Estudiantes costarricenses triunfaron en las Olimpiadas Iberoamericanas de Ciencias Biológicas y este domingo regresan al país con una medalla de oro, dos de bronce y una mención honorífica en sus manos.
Las justas, compuestas por exámenes teóricos y prácticos, se realizaron en Cochabamba, Bolivia, del 8 al 14 de setiembre y reunieron a 46 colegiales de 13 países.
En ellas, Alexander Chinchilla obtuvo medalla de oro, Pamela Bolaños y Monserrat Matamoros ganaron bronce y se entregó una mención honorífica a Eduardo Venegas. Ellos viajaron acompañados de sus profesores y tutores José Pereira y Federico Herrera, quienes además fueron parte de los jurados del evento.
Los costarricenses se midieron contra estudiantes de Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Portugal, Brasil, Cuba, España y Perú.
“Costa Rica sigue mostrando su sensibilidad hacia las ciencias biológicas, esta vez a nivel Iberoamericano. En nuestro país se forman y bioalfaberizan individuos con visión científica, pero con una gran sensibilidad social. El objetivo es potenciar las competencias del pensamiento científico como una forma de integrar actitudes, destrezas, habilidades y competencias para que pueden enfrentar y dar respuestas a situaciones que cotidianamente enfrentan”, comentó Pereira.
Este no es el único logro reciente de los jóvenes costarricenses en olimpiadas científicas. El pasado 29 julio, Fabrizio Salas Ramírez, de 18 años, ganó medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Química, realizada en París, Francia.
Para alcanzar este honor, el joven tuvo que pasar por una prueba de laboratorio de cinco horas de duración y una prueba teórica de un lapso similar.
La competencia
Según el perfil de las XII Olimpiadas de Ciencias Biológicas, esta competición puso a prueba todo tipo de conocimientos para los estudiantes.
Durante toda la semana, los participantes realizaron dos pruebas teóricas y tres prácticas (dos en laboratorio y un rali).
Los exámenes teóricos tuvieron una duración de alrededor de dos horas y debían resolverse de forma individual. Allí se calificaron siete áreas de las ciencias biológicas: biología celular, anatomía y fisiología vegetal, anatomía y fisiología animal, etología (rama que estudia el comportamiento animal en su hábitat natural o en condiciones de laboratorio), genética, ecología y biosistemática (área que estudia la historia evolutiva de las especies).
Por su parte, las prácticas de laboratorio evaluaron tres áreas: biología celular y molecular; ecología y anatomía, y biología y biosistemática vegetal. En esta parte se realizaron dos pruebas, cada una de aproximadamente hora y media de duración.
El rali tuvo características muy diferentes. Para él se formaron equipos interpaíses que respondieron a preguntas de conocimiento y realizaron competencias deportivas con juegos. Para esta actividad los estudiantes dejaron las aulas y laboratorios y los cambiaron por un jardín botánico.
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