¿Por qué muchas personas ven la ciencia como complicada y lejana? De acuerdo con el físico de partículas Javier Santaolalla, todo ser humano nace con esa curiosidad innata por los asuntos científicos, pero en el camino la va perdiendo, en gran medida, porque la educación de las ciencias permanece rígida y sin evolución.
Sin embargo, existen formas de cambiar esta realidad y esa claramente es una de sus causas: demostrar que la ciencia es parte de todos nosotros, que está a nuestro alrededor y que todos podemos re-enamorarnos de ella, como nos sucedía en la niñez.
Para ello, este científico español se vale de distintas armas: dos canales de Youtube: Date un voltio y Date un vlog. Además, ha escrito libros que explican en palabras sencillas distintas aristas de las ciencias. Entre ellos están Si tú me dices gen, lo dejo todo, Si venimos del mono, ¿por qué somos tan cerdos?. Su más reciente publicación se llama El bosón de Higgs no te va hacer la cama ¡ni aunque le insistas!
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Sataolalla –quien fue investigador en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN)– también es parte del grupo Big Van Ciencia, en el que, junto con otros científicos, da espectáculos sobre ciencia, talleres de formación para educadores de la ciencia y adultos, y colabora con grupos de investigación.
"Hay tres temas que siempre enganchan a la gente con la ciencia. El primer tema son asuntos de actualidad. Si se dio un descubrimiento científico muy fuerte y hay noticias sobre ello, o si se anuncia un premio Nobel, la gente va a querer saber sobre eso. El segundo punto son las cosas de nuestro día a día: ¿por qué el Sol brilla?, ¿por qué la sal nos sabe salada? Y el tercero son preguntas que nos hacemos todos en algún momento: ¿hay vida en otros planetas? ¿se podrá viajar por el tiempo? Esto nos demuestra que la gente sí quiere saber sobre ciencia, solo tenemos que saber cómo contarla", indicó el científico.
Santaolalla se encuentra en Costa Rica para participar de distintas charlas durante la próxima semana. La Nación conversó con él después de su participación en el V Congreso de Innovación. Este es un extracto de lo que dijo.
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¿Por qué hay quienes tienden a ver a la ciencia como algo difícil o aburrido o se le tiene miedo cuando en realidad es algo que está a nuestro alrededor?
Porque realmente la educación de la ciencia no ha evolucionado todavía como debería y seguimos aprendiendo de una manera tradicional y muy lejana a como se hace la ciencia realmente. En nuestras manos está esa evolución.
"¿Tu ves como hace ciencia un científico? es de una forma muy diferente a como se enseña en las aulas. En la pizarra vemos más bien un reflejo de lo que no se tiene que hacer.
"La ciencia es un método que es hipótesis, experimentación, y validación, y no se aprende así. Lo ideal sería tener preguntas, hacer hipótesis e intentar responder esas preguntas con las hipótesis".
Y se vale cometer errores...
¡Eso es tan importante! El alumno (en la enseñanza tradicional) no aprende a equivocarse y esa es una parte muy bonita de la ciencia. Se debe entender que el error es vital en el aprendizaje.
"El error es un proceso natural del conocimiento. Hay que dar un espacio donde el alumno se equivoque, donde se pueda caer y no le duela, donde se sienta cómodo equivocándose.
"El frustrarse por no entender es una fase del aprendizaje. Que te sientas frustrado de no encontrar respuestas o de no entender es parte de eso, y de repente conforme lo sigues viendo y probando y así es como das con la respuesta.
"He recibido comentarios en mi canal de Youtube que dicen 'no entiendo lo que dijiste, pero me gustó mucho'. Pues bueno, así se comienza, ya si genera esa curiosidad por entender será más fácil hacerlo".
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¿Qué problemas hay en la educación tradicional de las ciencias?
Hay profesores que tienen su forma de realizar sus problemas. El alumno lo resuelve de una forma diferente y el profesor lo castiga. Debería ser al revés, que más bien se motivara, pero nos enseñan a pensar de una forma lineal, como si solo existiera una en la realidad.
"Yo tengo una anécdota de cuando yo estaba en el colegio. Tenía 14 años. Un profesor que se rio de un planteamiento mío que era diferente al suyo ¡Se burló de mí! Él hizo una pregunta sencilla y esperaba una respuesta en una línea y yo llegué a la misma conclusión por otro camino.
"Luego, en la universidad, vi ese razonamiento en una teoría. ¡Ahí estaba! Pero en su momento la pasé muy mal con la forma en la que mi profesor me trató.
