”, lanzó, después de que varias derrotas en el frente empujaran al presidente ruso, Vladimir Putin, a movilizar a centenares de miles de reservistas.
Por su parte, Moscú anunció que conquistó tres pueblos del este de Ucrania tras perder miles de kilómetros cuadrados en varios frentes en las últimas semanas.
Los separatistas prorrusos que combaten junto a las fuerzas de Moscú en Ucrania afirmaron que tomaron las localidades de Otradivka, Vesela Dolina y Zaitseve. El ministerio ruso de Defensa anunció la captura de Zaitseve la víspera, en su informe diario.
Los tres municipios están situados al sur de la ciudad de Bajmut, controlada por las fuerzas ucranianas y que el Ejército ruso intenta conquistar desde hace meses, sin éxito.
‘Combates callejeros’
Este viernes, en Bajmut, los periodistas de la AFP escucharon disparos de artillería pesada y de lanzacohetes múltiples en el centro de la ciudad, que tenía al menos 70.000 habitantes antes de la guerra.
También se escuchaban ráfagas de ametralladoras de vez en cuando. Un voluntario civil del grupo humanitario Vostok SOS, Eduard Skorik, de 29 años, dijo a la AFP que cerca de su casa habían tenido lugar “combates callejeros”.
Al sur de la ciudad, yendo hacia los pueblos capturados por los rusos, se veían humaredas negras causadas por obuses. Las fuerzas ucranianas también reportaron victorias territoriales el viernes, como la aldea de Grekivka, en la región de Lugansk (este), según el gobernador, Serguéi Gaidai.
En la región ocupada de Jersón, en el sur, al menos cinco civiles murieron y otros cinco fueron heridos en un bombardeo ucraniano que alcanzó un autobús que cruzaba un puente y que llevaba civiles a bordo, camino al trabajo, indico el responsable prorruso Kirill Stremousov.
Las fuerzas ucranianas han atacado los puentes de esa región en varias ocasiones para impedir el abastecimiento logístico de las fuerzas rusas. La presidencia ucraniana informó además de un nuevo bombardeo ruso en la región de Zaporiyia (sur), por segundo día consecutivo, que causó un herido. “Se destruyeron infraestructuras en dos distritos. El ocupante utilizó drones por primera vez”, indicó la fuente. Además, 11 personas murieron en bombardeos rusos en Zaporiyia, según los servicios de rescate ucranianos.
Riesgo de ‘Armagedón’ nuclear
El jefe de los separatistas prorrusos de la región de Donetsk (este), Denis Pushilin, afirmó que cerca de Limán se estaba registrando la situación “más difícil”. En Limán, un importante centro ferroviario, las tropas rusas escaparon por poco a quedar rodeadas por las fuerzas ucranianas.
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Según él, el Ejército ruso está consolidando una nueva línea de defensa cerca de Kreminna, más al este, que las fuerzas ucranianas “ponen a prueba día y noche”. “Creo que tenemos posibilidades de acumular fuerzas y empezar a liberar territorios con nuevas reservas”, agregó, anunciando el envío de refuerzos.
Rusia firmó la semana pasada la anexión de cuatro regiones que controla al menos parcialmente en Ucrania, tras unos “referendos” denunciados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el gobierno ucraniano y sus aliados occidentales.
Después de las amenazas de Putin de recurrir al arma nuclear para defender los territorios que el Kremlin considera como rusos, su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, mencionó el jueves ataques “preventivos” contra Rusia.
Rápidamente, la presidencia ucraniana dio marcha atrás y afirmó que Zelenski se refería a “sanciones” preventivas y no a bombardeos, pero los responsables rusos manifestaron su enfado.
El Kremlin denunció un “llamado a empezar una nueva guerra mundial” y el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, consideró que esas declaraciones justificaban la invasión rusa. El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió del riesgo de un ‘Armagedón’ nuclear, por primera vez desde la Guerra Fría.