Al perder los nutrientes de la placenta después del parto y mientras empiezan a tomar leche, los recién nacidos sobreviven nutriéndose de sus propias células, demuestra un estudio publicado en la última edición de la revista británica Nature .
Científicos del Instituto Metropolitano de Ciencias Médicas de Tokio, dirigidos por Noboro Mizushima, analizaron el comportamiento de ratones convencionales y otros genéticamente modificados, y hallaron que estos últimos morían un día después de haber nacido debido a que no tenían ese recurso alimenticio.
Justo después de su nacimiento, los bebés se enfrentan a un período de inanición, al haber perdido la conexión con la placenta de la madre y no haber comenzado todavía a tomar la primera leche.
El equipo japonés descubrió que, inmediatamente después del parto, se produce un proceso celular llamado autofagia, que se mantiene durante varias horas.
Durante la autofagia, las células convierten componentes de su citoplasma en pequeños sacos digestivos llamados autofagosomas.
Los ratones creados genéticamente para no poder formar estos autofagosomas murieron un día después de nacer y sus niveles de aminoácidos se redujeron notablemente.
Los autores concluyen que la autofagia es esencial tras el parto para producir aminoácidos, que se utilizan como fuente de energía o para la formación de proteínas.