"Nos acostumbran a dar respuestas lineales, y si tienes respuestas 'laterales', las penalizan. Eso nos está matando la creatividad y en ese paso mueren las formas que tenemos cada uno de encontrar las respuestas".
¿Cómo pasar a nuevas formas de enseñar la ciencia?
Hay tantas formas de enseñar la ciencia como un juego. Hay algo llamado gamificación, que es enseñar la ciencia de una forma lúdica. Funciona muy bien, hay muchos científicos que utilizan la ciencia como juego y así los retos se hacen más divertidos.
"Hay videojuegos que pueden enseñarte sobre ciencia. Detrás de muchos videojuegos hay mucho de ciencia, por la forma de razonar que debes aplicar para ganar. Si quieres ganar un videojuego tienes que estructurar tu mente y realizar ese juego de la forma en la que lo hace un científico: las formas de estructurar el cómo disparar, con qué fuerza, cómo saltar, cuándo apretar cada botón, todo eso es prueba y error.
"Y en eso la física lleva las de ganar. Más bien el reto es ser mal profesor de física, la física es tan apasionante y tan dinámica y genera tantas posibilidades de diálogo, de discusión y de dinamismo que creo que ser mal profesor más bien es un gran mérito, te tienes que esforzar mucho para convertir algo tan apasionante en algo tan aburrido".
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Pero no en todos los casos es culpa del profesor...
¡Claro! Muchas veces las malas lecciones son una muestra de la falta de instrumentos que tienen. En la mayor parte de los casos es gente que no cuenta con las herramientas para hacer las cosas diferente, o que tal vez las tienen pero no saben cómo usarlas.
"Muchas veces por eso es un trabajo en conjunto de gobiernos, con gente que esté interesada en el desarrollo de ciencias. También buscamos capacitar a los profesores para que se sientan respaldados y encuentren formas nuevas de educar".
Todo esto no solo motiva las vocaciones científicas, para apoyar los sueños de niños y adolescentes, si no también sirve para trabajar con quienes no se sienten atraídos por la ciencia
Son las dos cosas, por un lado, motivar a todas las personas que sí tienen esa vocación y ese deseo por las ciencias a que no se sientan relegadas por ese miedo y ese halo de que es difícil o rígido. Es necesario rescatar a todos esos científicos en ciernes para que logren su meta.
"Y no todos tienen por qué ser científicos, pero esas otras personas que tienen otras pasiones también pueden enamorarse de la ciencia y tener conocimientos generales. Tienes que saber un mínimo Y muchas veces no se sabe ese mínimo: ¿qué es el planeta Tierra? ¿Dónde está el planeta Tierra? ¿Por qué tenemos estaciones?
"En España se hizo una encuesta y me da vergüenza contarlo, pero el 40% de la gente pensaba que era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra. El treinta y pico decía que los dinosaurios y las personas habían convivido en un mismo tiempo cuando eso no fue así. Todos debemos saber un mínimo.
"La ciencia debe perder esa fachada de: esto es dificilísimo, nadie lo entiende y después del colegio no me va a servir para nada'.
"Me parece aberrante que la ciencia se quede en el entorno académico. La gente merece saber todo ese conocimiento que se ha generado en los laboratorios".
Los niños son científicos innatos, pero muchas veces los mismos adultos frenamos esos juegos o "experimentos" porque desordenan la casa. Lo mismo pasa en el salón de clases. ¿Cómo romper esa costumbre y más bien motivarlos?
Es eso: los niños aplican el método científico en sus juegos o experimentos. Ellos tocan, experimentan, hacen hipótesis y aprenden de lo que están experimentando.
"Los hominídos hemos llegado a donde hemos llegado aplicando el método científico, hemos sobrevivido aplicándole el método a nuestro entorno. Los homínidos que sobrevivieron fueron los que mejor entendieron ese entorno y lo aplicaron a su favor.
"En nuestro ADN está la curiosidad desde que nacemos. No sé qué es lo que ocurre, pero nos enseñan a no hacer preguntas, nos enseñan a no tocar, nos enseñan a pensar de una forma muy lineal, a resolver los problemas de la forma en como nos han enseñado, como si no hubiera otra más.
"¿Qué hacer para motivar a un niño? ¡Nada! ¡Dejarlo hacer, dejarlo jugar, dejarlo que pregunte y que busque respuestas!
¿Cómo llegó Javier Santaolalla a la ciencia? ¿Fue con esa curiosidad de niño?
