El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, hará campaña en el sureño estado de Georgia para apoyar a dos senadores republicanos que intentan salvar sus escaños en decisivas elecciones, pero ¿es una buena idea?
Hay mucho en juego: las elecciones parciales del 5 de enero en Georgia determinarán el color político del Senado y, a su vez, gran parte del inicio del mandato del demócrata Joe Biden, dado la importancia de los votos de la Cámara Alta para el gobierno.
Si los republicanos pierden las dos bancas en liza, el Senado quedará dividido 50-50 entre los dos partidos, lo cual equivaldría a una victoria demócrata, ya que la vicepresidenta Kamala Harris, según lo establece la Constitución, ocuparía un papel de árbitro.
Desde las elecciones del 3 de noviembre, que ganó Biden, Trump ha tratado de desacreditar al sistema electoral estadounidense, sin aportar elementos concretos pero transmitiendo rumores infundados y teorías de conspiración.
A pesar de una avalancha de reveses legales, no ha cambiado de tono en un mes. En un mensaje de video de 46 minutos difundido el miércoles, denunció una vez más a las "fuerzas corruptas" presuntamente culpables de fraude "masivo".
En este contexto, su convocatoria a las urnas para apoyar a los senadores republicanos David Perdue y Kelly Loeffler podría perder fuerza.
Trump es esperado el sábado en Valdosta, en el sur del "Estado del Durazno", como se conoce a Georgia, donde las presidenciales fueron extremadamente reñidas: Biden ganó por apenas unos 13.000 votos.
La capacidad del mandatario republicano para impulsar a los votantes es, sin duda, su carta ganadora, y la plataforma que supone una campaña sigue siendo su escenario favorito.
Pero la ecuación esta vez es más complicada, la apuesta más arriesgada.
¿Cuál será el discurso de este presidente que ya casi no gobierna y que ha prometido usar el "125%" de su energía para demostrar que no perdió las elecciones del 3 de noviembre?
¿Hablará de sus quejas o de lo que está en juego en el Senado? ¿Dirá "¡Todo está amañado!" o "¡Vayan a votar!"?
Algunos en filas republicanas temen que los votantes se queden en casa creyendo que los dados están cargados. Entre ellos, la mayoría de los trumpistas se niega a votar por los dos senadores salientes por considerar que no apoyaron a su presidente con suficiente energía en su cruzada.
Lin Wood, uno de los abogados que emprendió acciones legales en Georgia para desafiar la victoria de Biden, llegó a pedir que no se votara en "otra elección fraudulenta", antes de intentar rectificarse días después.
"Iré a Georgia para un gran mitin de campaña de Trump para apoyar a nuestros dos formidables senadores republicanos, David y Kelly", tuiteó el presidente de Estados Unidos. "Debemos trabajar duro y asegurarnos de que ganen".
"¡Estoy MUY orgullosa de contar con el apoyo de nuestro presidente y emocionada de darle la bienvenida a Georgia!", respondió Loeffler.
Pero las tensiones son reales en la familia republicana.
Sobre todo porque el inquilino de la Casa Blanca ha mostrado una agresividad sin precedentes hacia varios funcionarios estatales del Grand Old Party (GOP, Gran Partido Viejo), entre ellos el gobernador Brian Kemp.
"No ha hecho absolutamente nada. Me avergüenza haberlo apoyado", dijo Trump, furioso porque Kemp no había repudiado al secretario de Estado local, Brad Raffensperger, también republicano, quien validó el resultado de la votación.
La actitud del gobernador el sábado será observada con atención: ¿le dará la bienvenida a Trump a su descenso del Air Force One? ¿Aparecerán juntos?
La única certeza es que el GOP está jugando en grande. Y que ahora Trump evoca abiertamente una nueva candidatura en 2024.
Para el columnista conservador Marc Thiessen, exredactor de discursos de George W. Bush, el futuro político del 45º presidente estadounidense podría jugarse en cómo maneja esta elección.
"Si Trump usa su capital político para llevar al Partido Republicano a la victoria en Georgia, podría ser el primer paso en su restauración política, escribió esta semana en The Washington Post.
"Pero si deja que los demócratas recuperen el Senado porque estaba concentrado en erradicar alguna conspiración comunista mítica para robar las elecciones de 2020, entonces caerá en desgracia. Y se lo habrá merecido", afirmó.
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