París. El koala, el marsupial con aspecto de oso de peluche emblemático de Australia, acaba de revelar el secreto de su genoma, un avance que podría ayudar a proteger a este animal vulnerable cuya población se reduce de manera espectacular.
“Los koalas están amenazados en Australia. La secuencia del genoma nos ha ayudado a documentar y comprender su diversidad genética y servirá para los futuros trabajos de conservación”, explica a la AFP Rebecca Johnson, del Australian Museum de Sídney, coautora del estudio.
Se encuentran koalas en los bosques del este y sureste de Australia, así como en algunas islas del ‘continente’. Pero el ícono australiano, que algunos no dudan en calificar de “tesoro nacional”, es víctima de la destrucción de su hábitat, del cambio climático, conductores desaprensivos, perros, etc.
LEA MÁS: Los koalas se mudan de los eucaliptos a otros árboles debido a las altas temperaturas
Cuando llegaron los primeros colonos británicos en 1788, los koalas eran más de diez millones. Pero, según la Fundación australiana del koala, actualmente quedan apenas poco más de 43.000 en estado salvaje, lo que le significa a este marsupial figurar como “vulnerable” en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Más de 50 investigadores de siete países colaboraron en este estudio publicado este lunes en la revista Nature Genetics. Estos descubrieron 26.558 genes, descifrando el genoma del marsupial “con una precisión del 95,1%, lo que es comparable a lo logrado con el genoma humano”.
Biología única
Un avance que permite saber un poco más sobre la biología única de este animal, endémico en Australia. En particular sobre la “excelente caja de herramientas”, un ensamble particular de genes, que le permite digerir (las hojas del) eucaliptus, que contiene fenoles (ácido carbólico o fenílico, entre diversas denominaciones) tóxicos para los otros animales.
El koala devora fácilmente un kilogramo de hojas de eucaliptus por día (aunque duerme 20 horas sobre 24 mientras las digiere).
“Esto probablemente le ha ayudado a encontrar un nicho (alimenticio) para sobrevivir. Puede contar con esta fuente alimenticia casi sin competencia, puesto que otras especies no pueden desintoxicarse de manera tan eficaz”, destaca Rebecca Johnson.
Pero esta particularidad que puede considerarse una ventaja tiene su contraparte: este régimen alimenticio casi exclusivo lo hace particularmente vulnerable a la desaparición de los bosques de eucaliptus, ya sea por la intensificación de la deforestación y el desarrollo urbanístico.
Los investigadores también identificaron los genes vinculados a su sistema inmunológico. Un paso hacia la puesta a punto de vacunas para luchar contra ciertas enfermedades, como la clamidia (infección bacteriana asintomática) que devasta a las poblaciones de koalas. No existe actualmente tratamiento para esta enfermedad de transmisión sexual, que puede provocar ceguera, esterilidad y la muerte.
Además, el desarrollo humano invade el territorio de los koalas, algo que los obliga a vivir cada vez más cerca entre ellos, lo que aumenta la interacción entre individuos y el riesgo de contaminación.
Según los investigadores, los koalas aislados por la fragmentación de su hábitat se vuelven más pobres a nivel genético, lo que puede favorecer problemas de consanguinidad.
Según Johnson, esto último es más elevado en los koalas de Victoria y Australia meridional que entre sus primos de Queensland y Nueva Gales del Sur.
Haber descifrado el ADN de estas poblaciones “nos permite hacer recomendaciones para preservar la diversidad”, cuando esta existe, y “prever desplazamientos para mejorarla”, allí donde sea necesario, concluye la investigadora.