Yo fui un niño normal, con esto te digo que no era de esos niños que pasaban metidos en los libros. Yo con 10 años no me la pasaba calculando cosas. No, yo era de los que les pegaba patadas a la pelota, de los que andaba correteando, como muchos menores en cualquier parte del mundo.
"En ese sentido, mi aproximación a la ciencia fue más bien tardía. Y fue muy parecido a como la gente puede tenerlo. Por eso es que la gente se identifica con mi mensaje. Yo no soy tanto el científico que nació con los libros, soy esa persona ajena a la ciencia que de repente la descubre por casualidad. Esto me permite aterrizar las cosas a la realidad.
"Me identifico con el ciudadano promedio, porque soy el ciudadano promedio, nunca fui un intelectual.
"Yo encontré de joven que tenía mucha facilidad para los números, para el pensamiento abstracto y muchas formas de buscar satisfacer mis dudas. Pero fue un experimento. Yo de hecho elegí ingeniería primero, la física me llegó después de los 20 años, en el colegio nunca me apasionó la física.
"Cuando con 21 años descubrí la física en la universidad, me sentí engañado. Sentí ¡qué maldito profesor me contó esas cosas que no tienen importancia en vez de contarme las cosas tan interesantes y tan maravillosas!
"Por eso en mi trabajo me dedico a comunicar: no quiero que haya otro yo por algún lado pensando en que la física o las ciencias en general son un asco cuando la realidad es completamente diferente".
¿Cómo surge ese deseo por comunicar la ciencia?
Fue por casualidad. Yo siempre he sido una persona muy tímida, pero cuando empecé a estudiar Física, la gente encontraba algo que le apasionaba y sentía esa emoción tan difícil de explicar que hace que los ojos te brillen de ilusión.
"Cuando yo comencé a contarle a mi gente cercana lo que yo hacía en investigación vi eso, y sentí esa sensación de bienestar: yo podía contagiar a otras personas de eso tan bonito que yo sentía.
"Eso fue algo definitivo: ver que yo podía generar esas emociones en otros, las mismas que otros científicos me habían generado a mí al escucharlos, las que yo veía en mis investigaciones.
"Todo el mundo recuerda al menos un momento de la infancia en donde vio la respuesta a una de esas preguntas de su vida y esto lo asombró, lo emocionó. Y yo juego con eso, con esas emociones.
"Lo que yo hago, más que enseñar, es preparar el terreno para aprender. Que las personas sigan pendientes con ese "¿qué pasa si...? ¿qué pasa si...?".
¿Cómo adaptar el lenguaje para ese propósito?
La ciencia tiene un lenguaje muy característico y muy peculiar, por eso el científico tiene problemas para comunicar. El esfuerzo que debemos hacer es que si Mahoma no va a la montaña, la montaña debe de ir a Mahoma. No es esperarnos a que la gente llegue, es buscarla para contarle.
"Pero también debemos saber cómo llegarle a la gente, no es decir: 'te lo voy a decir así, con estas palabras', es ir viendo cuáles formas son más claras para la gente. No se los pregunto directamente, pero lo veo en los comentarios. Aprendo de esos comentarios qué pautas seguir y qué lenguaje usar.
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"Yo lo estudio con un objetivo casi psicopático, porque busco incansablemente darme a entender. Lo mejor que puedes hacer para comunicar ciencia es primero saber escuchar, si sabes escuchar sabrás cómo contar mejor las cosas.
"Es un acto de rebeldía de lo que yo tuve, y de solidaridad: quiero que la gente sepa lo que es realmente la física y lo maravillosa que es".
Si no hubiera sido físico, ¿qué habría sido?
¡Reggaetonero! (ríe) No, siempre me gustaron la música y los deportes.
"Me habría encantado como opción ser concertista de piano, pero la música llegó todavía más tarde a mi vida y no lo desarrollé tanto, pero es algo que me apasiona muchísimo".
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¿Quiere verlo?
Javier Santaolalla se encuentra en Costa Rica para firmar libros y dar charlas a estudiantes, docentes y público en general.
La mayoría de las actividades ya tienen el cupo completo, pero hay dos a las que todavía las personas pueden asistir.
La primera es el miércoles 30 de mayo a las 8:30 p. m. en el restaurante El Jardín de Lolita, en Barrio Escalante, San José, donde se tendrá un conversatorio.
La segunda oportunidad es en una charla abierta en la Fundación Omar Dengo, en San José, el jueves 31 de mayo a las 3 p. m.
Para más información puede escribir al correo: javiersantaolalla.encostarica@gmail.com.