La joyería es tan antigua como los mismos ancentros del Homo Sapiens. Durante el período Neandertal las garras de águila eran el elemento que se utilizaba.
De hecho, son consideradas como ornamentos personales y se usaron entre hace 120.000 y hace 40.000 años, según los cálculos que se manejan.
Científicos y arquéologos de la Universidad de Barcelona en España fueron más allá y encontraron la que sería la más “moderna” garra de águila registrada hasta hoy: dataría de hace unos 39.000 años.
Aún más: la hallaron en la Península Ibérica, un lugar del que antes no había evidencia de presencia de ornamentos en el período Neandertal.
Esta circunstancia amplía los límites temporales y geográficos que se habían estimado para este tipo de ornamento de los neandertales.
Se trataría “del último collar elaborado por los neandertales”, según Antonio Rodríguez-Hidalgo, miembro del equipo de investigación de un proyecto del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la Universidad de Barcelona y coordinador de la investigación.
Según reporta la edición más reciente de la revista Science Advances, el descubrimiento tuvo lugar en el yacimiento de la cueva Foradada de Calafell, en Tarragona, España.
“Los neandertales usaron garras de águila como elementos simbólicos, probablemente como ornamentos de tipo colgante, desde el inicio del Paleolítico medio”, comentó en conferencia de prensa Rodríguez-Hidalgo.
¿Qué se encontró?
Los arqueólogos hallaron huesos del Aquila adalberti o águila imperial ibérica. Estos huesos tenían marcas que indican que habrían sido manipulados para extraerles las garras y hacer dijes colgantes con ellas.
Según el reporte en Science Advances, los restos corresponden a la pata izquierda del águila. Por el tipo de marcas, los investigadores determinaron que el animal no se manipuló para comer su carne y sus huesos no fueron usados como herramientas, sino que todo tuvo un fin simbólico.
De acuerdo con Rodríguez-Hidalgo, las garras de águila son las primeras piezas de joyería, son incluso anteriores a las primeras conchas de mar perforadas, que más bien se asocian a los primeros Homo sapiens del norte de África.
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