Aplicaciones Científicas

En nuestro cuerpo viven unos 48 billones de bacterias, 60 billones de virus y varios miles de millones de hongos

En el mes de la ciencia, el microbiólogo Edgardo Moreno responde las consultas de los lectores

Esta imagen de microscopio muestra algunas de las bacterias que habitan en la placa bacteriana de nuestras bocas. (Mark Welch, PNAS)

Dentro del organismo humano conviven trillones de especies microscópicas, en su mayoría con funciones definidas que ayudan en muchos procesos de nuestro metabolismo o nos protegen de la acción de otros microorganismos que sí podrían resultar dañinos.

"Se ha calculado que un humano tiene cerca de 37 billones (millones de millones) de células corpóreas y por cada una de ellas hay cerca de 1,3 bacterias, es decir, unas 48 billones. Esto sin contar el número de virus, que ronda en unos 60 billones. Además, en el cuerpo habitan varios miles de millones de hongos y millones de ácaros. Todos felices y contentos", apuntó Edgardo Moreno, microbiólogo especialista en Inmunología, Microbiología Celular y Enfermedades infecciosas y miembro de la Academia Nacional de las Ciencias (ANC).

Esta es una de las consultas planteadas por lectores de La Nación y que Moreno respondió como parte de la iniciativa "Pregúntele al científico".

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Al igual que en el 2016, este especial invita a los lectores a plantear sus consultas sobre temas diversos. Especialistas de la ANC dan respuesta a las interrogantes formuladas y estas se publican en este medio todos los viernes de agosto, mes de la ciencia.

El microbioma (microorganismos del cuerpo) protege contra enfermedades, controlando a los agentes patógenos y estimulando las defensas. Además, desdobla los alimentos para que sean digeribles y nos suministra micronutrientes como las vitaminas. El microbioma también es responsable en parte del "tufillo" que despiden las personas y que los identifica.

Mientras las bacterias, hongos y protozoarios (organismos unicelulares) son especies autónomas que se multiplican, los virus como los que causan el dengue y la gripe, necesitan de las células para replicarse. Por eso, los virus siempre son parásitos. Por otro lado, la malaria y el papalomoyo son protozoarios, parásitos que causan enfermedad. Algunos son animales, como los gusanos que viven en el intestino. Sin embargo, la mayoría de las relaciones parasíticas son buenas, incluyendo algunos gusanos y protozoarios, y solo unas pocas son malas.

Edgardo Moreno es especialista en Inmunología, Microbiología Celular y Enfermedades infecciosas. (Academia Nacional de las Ciencias)

Por cada organismo dañino hay millones de millones de beneficiosos. Se ha calculado que para los seres humanos el total de patógenos ronda en no más de 500 especies. De estas solo cerca de 50 son realmente peligrosas.

Hay patógenos más virulentos que otros, pero ninguno es 100% letal, aunque algunos se aproximan. Por ejemplo la toxina del tétano y botulínica de bacterias son casi siempre mortales; sin embargo, se han reportado sobrevivientes. El virus de la rabia es letal una vez que los síntomas se manifiestan, aunque se han salvado algunas personas.

Sin microbioma no se puede sobrevivir; pero como es muy diverso, no se sabe a ciencia cierta cuales microorganismos son los esenciales. Muchos de los llamados Firmicutes que habitan el organismo son necesarios, pero en su conjunto.

Los niños recién nacidos que no tengan Lactobacillus y Bifidobacterium en su tracto intestinal tendrán grandes problemas para sobrevivir, ya que no podrán digerir la leche.

Staphylococcus epidermis es una bacteria esencial para proteger la piel; sin ella se tendrían infecciones que podrían ser mortales.

Es una percepción equivocada que viene del siglo XIX, cuando se descubrieron los primeros microorganismos causantes de enfermedad. Entonces, se estableció una sinonimia entre microbio y enfermedad, lo que es un error. La microbiología contemporánea ha logrado demostrar que el 99,999999999999% de los microorganismos son beneficiosos o indiferentes para la vida de los humanos.

En general, en la boca. Se estima que hay 100 millones de bacterias por cada milímetro de saliva con un total de 615 especies. Por otro lado, debajo de una uña pude haber más microorganismos que habitantes en todo el continente americano. El lavado de boca y manos mata muchos microorganismos. Una boca limpia puede tener menos microorganismos que una mano sucia y viceversa. Ambos son importantes, pues protegen. El aliento de la boca depende de los microrganismos que la habitan y de la dieta. El ajo mata unos pero favorece otros...

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Antes de nacer los fetos tienen poblaciones bacterianas y virales definidas y normales, aunque en menos cantidad y variedad. Aparte de eso, no hay diferencias significativas en el número de microrganismos, entre sexos, razas y edades. En general, no hay relación significativa con el trabajo que desempeñan las personas. Incluso, las inmunosuprimidas y enfermas no tienen más microorganismos que las sanas, aunque sí puede variar el tipo.

