Robusto y feroz, el tiburón toro ( Carcharhinus leucas ) es una de las grandes especies que dominan las aguas del Pacífico tropical oriental.
Pese a su gran tamaño y majestuosidad, poco se sabe sobre los hábitos de la población de esta especie que ronda los mares de Costa Rica , particularmente del Área de Conservación Guanacaste (ACG).
Para los biólogos de la organización Misión Tiburón , conocer al “toro del océano” contribuirá no solo a su conservación, sino también a la de toda el área marina protegida.
Los tiburones son claros indicadores de la salud de un ecosistema. Su presencia confirma que ellos encuentran buenas presas para alimentarse y, por tanto, revela que hay riqueza biológica en el sitio.
El cómo. Para ‘monitorear’ la especie, los científicos se valen de las ondas sonoras. Andrés López e Ilena Zanella son los investigadores. Ellos utilizan la técnica de marcaje acústico para obtener información detallada de los lugares por donde transita el tiburón toro, las horas en las que nada por la ACG, y cuánto tiempo se pasa por allí.
Según López, el proyecto se apoya en la experiencia de los buzos de la zona para colocar marcas al tiburón. “El buzo se acerca a los tiburones, a uno o dos metros, y dispara la arbaleta (arpón). Este ha sido modificado para que en lugar de la punta tenga la marca. Ella penetra en el dorso del animal, se aplica lo más cerca posible a la base de la aleta dorsal”, explicó.
En la costa de los islotes en donde se han producido avistamientos del animal se colocan los receptores que captarán la señal sonora que las marcas emiten cada minuto. Las ondas acústicas se captarán cuando los tiburones se acerquen a menos de 800 metros del receptor.
Uso extendido. Esta tecnología es la misma que se usó en el marcaje de tiburones martillo en el golfo Dulce, aunque en esa ocasión los ejemplares juveniles se sacaban del mar para colocarles el emisor de señales. En este caso, sin embargo, debido al gran tamaño del tiburón toro –puede alcanzar más de tres metros de longitud– se optó por el método de la arbaleta que es como una pistola acuática.
“Lo bueno de esta técnica es que existe toda una red en el Pacífico tropical oriental que la utiliza. Hay receptores exactamente iguales a los que usamos con el tiburón toro en México, Panamá, Colombia y Galápagos”, comentó López. Esto ayudaría a saber si el tiburón hace recorridos de gran distancia cerca de la costa, ya que se sabe que no se aventuran al mar abierto.
Hasta el momento, el equipo de Misión Tiburón ha marcado a cinco hembras. Ellos esperan, en el futuro, realizar marcaje de tiburones machos y juveniles para tener un conocimiento más integral de la especie.
Datos preliminares. Gracias a los seis meses de datos recolectados, hasta el momento se cree que la isla de San Pedrillos, en el área marina de la ACG, es utilizada por las hembras como sitio de limpieza luego de la cópula. Según López, el apareamiento de la especie “es tan agresivo que a veces quedan enterrados dientes del macho en la piel de la hembra”.
Ellas llegarían al borde del islote para limpiar las heridas resultantes, y por ello a veces se encuentran dientes de tiburón cerca de la costa. La actividad de las hembras marcadas se registra principalmente en el día.
Se cree que durante la noche, los tiburones toro aprovechan la oscuridad y se alimentan en lugares profundos.
Protección. Debido a que el archipiélago Murciélago –el conjunto de islas en la ACG donde se estudia al tiburón toro– se ubica al borde del área protegida, conocer sus hábitos de vida y desplazamiento permitiría saber si es necesaria mayor protección para la especie en los alrededores.
De acuerdo con López, esta podría ir desde la restricción parcial del buceo a ciertas horas para no ahuyentar a la especie, hasta la solicitud de que se amplíe la zona marina de conservación.
Esta especie tiene una distribución mundial en las zonas tropicales y templadas, con apariciones estacionales en aguas frías.
Su alimentación incluye tortugas, pájaros, delfines, crustáceos y mamíferos terrestres.
La lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) coloca al tiburón toro entre las especies en riesgo de amenaza. Esta es una de las pocas especies de tiburón que permanece por gran tiempo en cuerpos de agua dulce y se ve afectada por la cercanía con el hábitat de los seres humanos, así como por el aleteo y contaminación.