París. La guerra en Ucrania entró en una fase táctica compleja con dos ejércitos fijos en un frente a frente improductivo, Ucrania determinada a recuperar la ciudad de Jersón ocupada por los rusos en el sur del país y el invierno que se aproxima.
El Ejército ucraniano lanzó a fines de agosto una contraofensiva amplia para retomar la ciudad de Jersón (sur), ocupada a principios de marzo por el Ejército del Kremlin, poco después del inicio de la invasión.
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Una operación llena de incertidumbre, cuyo resultado será muy importante en el plano operativo y simbólico.
Jersón, objetivo principal
Luego de algunas contraofensivas menores, el Ejército ucraniano ve ahí un activo clave. Jersón, de 280.000 habitantes antes de la guerra, está rodeada de dos millones de hectáreas arables. Está cerca también del mar Negro y de Crimea, ocupada por los rusos desde el 2014.
En caso de éxito, “comenzaremos a ver misiles de medio alcance caer con frecuencia sobre Sebastopol y toda Crimea”, aseguró el fin de semana pasado el general retirado Ben Hodges, excomandante de las fuerzas estadounidenses en Europa, en un foro de seguridad del New Strategy Center en Bucarest.
También en Bucarest, Mykhailo Samus, director del ucraniano New Geopolitics Research Network, mencionó la necesidad de destruir los “puestos de comando y control rusos, las líneas logísticas, los depósitos de municiones, las capacidades de guerra electrónica y las infraestructuras militares mayores”.
Guerra logística
Ucrania anunció hace varias semanas su intención de retomar Jersón. Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos en la universidad escocesa de Saint Andrews, considera que Kiev quiere fijar a las fuerzas enemigas en ese lugar.
“Ahora es un asunto de desgaste y logística”, dijo en su cuenta Twitter. Tras atraer a las fuerzas rusas a la zona, “los ucranianos tratan de destruirlas”.
El frente se sitúa en el río Dniépr, que fluye en el flanco este de la ciudad. Ucrania no quiere bombardearla, trata entonces de incomunicar al ocupante de sus apoyos logísticos en el este destruyendo los puentes.
Sin ellos para aprovisionarse, los rusos tendrán que utilizar ferris o un puente aéreo, informó Phillips O’Brien. “Eso puede funcionar algunos días y semanas, pero no más”, dijo. Michael Kofman, del centro de reflexión estadounidense CNA lo confirmó. Los ucranianos “quieren forzar a las fuerzas rusas a ponerse al otro lado del río y convertir sus posiciones en insostenibles”.
Objetivo mayor antes de invierno
El contexto climático es importante. El invierno maltratará a hombres y equipamientos y la nieve y el hielo complicarán los desplazamientos.
“El invierno es un obstáculo para todos”, contó a la AFP Alexander Grinberg, del Instituto para la Seguridad y la Estrategia de Jerusalén (JISS).
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El experto destaca que los atacantes, los ucranianos, ya no disponen de la superioridad numérica necesaria para desalojar al atacante.
Los analistas rusos consideran su éxito impensable. “Ellos golpearon la defensa rusa en algunos puntos, pero se estancaron (...). Es poco probable que logren avanzar hasta Jersón”, aseguró Vassily Kashin, investigador de la universidad HSE de Moscú.
Alexandre Khramchikhin, experto militar ruso independiente, no ve donde “encontrarán recursos técnicos” y rápido. “Lo que se ve ahora es una guerra de desgaste clásica. Y será Ucrania la que se fatigará primero”, opinó.
Frente del este estancado
Simultáneamente, en los límites del Donbás, el frente sigue estancado. Los bombardeos son constantes, los combates encarnizados, pero las ganancias de un día se pierden al siguiente.
Este congelamiento “beneficia a Rusia”, aseguró Vassily Kashin. “Las tropas ucranianas están atrapadas en un terreno restringido, que recibe golpes de la artillería y la aviación rusas (...)”, continuó. Ninguna cifra precisa y fiable está disponible sobre las pérdidas rusas y ucranianas.
Ivan Klyszcz, investigador en la universidad estonia de Tartu, describió un statu quo favorable a Rusia, que puede “consolidar su poder sobre los territorios ocupados y mejorar sus líneas de suministro”. Los rusos también están convencidos de que ganarán la batalla del tiempo.
Con el estancamiento en el frente, “Rusia proseguirá la destrucción del ejército y de la economía ucraniana. Ese es el objetivo principal actual y no las nuevas conquistas territoriales”, indicó Kashin.
¿Y después?
Desde hace tiempo ya nadie duda de que el conflicto será largo. “¿Y si la guerra dura más allá del 2023? Es más fácil de predecir la situación hasta este invierno que si se alarga hasta el siguiente”, advirtió Michael Kofman.
Entonces entrarán en consideración la situación económica de las partes beligerantes: una Ucrania bombardeada y una Rusia bajo sanciones occidentales. La crisis económica en Occidente terminará también por afectar a la opinión pública y al respaldo a Kiev.
Desde este punto de vista, la batalla de Jersón tendrá un valor simbólico importante, manifestó Ivan Klyszcz. “La cosa más importante que Kiev puede conseguir es demostrar que pueda ganar terreno en el combate”, dijo.
Y eso tiene “consecuencias en cómo se percibe el esfuerzo de guerra en el plano doméstico y en el extranjero”.