Javier Pizarro Cerda es uno de los científicos costarricenses más connotados de los últimos tiempos.
Investigador del Instituto Pasteur, en París, Francia, Pizarro --de 48 años-- tiene como base de su formación la Biología.
Galardonado con el Premio Nacional de Ciencia Clodomiro Picado Twight, en 1998, Pizarro es multifacético. Además de científico, quienes lo conocen destacan en él sus habilidades para la música y su pasión por la cocina, el buceo y la filatelia.
Hijo del médico pediatra Daniel Pizarro Torres y Teresita Cerda, el científico visitó Costa Rica a final de año.
Este es un resumen de la entrevista con La Nación:
¿Usted se visualiza siempre en París o existe la posibilidad de que regrese a Costa Rica?
Claro, por qué no. Ayudando en lo que sea posible, ¡claro! Yo tengo un gran arraigo con Costa Rica. Es un país único. Una de las grandes cosas que tiene la investigación es que nos permite viajar y conocer lugares muy diversos. Uno se da cuenta de que Costa Rica es un país con una riqueza y con un potencial impresionante.
Hay muchas iniciativas de jóvenes investigadores que están surgiendo. Hay muchos investigadores que se están formando muy bien en el extranjero y que están regresando. Esa masa crítica está creciendo. Tal vez lo que hace falta un poco, es un síntoma de la sociedad latinoamericana, que la ciencia se ve como un lujo y no se le da un valor adecuado. El terreno es fértil.
¿Usted huyó de aquí para desarrollar su potencial?
No fue así. Simplemente, apareció la oportunidad. Coincidió el término de mi maestría con un contacto en una universidad en Marsella, Francia. Fue algo totalmente espontáneo. En ningún momento, salí con la intención de quedarme afuera.
Alguna gente se va hasta resentida con el país… ¿Es su caso?
… No, fue una oportunidad. Fue un encadenamiento de circunstancias felices.
Tiene un buen conjunto de años para comparar la situación que vivió cuando estuvo aquí, y lo que ha sucedido a lo largo de los años. ¿Ha notado cambio positivos en el país para el ejercicio de la ciencia? ¿Hemos abierto un poco más la mente hasta considerar que ciencia y tecnología es una puerta para el desarrollo?
Pienso que hay un ligero cambio positivo.
¿Ligero? Defíname 'ligero'.
Ligero en el sentido de que hay mucho interés. La ciencia forma parte hoy en día de nuestra vida cotidiana. Siento que hay más interés de los jóvenes en seguir una carrera científica. Siento que existe esta voluntad, pero nos topamos siempre con el freno administrativo. Los presupuestos que se dedican a la ciencia siguen siendo sumamente restrictivos e impiden que los investigadores se realicen plenamente.
Costa Rica tiene el potencial, pero a veces no pasamos de reconocer eso.
Claro. Precisamente, la interacción con investigadores en el extranjero, es una forma ideal de potenciar la investigación porque hay un enorme capital de Costa Rica afuera. Todas estas iniciativas de poner en contacto a los investigadores y hacer más visible quién está dónde haciendo qué, son un primer paso, pero importantísimo. Ciertamente, ahora hay que tratar de explotarlo. Lo que hay que tratar es que la administración, las grandes entidades, se den cuenta de ese potencial y traten de explotarlo.
Usted está en un lugar muy importante para la investigación. ¿Cómo se ve desde ahí un país como el nuestro? ¿Se ve?
Existen científicos haciendo trabajo de gran calidad. Todos estos investigadores en el CIET (Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales, de la Universidad de Costa Rica), y en el PIET (Programa de Investigaciones en Enfermedades Tropicales, de la Universidad Nacional), hacen trabajo de gran calidad. Hay institutos como el Clodomiro Picado con tradición histórica reconocida mundialmente. Hay estandartes que permiten poner el nombre de Costa Rica en el extranjero.
¿Se habla de Costa Rica?
De vez en cuando.
Javier Pizarro Cerda visitó el país a finales del año pasado. El científico costarricense reside desde hace varios años en París, Francia. (Foto: Carlos González)¿Debería ser más frecuente?
Debería ser más frecuente, por supuesto.
¿Qué le diría usted a quienes quieren estudiar desde Nanotecnología hasta Mecatrónica?
Que sigan adelante. Me parece que está muy claro que estamos en un mundo globalizado. Una persona que tenga esa pasión sí tiene que darse cuenta que hay que ver un poco más allá, y que tal vez el futuro está en otros lugares, pero que el vínculo con Costa Rica no se pierde nunca.
Un referente muy común es Franklin Chang.
Podría haber más. Es una iniciativa muy interesante. Sería muy positivo seguir por ese camino que se ha abierto. Pensando en instituciones internacionales y abiertas. El instituto Pasteur tiene abiertos institutos en muchos lugares del mundo. Nos damos cuenta que la salud humana debe tratarse desde una perspectiva global. Estamos ante peligros globales. Este es un modelo que están siguiendo muchos institutos.
¿Cómo le gustaría ver al país dentro una década en ese campo?
Continuar con esta ola de investigadores que se forman en el extranjero y que llegan al país, y que puedan desarrollarse como investigadores, manteniendo estos canales de comunicación internacional.
Mucho de esto pasa por la voluntad política. Como científico, ¿cuál sería su mensaje para un gobierno?
Les diría que vean el ejemplo de un país muy similar a Costa Rica: Uruguay. Este país ha invertido mucho en lo que es ciencia. Por eso, el Instituto Pasteur decidió asociarse con Uruguay para abrir uno en Montevideo. Deberían fijarse en estos ejemplos, que no están muy lejos de nosotros, y tomar nota de que en Latinoamérica se puede hacer ciencia de muy alta calidad.
¿Cómo considera usted el estado de Costa Rica en Investigación y Desarrollo?
Yo diría que están en gestación. La Academia de Ciencias inició hace varios años el Proyecto Siglo XXI, con la idea de repertorear (sic) un poco cuál es el estado de la ciencia en Costa Rica y hacia dónde debería llegar la ciencia en el 2050. Es una referencia que permite darnos cuenta que en algunos aspectos estamos bien: informática, telecomunicaciones. En otras áreas hace un poco más de esfuerzo.
¿Por ejemplo?
Las mismas enfermedades infecciosas. Costa Rica es un país con un alto nivel de prevención en salud, pero tenemos ahora el virus del chikunguña. En este país tenemos la materia prima para hacer una gran cantidad de investigación, y hay que aprovecharla.