Lima. Católico a ultranza y empresario millonario, Rafael López Aliaga ha sido el gran animador de la campaña electoral en Perú, dando rostro a un nacionalismo cristiano que navega entre las aguas de Donald Trump y Jair Bolsonaro.
Célibe a sus 60 años, este laico del Opus Dei que reprime su deseo sexual rezando a la virgen María y se flagela a diario con un cilicio, debutó en esta campaña en las ligas mayores de la política peruana salpicada por décadas de corrupción y ahora con crisis de liderazgo.
“Es una práctica de unión, de amor a la pasión de Cristo”, explicó a la radio Exitosa sobre el uso del cilicio, que realiza desde hace 40 años a solas entre 10 a 20 minutos diarios.
En un país con 75% de su población fervientemente católica y 15% de evangélicos, este postulante resulta para algunos una bocanada de aire fresco que ofrece la redención en medio de los embates de la pandemia, de la recesión económica y la crisis política.
LEA MÁS: Reñida contienda en Perú: 18 candidatos se disputan la silla presidencial
Sus mensajes antiaborto, a favor de la familia tradicional (aunque es soltero) y de la protección de la industria local para frenar las importaciones chinas de productos “baratos y de mala calidad” son sus banderas.
Si gana, promete revisar los tratados con China, principal socio comercial de Perú.
López Aliaga fundó en octubre del 2020, en plena pandemia, el partido Renovación Popular, donde convergen católicos ultraconservadores con evangélicos radicales, entre otros.
Su partido se presenta como una alternativa política cristiana de “derecha popular”, mientras él afirma que ingresó a la campaña “por la patria y por Dios”, aunque niega ser un Mesías.
Aunque tiene “mucha plata”, López Aliaga desconoce la Doctrina Social de la Iglesia, según le reprocha el candidato del partido socialcristiano, Alberto Beingolea.
El exterminador
Apelando a un lenguaje incendiario, promete “exterminar” la educación sexual en las escuelas, pues estima que cuestiona las enseñanzas cristianas.
“Toda la doctrina de género, que viola los derechos de la niñez, evidentemente va a ser exterminada y lo digo con todas sus letras. Ese enfoque de género es una ideología que destroza a las familias, la vida y la inocencia de los niños”, declaró al diario El Comercio.
“Les habla a los que se oponen a las libertades sexuales y educativas, a los que reaccionan frente a la ola progresista del continente”, dice el politólogo Carlos Meléndez.
“Como Trump, no tiene reparos en una narrativa que recurre a teorías de la conspiración y ‘fake news’ [noticias falsas], porque se sienten parte de una batalla cultural”, añade Meléndez.
Ha dicho que pretende echar del país a la constructora brasileña Odebrecht, acusada de financiar ilegalmente a varios candidatos en anteriores campañas y responsable de un escándalo que salpicó a cuatro expresidentes peruanos.
También asegura que combatirá la migración, que tiene a Venezuela como referente principal del éxodo en América Latina.
LEA MÁS: Aumento de casos en Perú es señal de segunda ola de covid-19, afirman autoridades sanitarias
“La gente está pidiendo a gritos expulsar a venezolanos que están delinquiendo en nuestro país”, dijo recientemente.
En las calles la gente lo llama “Porky”, apodo que recibe por su supuesto parecido con el cerdito de los dibujos animados.
Hizo fortuna al frente de un grupo empresarial que incluye trenes entre Cusco y la ciudadela inca de Machu Picchu, y emplea en forma directa a 10.000 personas.
Crítica a Bolsonaro
Aunque algunos lo comparan con el mandatario brasileño, López Aliaga ha marcado diferencias con Bolsonaro.
“Bolsonaro nunca ha sido empresario, nunca ha enfrentado problemas reales. Es una persona muy agresiva, intolerante”, dijo el 3 de marzo.
“En la primera vuelta Bolsonaro sacó 46%, frente a él López Aliaga es un minibolsonaro porque el brasileño gatilló reacciones de muchos planos de la vida brasileña, como lucha anticorrupción y seguridad, le hablaba a varios sectores”, evoca Meléndez.
Su imagen parece haber resultado afectada tras los debates electorales transmitidos por la televisión la semana pasada, en los que fue el único de los 18 candidatos que leía todo lo que decía.