Son adolescentes que en lugar de entrenar constantemente en un equipo deportivo o artístico lo hacen en la ciencia que desde niños hace sus ojos brillar y no los deja de desafiar: las Matemáticas. Ese entrenamiento y esa pasión dieron frutos, pues hoy son seleccionados nacionales. Es más, Alejandro, Kristel, Nicole, Carlos Felipe, José Javier y Gabriel son mundialistas.
Ellos seis viajarán este martes a Oslo, Noruega, a las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas, donde durante 11 días, del 6 al 16 de julio, disputarán con los mejores del mundo.
Para llegar adonde hoy están tuvieron que pasar por un proceso riguroso con cientos de jóvenes a nivel nacional. El programa de Olimpiadas Costarricenses de Matemáticas (Olcoma) lleva a cabo pruebas clasificatorias en las que participan estudiantes de secundaria de todo el país, quienes obtengan las mejores calificaciones en las pruebas son llamados a integrar las delegaciones que representan a nuestro país en las diferentes competencias internacionales.
El mérito esta vez es para:
- Alejandro Campos Rojas, 17 años. Alumno del Colegio Científico Bilingüe Sagrada Reina de los Ángeles.
- Kristel Fiorella Acuña García, 18 años. Egresada del Colegio de Orientación Tecnológica de Barbacoas de Puriscal.
- Nicole Lipschitz Kesselman, 17 años. Alumna del Colegio Británico.
- Carlos Felipe Shum Apuy, 16 años. Alumno del Colegio Británico.
- José Javier Álvarez Pacheco, 18 años. Egresado del Colegio Yorkin.
- Gabriel Najmias Lang, 16 años. Alumno del Country Day School.
Ellos viajarán con Jeremías Ramírez Jiménez, jefe de delegación, y con su tutor, Oscar Zamora Luna.
Este tipo de experiencias no es nueva para ellos. Por ejemplo, Nicole y Kristel estuvieron en abril en Hungría, donde participaron de la Olimpiada Europea Femenina de Matemáticas (EGMO, por sus siglas en inglés), donde ganaron medalla de bronce y mención honorífica, respectivamente.
Antes de partir, ellos dieron algunos consejos para aquellos que tienen con las Matemáticas una relación de miedo u odio. Nadie dice que las matemáticas son fáciles, aclaran, y reconocen que también hay áreas que les cuestan, “pero sí hay formas de encontrarles el sentido y amarlas”.
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Los miedos son normales
En algún momento, estos seis jóvenes tuvieron algún nivel de miedo a una prueba de Matemáticas, pero aseguran que hay formas de calmarlos y enfrentarlos para vencerlos
“La Matemática no es necesario verla como un enemigo. No hay que verla como algo para pasar un examen. Véanlo como un mundo por descubrir. A mí hay algunas ramas que no me gustan, pero tengo que esforzarme más en ellas, hay algo que nos puede gustar a todos”, dijo Kristel Acuña.
Alejandro Campos es de la misma opinión: “Rn la vida hay muchas cosas que no nos gustan, pero Dios las pone por algo, lo que enseñan en el cole también el MEP (Ministerio de Educación Pública) lo pone por algo. Que se esfuercen. Todo con trabajo se puede, algunas cosas sí requieren más trabajo, de muchas cosas no podemos escaparnos”.
El consejo de José Javier Álvarez va encaminado a descubrir otras cosas: “Dénle otra oportunidad a la mate, tal vez no con cosas del cole, a veces nos enamoran cosas de la mate que nunca vimos en el cole y eso hace más llevadero lo que sí es del cole. En Internet hay grandes comunicadores de la Matemática que pueden buscarse, lo vuelven esto como historias, no solo como ejercicios”.
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Motivaciones
¿Qué lleva a estos adolescentes a entrenar durante horas cada día para prepararse a estas justas mundiales? Para algunos, esto es una pasión que comenzó incluso desde antes de entrar a la escuela y que fue creciendo con el tiempo.
Es el caso de Gabriel Najmias. “Desde que estaba chiquitito me gustaba un montón hacer problemas. A partir de sétimo año ya me tocó meterme más de fondo, ahí le agarré el hilo. Luego se vino la pandemia, mis primeras dos olimpiadas, la centroamericana y la iberoamericana fueron virtuales, hasta ahora ya lo viviré de forma presencial”.
Eso también pasó con Nicole Lipschitz, para quien desde muy pequeña sentía que las Matemáticas le respondían sus preguntas. “Me permitía seguir experimentando y conocer cada vez más cosas. Me ha abierto muchas puertas porque siempre hay más por aprender y por descubrir”, afirmó.
Carlos Shum dice, más bien, que fue un proceso paulatino, que lo llevó a “enamorarse” de esta materia. “Son ideas que nos ayudan a solucionar problemas en la vida”, dijo.
En el caso de Alejandro la motivación más bien fue otra, pero allí encontró las razones para quedarse.
“Me dijeron que si era bueno en esto iba a poder viajar gratis”, rió mientras admitió que ya esto se había cumplido más de una vez. “Pero uno aquí, en este tipo de procesos uno conoce gente muy especial. Mis mejores amigos son de Olimpiadas, aquí también conocí a mi novia, que también está en esto mismo. Son recuerdos que uno construye para toda la vida y eso es más valioso que las mismas Matemáticas”.
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Constancia
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Hablar con los padres de estos jóvenes es confirmar que la logística de estos entrenamientos matemáticos involucra a todos en la casa.
“Toda la familia está en esto, mucha ayuda y mucha unión. El hermano menor y la hermana mayor están aquí, apoyando. Es un asunto de todos nosotros”, dijo Michelle Lang, madre de Gabriel.
Para su esposo, Leonardo Najmías, esto es como cualquier otra competencia a nivel mundial, que requiere que el apoyo familiar sea en todo sentido. Y esa es la forma de apoyar a que llegue tan largo como quiera.
Otro de los aspectos en los que las familias deben adaptarse es a respetar los espacios de estudio de la olimpiada, pero también de las otras materias.
“Muchas veces la preparación tiene que ver con no verlos, no sentirlos, no tenerlos ahí, porque ellos están en lo suyo. Uno puede llegar a decirles algo y que te diga ‘no me haga bulla’, y tuve que aprender a respetar esos espacios. Mi hija siempre da tiempo para la familia también, es solo entenderla en esto. Ella primero estuvo en Hungría y ahora va para Noruega”, enfatizó Tony Alberto Acuña Campos, papá de Kristel.
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