La ciencia ha demostrado que nuestro cerebro cambia conforme envejecemos. Sin embargo, usualmente sus exploraciones se centran en el rápido desarrollo que se da en los seres humanos durante la gestación y los primeros tres años de vida y luego en el deterioro progresivo que se da posterior a los 70 años.
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Poco se había estudiado sobre qué ocurre al pasar de una etapa del desarrollo a otra, por ejemplo de "adulto joven" (entre los 18 y los 25 años) a "adulto medio" (cuya primera fase se sitúa entre los 25 y los 40 años y la segunda entre los 40 y los 65).
Se creía que en estas edades el cerebro era muy estable.
Un grupo de científicos de la Universidad de Beijing en China decidió estudiar la estructura cerebral en el paso de una etapa a la otra y comprobó que si se da un "microcambio" en esta época.
Sus hallazgos fueron publicados en la revista Frontiers in Human Neuroscience.
Para llegar a tal conclusión, los científicos analizaron una base pública de resonancias magnéticas de 111 individuos entre los 18 y los 55 años, todos ellos completamente saludables. Las personas se habían sometido a una especie de resonancia más sensible en la que se observaban también las estructuras nerviosas.
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Los investigadores vieron algo diferente al comparar la edad de los pacientes con los resultados de la anisotropía, un valor del tejido cerebral que depende de la integridad de las fibras de sustancia blanca (parte de la médula espinal cubierta con fibras nerviosas).
Cuanto mayor era la persona, menores eran los valores de la anisotropía. Tan evidente era este resultado, que los científicos podían predecir la edad del individuo con solo saber su valor anisotrópico.
Anteriormente no se habían estudiado estos componentes cerebrales para ver cambios en el cerebro adulto.
Las zonas cerebrales que mostraron más cambios sí han estado relacionados anteriormente con deterioro cognitivo, como razonamiento pobre, memoria baja y tiempos de reacción más lentos. Sin embargo, estos cambios no tienen que ver con deterioro cognitivo en quienes ya participaban, de los participantes ninguno mostraba problemas mentales ni signos de demencia –pero ya se registraban los primeros antecedentes–.
Para el equipo de científicos sí fue interesante corroborar que sí se dan cambios estructurales aún en la etapa considerada como la más estable del desarrollo cerebral.
Lixia Tian, autora principal del reporte científico, aclara que esto no quiere decir que estas personas vayan a tener mayor deterioro en sus funciones o capacidades mentales en un futuro.
¿Qué sigue?
Esta es solo la primera parte de una investigación mayor, que se concentra en saber los diferentes cambios del cerebro en los diferentes momentos de la vida.
"Queda mucho trabajo por hacer. Por ahora, ya sabemos que esta es la etapa de la vida en la que se dan los cambios más sutiles, pero estos cambios son reales y no podemos pasarlos desapercibidos", reconoció a la prensa Tian.
"Queremos saber la trayectoria de esos cambios en la microestructuras cerebrales en un grupo más grande de personas, y, en un futuro, poder hacer un modelo de cómo son los cambios del cerebro desde el vientre materno hasta la vejez extrema", puntualizó la especialista.