De niños, es muy probable que Scott y Mark se hayan enojado porque la gente los confundía, pero hace cuatro años la razón de ello se volvió una ventaja única. Como gemelos idénticos y, además, como astronautas de la NASA, los hermanos Kelly se volvieron sujetos de un experimento único en la historia: medir el efecto del espacio en el cuerpo humano.
Diez equipos, que reunieron a más de 80 científicos, analizaron los datos y concluyeron que los cambios son muchos. La revista Science publicó los resultados.
Mientras Scott estuvo 340 días viviendo en la Estación Espacial Internacional (EEI), Mark pasó el mismo tiempo con los pies en la Tierra. Ambos se tomaron muestras de sangre y de orina, y se sometieron a diversos exámenes.
Una vez analizados, se descubrió que Scott volvió a la Tierra siendo un gemelo bastante menos idéntico. Durante la estadía en la EEI, los genes de Scott comenzaron a comportarse diferente.
“En los últimos seis meses de misión, hubo seis veces más cambios en la expresión de sus genes que en la primera parte de ella”, dijo Christopher Mason, profesor del Weill Cornell Medicine, de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, y líder de uno de los 10 equipos de científicos.
Esos cambios interfirieron con el sistema inmune del astronauta, así como con la capacidad de su cuerpo de producir energía.
Luego de seis meses tras su vuelta a la Tierra, más del 90% de esos cambios desaparecieron, pero el resto aún permanece.
“No sabemos si estos son buenos o malos”, aseguró el especialista. El tiempo permitirá conocer la respuesta.
Alteraciones inesperadas
La forma del globo ocular de Scott también cambió, mientras que la composición de su microbiota mutó dramáticamente. Pero lo que más intrigó a los científicos fue la ralentización del envejecimiento celular del astronauta.
Los telómeros, especie de escudos protectores que se encuentran en las terminaciones de los cromosomas, se van acortando con el tiempo, lo que reduce la protección del material genético y hace que las células trabajen mal.
Pero mientras los telómeros de los glóbulos blancos de Mark se acortaban en la Tierra, sorprendentemente los de Scott se alargaron en el espacio.
Pero de vuelta, Scott no solo perdió los telómeros más largos, sino que ahora tiene más de los cortos que antes de pasar un año en órbita.
Los telómeros cortos son sinónimo de riesgo de envejecimiento acelerado, explicó Susan Bailey, investigadora de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos y líder de otro de los equipos.
Ellos también aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
“Si logramos entender qué causa los cambios en el largo de los telómeros, quizás podremos detener el envejecimiento. Esto es algo que beneficiaría a todos”, agregó.
“Muchos de los procesos que le ocurren al cuerpo en la Tierra aumentan en intensidad en el espacio por la mayor radiación y la falta de gravedad”, explicó Emilio Herrera, académico de Fisiopatología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.
Ello significa que procesos como la expresión de los genes se aceleran, lo que posibilita experimentos que tomarían mucho más tiempo en la Tierra.
“Por ello esta información es tan valiosa”, dijo. Incluso, a pesar de que los sujetos de estudio tengan entrenamiento físico y psicológico fuera de lo común.
'Este estudio entrega la visión más completa, a nivel molecular, de cómo responde el ser humano al espacio. Sus resultados ayudarán a expandir la comprensión de las adaptaciones fisiológicas y psicológicas". GDA/El Mercurio/Chile