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Los científicos analizaron el ADN de 151 momias y otros restos humanos actualmente guardados en museos alemanes y que corresponden al período comprendido entre el año 1400 antes de Cristo y el 400 de nuestra era.
Los restos provienen de excavaciones realizadas a principios del siglo XX en Abusir el-Melek, a la orilla del Nilo.
Los expertos lograron reconstruir el genoma de tres de estas momias, análisis que se publica este miércoles en la revista Nature Communications.
El objetivo del equipo de científicos fue determinar si la población investigada había sido afectada genéticamente por conquistas extranjeras y también compararla con la de los egipcios actuales.
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Concluyeron que, al menos durante el período estudiado, hubo una gran continuidad genética y un parentesco cercano con la población del Medio Oriente, especialmente la que habitó el territorio que hoy corresponde a Siria, Líbano, Jordania y principalmente Israel.
"Los individuos que vivieron en el actual Israel hace unos 13 mil años están estrechamente emparentados con los antiguos egipcios", asegura a El Mercurio Johannes Kraus, director del Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana y autor principal del estudio.
"Probablemente su aspecto era muy parecido", sostiene, basado en la evidencia genética.
También los genes mostraron que tenían un vínculo estrecho con los habitantes de la península de Anatolia (que hoy ocupa Turquía) y con los del Neolítico europeo.
"En algunos casos, (los antiguos egipcios) estaban más emparentados con los primeros pueblos agricultores europeos que cualquier egipcio de hoy en día", dice.
"Los datos genéticos de la comunidad de Abusir el-Melek no mostraron mayores cambios durante los años que hemos estudiado, lo que sugiere que la población se vio relativamente poco afectada por las dominaciones extranjeras", agrega el genetista Wolfgang Hayeck, del Instituto Max Planck.
Tráfico de esclavos
Eso cambió en los últimos 1.500 años, cuando se produjo una penetración radical de genes de pueblos que viven al sur del Sahara o subsaharianos, y hoy el parentesco de los egipcios actuales apunta a esa región.
Según la investigación, tras la invasión romana se produjo un aumento del comercio entre la región subsahariana y Egipto.
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Los especialistas estiman que el tráfico de esclavos podría haber sido significativamente importante, ya que entre 6 y 7 millones de habitantes que vivían al sur del Sahara fueron llevados bajo esta condición al norte de África en los últimos 1.250 años.
No obstante, los científicos reconocen que los datos genéticos corresponden a un solo lugar de Egipto y no podría ser totalmente representativo de todo el territorio que comprendió el reino de los faraones. Por eso continuarán realizando otros estudios.