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Muere Alan Bean, el cuarto hombre en pisar la Luna

El astronauta, quien además fue un célebre pintor de paisajes lunares y espaciales, falleció este sábado 26 de mayo, informó la NASA

El 21 de julio de 1969, más de 500 millones de espectadores observaron en sus televisores cómo los astronautas Neil Armstrong y Edwin Buzz Aldrin pisaban por primera vez el suelo lunar. Charles 'Pete' Conrad fue el tercero en hacerlo; Allan Bean, el cuarto. Foto: archivo LN.

Alan Bean, el cuarto ser humano en caminar sobre la Luna, murió este sábado 26 de mayo, informó en un comunicado la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).

El astronauta de la nave Apolo y del taller orbital Skylab, falleció a los 86 años en el Hospital Metodista de Houston, en Houston, Texas, Estados Unidos.

El hombre, de 86 años quien además fue un célebre pintor de paisajes lunares y espaciales, enfrentó una repentina enfermedad hace dos semanas, mientras viajaba a Fort Wayne, Indiana, en ese mismo país norteamericano. El padecimiento que lo aquejó no fue especificado.

“Alan era el hombre más fuerte y amable que he conocido. Él era el amor de mi vida. Lo extraño mucho”, dijo Leslie Bean, su esposa.

La compañera del astronauta comentó que “murió pacíficamente, rodeado de quienes lo amaban”.

Aquel piloto de prueba en la marina de los Estados Unidos, fue uno de 14 aprendices seleccionados por la NASA para formar parte de su tercer grupo de astronautas, en octubre de 1963.

Voló dos veces al espacio, primero como piloto del módulo lunar en el Apolo 12, la segunda misión de aterrizaje en La luna, en noviembre de 1969. Luego, como comandante del segundo vuelo tripulado a la primera estación espacial de los Estados Unidos, el Skylab, en julio de 1973.

“Alan y yo hemos sido mejores amigos por 55 años, desde el día en que nos convertimos en astronautas.… Cuando me convertí en jefe de la oficina de astronautas de la división del Skylab, trabajamos juntos y Alan, eventualmente, ordenó la segunda misión del Skylab”, contó Walt Cunningham, quien voló en el Apolo 7.

Apesarado, el también astronauta recordó los buenos tiempos compartidos con su amigo.

“Nunca hemos vivido más de un par de kilómetros de distancia, incluso después de salir de la NASA. Durante años, no pasaba un mes en que no compartiéramos una hamburguesa de queso juntos en el café Miller, en Houston. Estamos acostumbrados a perder amigos en nuestro negocio, pero este es uno difícil ”, continuó Cunningham.

El 19 de noviembre de 1969, Bean, acompañado del comandante del Apolo 12, Charles “Peter” Conrad, aterrizaron en el sector de la Luna conocido como Océano de las Tormentas, lo que lo convirtió en el cuarto ser humano en caminar sobre este astro.

Durante dos caminatas lunares, Bean ayudó a desplegar varios experimentos superficiales e instaló la primera estación generadora de energía nuclear en la luna.

Él y Conrad inspeccionaron la nave espacial robótica Surveyor y recogieron 75 libras (34 kilogramos) de rocas y suelo lunar para el estudio de vuelta en laTierra.

“Alan y Peter estaban muy comprometidos en la planificación para su exploración del sitio de aterrizaje Surveyor III, en el Océano de las Tormentas, y, en particular, en la actividad de entrenamiento de campo mejorada que se produjo con el éxito de Apolo 11. Este compromiso fue pagado con la colección de Alan y de Peter de una fantástica suite de muestras lunares, un regalo científico que siguen dando hoy y en el futuro ”, afirmó Harrison Schmitt, piloto del módulo lunar Apolo 17 y el único geólogo en caminar sobre la luna.

“Su descripción de las concentraciones verdes brillantes de olivine (mineral constituyente de rocas) como ‘vidrio de botella de Ginger Ale’, dio mucha risa a los geólogos en control de la misión, pues sabíamos exactamente lo que habían descubierto”, prosiguió Schmitt.

El astronauta rememoró cuando, empezando su carrera como artista, Bean se comunicó con él para hacerle unas consultas.

“Me llamaba para preguntar sobre detalles del suelo, el color o el equipo lunar que él deseaba representar exactamente en una pintura. Otras veces, quería discutir temas para la descripción que hacía cuando iba a empezar una pintura. Su entusiasmo por el espacio y el arte nunca se desvaneció. Alan Bean es uno de los grandes hombres renacentistas de su generación: ingeniero, piloto de caza, astronauta y artista”, aseveró Schmitt.

Cuatro años después del Apolo 12, Bean comandó la tripulación que vivió y trabajó a bordo del taller orbital Skylab. Él y sus dos compañeros generaron 18 millas de cinta de computadora con información sobre los recursos de la Tierra, así como 76.000 fotografías del Sol, para ayudar a los científicos a entender mejor el Sistema Solar.

Nacido el 15 de marzo de 1932, en Wheeler, Texas, Bean se graduó como licenciado en Ciencias en Ingeniería Aeronáutica de la Universidad de Texas en 1955.

Asistió a la escuela de pilotos de prueba de la armada y acumuló más de 5.500 horas de vuelo en 27 tipos diferentes de aeronaves.

En total, este polifacético hombre registró 69 días, 15 horas y 45 minutos en el espacio, incluyendo 31 horas y 31 minutos en la superficie de la Luna.

Se retiró de la armada en 1975, y de la NASA, en 1981. En las cuatro décadas anteriores, se dedicó a crear un registro artístico de la primera exploración por parte de la humanidad en otro mundo.

Sus pinturas, con temas del Apolo, presentaron lienzos texturizados con huellas de botas lunares y se hicieron usando acrílicos incrustados con pequeños trozos de sus parches de misión manchados de polvo lunar.

De hecho, ha sido la única persona en recrear paisajes de otro mundo, literalmente, pintando cuadros de escenas lunares que quedaron en su memoria.

“Alan Bean fue la persona más extraordinaria que he conocido… Él era una combinación de logro técnico como astronauta y logro artístico como pintor”, dijo el astronauta Mike Massimino, quien voló en dos misiones de transbordadores espaciales para dar servicio al telescopio espacial Hubble.

“Pero lo que fue verdaderamente extraordinario fue su profundo cuidado por los demás y su voluntad de inspirar y enseñar compartiendo su viaje personal tan abiertamente. Cualquiera que tuviera la oportunidad de conocer a Alan era una mejor persona, y éramos mejores astronautas siguiendo su ejemplo. Estoy muy agradecido de que fuera mi mentor y amigo, y lo extrañaré terriblemente”, enfatizó Massimino.

Le sobreviven su esposa Leslie, su hermana Paula Stott, y dos niños de un matrimonio anterior: Amy Sue y Clay.

Silvia Artavia

Silvia Artavia

Periodista en la sección de Política. Licenciada en Periodismo Social de la Universidad Internacional de las Américas (UIA).

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