Aunque el microbioma es parecido en todos los humanos, hay variaciones según en donde y cómo se viva. El microbioma varía con la dieta y edad: un niño recién nacido tiene un microbioma intestinal algo diferente al de un adulto, y un vegetariano al de un carnívoro. Los deportistas tienen la tendencia a cierto tipo de microbioma corporal, debido a la sudoración.

Los jabones, las cremas, talcos y demás menjurjes afectan y matan al microbioma corporal. Por otro lado, las personas que no se bañan tienen un poco más de microorganismos en la piel, uñas y pelo, aunque no en el intestino.

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Hay varios tipos de fármacos que afectan al microbioma. Los más severos son los antibióticos. Tomarlos irrestrictamente es un peligro, pues ellos eliminan a muchos microorganismos beneficiosos, ya que no los distinguen de los patógenos. Los tratamientos deben tomarse completamente a como se recomienden. De otra manera pueden inducir el surgimiento de microorganismos resistentes a los antibióticos.

Sí, y son una de las causas más frecuentes de contaminación. Por eso se obliga a usar gorro. Cada cabello puede tener de miles a millones de microorganismos. Los microbios del cabello representan un grupo particular: unos viven en el folículo y otros en el pelo propiamente. Dependiendo del largo y de la higiene personal, el cabello puede tener más o menos microorganismos. Si hay piojos el número de microorganismos es más elevado.

Para ver microbios por todos lados se necesita una visión microscópica: sin embargo, ellos están por todos lados. Lo que es normal y beneficioso.

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Lavarse las manos antes de comer, para cocinar o después de manipular ciertos objetos, es un buen hábito. Sin embargo, hacerlo en exceso y usar frecuentemente alcoholes no es conveniente, pues quita las grasas naturales que protegen la piel de las manos y las reseca. Además, se elimina la microbiota normal que protege. Eso las hace más susceptibles para que ciertos microorganismos, como hongos oportunistas, se instalen y causen enfermedad.

El músculo vivo (llamado carne) está libre de gérmenes. Cuando se expone, empieza a contaminarse por la manipulación y por el aire. Un bistec sin refrigeración en un día puede albergar 100.000.000.000 de microorganismos por centímetro cubico. Lo suficiente para dar mal olor, causado en su mayoría por las bacterias. Respecto a las frutas y verduras, varía. Las cáscaras de muchas frutas tienen sustancias “antibióticas”, que impiden el crecimiento de microorganismos, lo que evita que penetren y que proliferen, aunque estén presentes. Los tubérculos tienen cáscaras duras que los protegen, sin embargo sus superficie tiene cientos de millones de microorganismos por centímetro cuadrado, lo mismo que una lechuga sin lavar.

Es especialista en Inmunología, Microbiología Celular y Enfermedades infecciosas. Su área de investigación se enfoca en la comprensión de la inmunología y de la patobiología de la brucelosis, una enfermedad infecciosa que afecta al ganado y que podría transmitirse al ser humano si entra en contacto con un animal o consume sus derivados.

El mal se caracteriza por fiebres altas, fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, dolor abdominal, sudoración, ganglios inflamados, entre oros.

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Moreno ha trabajado en el diagnóstico de la enfermedad y en resolver la evolución, taxonomía y virulencia del género Brucella, bacteria que transmite la enfermedad.

Es miembro del Sistema de Estudios de Posgrado de las menciones de Microbiología, Biología, Fisiología y Bioquímica de la Universidad de Costa Rica (UCR) y Asesor del Doctorado en Ciencias de la UCR. Es Catedrático, Coordinador del laboratorio de Inmunología del (Programa de Investigaciones de Enfermedades Tropicales) PIET, profesor de varios cursos de grado y de posgrado e investigador en la UNA y UCR, es miembro de la ANC, revisor de proyectos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y revisor de varias revistas internacionales.

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Si usted siente curiosidad por los temas científicos, este mes tendrá la oportunidad de hacer sus consultas a expertos de la Academia Nacional de Ciencias.

La próxima semana, el tema será la exploración espacial, y la científica Sandra Cauffman, costarricense que trabaja en la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) responderá sus dudas. Esté pendiente de la publicación en Facebook/lanacioncr o envíe un correo a una de estas direcciones: irodriguez@nacion.com o ivannia.varela@nacion.com.

Irene Rodríguez

Irene Rodríguez

Periodista de Ciencia y Salud. Trabaja en La Nación desde 2009 y en periodismo desde 2004. Graduada de Comunicación Colectiva en la Universidad de Costa Rica, donde egresó de la maestría en Salud Pública. Premio Nacional de Periodismo Científico 2013-2014. Premio Health Systems Global 2018. Becada del Fondo Global de Periodismo en Salud 2021.

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