Científicos costarricenses descubrieron una nueva especie de bacteria y confirmaron la existencia de una garrapata que la comunidad científica tenía en duda.
Todo comenzó cuando Andrés Moreira y Eugenia Corrales, del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) de la Universidad de Costa Rica (UCR), recolectaban murciélagos para un proyecto que pretendía averiguar si podrían ser agentes multiplicadores del dengue.
En uno de estos murciélagos –capturado en Nicoya, Guanacaste– encontraron tres garrapatas y se las entregaron a Rolando Moreira (hermano de Andrés) y a Adriana Troyo, quienes trabajan en el laboratorio de investigación de vectores del CIET.
Desde el 2014 estos científicos analizan dichos insectos porque en ellos es común hallar bacterias del género Rickettsia.
Esta era la primera vez que alguien en Centroamérica buscaba dichos microorganismos en garrapatas de murciélagos. Lo que jamás se imaginaron era que, al secuenciar los genes, darían con una nueva especie.
"Vimos que había material genético nuevo, lo revisamos. Entonces tomamos porciones genéticas cada vez más grandes para confirmar el hallazgo, y así fue", comentó Rolando Moreira.
Troyo agregó: "estas bacterias son genéticamente muy similares. Hay porcentajes de similitud, pero al hacer los análisis vimos que era lo suficientemente diferente como para decir que se trataba de una especie nueva".
El paso siguiente fue bautizarla. "Pueden llevar el nombre de investigadores en el tema, de otros grandes científicos, pero decidimos irnos por algo que identificara a Costa Rica. Como la bacteria se halló en un murciélago en Nicoya, decidimos que fuera la Rickettsia nicoyana", explicó Troyo.
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De momento, la bacteria se conoce como "Candidatus Rickettsia nicoyana ", pero su nombre aún no es oficial. Los científicos deben ahora describirla, es decir, estudiar a fondo sus características físicas y de vida para reportarla y reconfirmar que se trata de algo nuevo.
Las rickettsias son bacterias intracelulares, es decir, necesitan infectar una célula y habitarla para poder crecer, reproducirse y sobrevivir.
Algunas rickettsias, como por ejemplo la Rickettsia riquetsii, pueden infectar al ser humano y causar infecciones graves hasta causar la muerte.
Otras infectan a animales domésticos como los perros y algunas conviven en la garrapata sin provocar el menor daño.
Paso a paso
Descubrir esta especie de microorganismo no fue tarea sencilla para los investigadores. Pasaron más de dos años desde el momento en el que se vieron las primeras diferencias genéticas hasta que la revista científica Ticks and Tick-borne Diseases les publicó los resultados.
Lo primero que hicieron fue ver si las garrapatas tenían alguna Rickettsia. Para ello tomaron dos de las tres garrapatas y extrajeron su ADN. La otra garrapata se conservó para un posterior estudio.
Luego, llevaron la bacteria al laboratorio y allí la reprodujeron en cultivo celular, para comenzar el análisis genético de esta especie.
"Al principio, cuando analizamos las tres porciones de genes, queríamos pensar que sí era algo diferente. Conforme vimos mayores porciones de genes, notamos que sí, que era algo novedoso", recordó Moreira.
En total, se secuenciaron cinco genes para establecer la nueva especie.
Especie de garrapata sí existía
La 'Candidatus Rickettsia nicoyana' no fue el único hallazgo sobresaliente del estudio. Esta investigación confirmó la existencia de la garrapata Ornithodoros knoxjonesi, que nunca se había visto en el país y se creía que no existía del todo o se había confundido con otras.
Cuando comenzó el análisis, las tres garrapatas halladas en el murciélago de Nicoya estaban en fase de larvas y medían aproximadamente un milímetro.
A la tercera de ellas (la que se dejó para su posterior estudio) se le efectuaron análisis de ADN y los resultados fueron comparados con otras especies. En esta parte del proceso se contó con la colaboración de científicos de Brasil, Uruguay, México y Argentina.
"Al final vimos que sí se trataba de esta especie de garrapatas, demostramos que sí existe, y que además está aquí en Costa Rica. Que las especies con las que se podía haber confundido eran distintas", aseveró Troyo.
¿Qué sigue?
Troyo y Moreira continuarán estudiando y buscando rickettsias, pero están claros en que la "Candidatus Rickettsia nicoyana" les seguirá dando más trabajo, pues aún deben indagar más sobre ella.
Ellos quieren averiguar si la bacteria es patógena y si podría tener alguna consecuencia para el ser humano.
Una de las pruebas que se realizará consistirá en infectar células en laboratorio a diferentes temperaturas. Si "Candidatus Rickettsia nicoyana" no crece a 37 grados Celcius (temperatura promedio del ser humano) difícilmente podrá infectar a una persona.