Lindau, Alemania. La ciencia en América Latina está despegando y lo hace a pasos agigantados gracias a la creciente interacción entre laboratorios de diferentes países, a la tecnología existente, a la calidad de sus científicos y al crecimiento de universidades de renombre en sus países.
Ese es el parecer de algunos premios Nobel consultados por La Nación en su reunión anual en Lindau, una ciudad en el sur de Alemania.
Según coinciden, el mundo hoy enfrenta retos sin precedentes y, para resolverlos, necesita más y mejor ciencia.
Esa forma de generar conocimiento debe ser más diversa: nuevos protagonistas de todas las latitudes son más que bienvenidos, especialmente los jóvenes científicos.
Y no lo dicen por ser políticamente correctos, porque eso es algo que no son por definición los premios Nobel de las diferentes disciplinas científicas. Lo dicen esperanzados y casi que tratando más bien de promover ese cambio.
“Por eso estamos aquí conversando 65 nobeles con jóvenes científicos, para estimularlos a dar su mejor esfuerzo”, declaró Dan Shechtman , científico israelí galardonado con el Premio Nobel de Química en el 2011, por el descubrimiento de los llamados cuasicristales.
“Cuando pienso en ciencia latinoamericana, pienso inmediatamente en Brasil y lo hago por las decisiones que ese país ha tomado con respecto al acceso a tratamiento antirretroviral y a no respetar la legislación sobre genéricos. El presidente tomó la decisión y pienso que fue muy valiente”, declaró la codescubridora del virus del sida Françoise Barre-Sinoussi.
Y añadió: “He estado muchas veces en Latinoamérica: en Perú, Argentina , Chile, Paraguay, México. Por supuesto que allí también se está haciendo buena ciencia en investigación clínica”, celebró.
Gran potencial. Por su parte, el astrofísico estadounidense Brian P. Schmidt se muestra completamente entusiasta.
“Yo he hecho bastante trabajo en Chile, porque ahí es donde están los telescopios. Este es el país de Latinoamérica del que sé un poco más. Creo que Chile está creciendo rápidamente con universidades y con los centros de investigación. Desde mi percepción, ha pasado de estar un poco rezagado hace algunos años a estar creciendo rápidamente en ciencia. Yo creo que Chile es un buen ejemplo de que ustedes (en América Latina) pueden hacerlo. Brasil también lo está haciendo muy bien”.
Schmidt agregó que queda mucho por hacer aún. “Se pueden fortalecer y crear núcleos de cooperación entre países que hablan el mismo idioma. Sería bueno promover que científicos viajen a otros países como Estados Unidos, conozcan más y regresen para compartirlo. Yo he conocido a varios costarricenses en Chile y eso me indica que se están formando esos núcleos de masas críticas”, dijo el científico, Premio Nobel de Física del 2011.
Desde su perspectiva, la única forma posible de lograr este despegue es invirtiendo en las universidades de mucha calidad y competencia. “Debe ser un porcentaje importante del PIB para que se puedan percibir cambios. Hay que invertir en educación”.
La ganadora del Premio Nobel de Química del 2009, Ada Yonath, comparte este parecer.
Para ella, lo urgente es ayudar a las personas a que encuentren lo que les apasiona y darles herramientas para que puedan hacerlo de manera espectacular. Esto se aplica si es ciencia y también si no, si se es hombre o mujer.
Yonath considera que se debe promover el trabajo en equipo y no la ciencia egoísta e individualista que solo está en la carrera por publicar y obtener premios.
El Premio Nobel de Medicina 2007, Oliver Smithies, opina que el lugar donde se produce la ciencia no es lo importante.
“Para mí, los científicos son prácticamente los mismos alrededor de todo el mundo. Son gente loca que se concentra mucho en resolver problemas específicos. Dicho eso, reconozco que casi no sé nada de la ciencia en América Latina, pero es que para mí lo importante es lo que hace la gente y no de dónde es”, declaró el genetista británico.
Smithies sugiere que se haga mucha ciencia de calidad en cualquier país, si se tiene gente con la voluntad de hacerlo.
Jack Szostak –Premio Nobel de Medicina 2009– augura un panorama positivo para el quehacer científico en la región. “Espero que la ciencia en América Latina se vuelva cada vez más prominente, que adquieran cada vez más recursos y más personas haciendo ciencia”, dijo Szostak, de origen polaco-británico.