Unas 90 ranas Arlequín Limosa (Atelopus limosus), criadas bajo el cuidado humano, fueron liberadas en la selva panameña por científicos del Instituto de Conservación Biológica del Smithsonian (SCBI, por sus siglas en inglés).
Los investigadores colocaron mini transmisores de radio en estas ranas — endémicas de Panamá Central— para determinar cuáles son los factores que influyen en su sobrevivencia, al pasar de un ambiente controlado a un entorno salvaje. Además, desean saber si serán resilientes (si podrán recuperarse de perturbaciones en su entorno sin variar su estructura) y si continuarán reproduciéndose.
Con los datos obtenidos, se proponen plantear un programa de reintroducción de estos anfibios, que figuran en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como en peligro de extinción.
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Brian Gratwicke, coordinador internacional del programa de rescate y biólogo de conservación de anfibios en el SCBI explicó que: "Sólo al comprender las pruebas y tribulaciones de la transición de una rana, de la atención humana al entorno salvaje, tendremos la información que necesitamos para desarrollar e implementar programas de reintroducción exitosos".
Según el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá esta especie solía ser abundante, pero ha experimentado un "declive severo debido a la quitridiomicosis, tanto en sitios de tierras altas y tierras bajas y ahora son extremadamente raras".
La quitridiomicosis es una enfermedad que afecta a los anfibios, el hongo quítrido ha llevado a muchas especies de ranas al borde de la extinción en América Central, Australia y el oeste de Estados Unidos.
Este anfibio se encuentra de dos formas: "Una de las formas es una rana de color dorsal marrón claro con nariz y punta de los dedos amarillos. La segunda forma tiene un llamativo patrón dorsal con bandas semejantes a una "V" invertidas de color negro y amarillo", explica el proyecto de rescate en su sitio en Internet.
Además aclara: "Las hembras de ambas formas de color tienen vientres rojizos, mientras que los machos tienden a tener vientres blancos con manchas negras".
Experimento
La liberación de las ranas fue efectuada en la Reserva Valle del Mamoní; los animales cuentan con una etiqueta bajo la piel que los científicos utilizarán para identificarlos y también fueron marcadas con punta de elastómero, capaz de brillar bajo luz ultravioleta, esto con el fin de poder distingirlas de otros grupos de ranas en el futuro.
Asimismo, los científicos tratan de evaluar si un ensayo de liberación podría mejorar las posibilidades de sobrevivencia de los anfibios. Es por esa razón que, un mes antes de insertarlas en la reserva, 30 de los individuos fueron colocados en el sitio, solo que en jaulas, para que pudieran aclimatarse al entorno y alimentarse de invertebrados.
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Los investigadores se enfocaron entonces en evaluar aspectos como supervivencia, dispersión y comportamiento de estos anfibios, así como determinar si el cálido microclima del área protege a las ranas de la enfermedad provocada por el hongo quítrido.
Este ensayo permitió "monitorear la salud y la condición corporal general de los animales sin el riesgo de perder inmediatamente alguna rana debido a una serpiente hambrienta", comentó Angie Estrada, estudiante de doctorado en Virginia Tech.
Debido a la amenaza que representa la quitridiomicosis, entre los años 2008 y 2010, se recolectó a individuos de esta especie.
El sitio web del Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá explica que recolectaron ranas de esta especie y lograron establecer "una población fundadora segura (20 machos y 20 hembras) y lograron tener "una primera generación de numerosos descendientes".
Las Atelopus limosus liberadas forman parte de esa primera generación.
"Estas ranas criadas en cautiverio ahora estarán expuestas a su mundo, donde los depredadores y los patógenos están siempre presentes en el ambiente. Su viaje ayudará a proporcionar la llave para salvar no sólo a su propia especie, sino también a otras especies de anfibios de Panamá en peligro crítico", resaltó Roberto Ibáñez, Director del proyecto de rescate y científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).