JAMES E. ROTHMAN
Este investigador nació en 1950. Obtuvo su doctorado en la Escuela de Medicina de Harvard y su posdoctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Sin embargo, fue tras su llegada a la Universidad de Standford, en California, cuando comenzó la investigación sobre las vesículas encargadas de transportar moléculas de una célula a otra. Desde el 2008 es profesor en la Universidad de Yale y es presidente del Departamento de Biología Celular.
RANDY W. SCHEKMAN
El científico nació en 1948. Estudió en la Universidad de Minesota y también en la Universidad de Standford. En 1974 obtuvo su doctorado bajo la supervisión de Arthur Kornberg, quien también fue Premio Nobel en 1959. Desde 1976 se unió a la Facultad de la Universidad de California, en Berkeley. En la actualidad es investigador en el Departamento de Biología Molecular y Celular de ese mismo centro de estudios y es investigador en el Instituto Médico Howard Hughes.
THOMAS C. SÜDHOF
El tercer ganador del Premio Nobel nació en 1955 en Gotinga, Alemania. Cursó la carrera de Medicina en su país de origen, pero en 1983 se trasladó a Estados Unidos. El científico se especializa en hacer investigaciones sobre el alzhéimer y el autismo, en su laboratorio ubicado en la Universidad de Standford. Sus estudios principalmente se enfocan en la sinapsis, proceso que permite a las neuronas comunicarse entre sí. Investiga en el Instituto Médico Howard Hughes.
Las células que constituyen el cuerpo humano se comportan como pequeñas fábricas, donde se producen y también se exportan moléculas.
Cuando el producto de estas fábricas está acabado y listo para la entrega, aparecen en escena unos “obreros” (pequeños paquetes con aspecto similar al de las burbujas) llamados vesículas, que se encargan de distribuir el contenido de las moléculas dentro o fuera de las células, según se necesite.
Ese mecanismo hace posible funciones del organismo como por ejemplo, la comunicación entre células nerviosas a través de neurotransmisores, así como la entrega de hormonas o de la insulina. Esta última, permite que la glucosa que circula en la sangre llegue a las células y se convierta en energía vital para el organismo.
En un cuerpo sano y sin mutaciones, las entregas que hacen las vesículas son muy precisas: ocurren en el momento y en el lugar apropiado en cada célula.
Descifrar cómo funciona ese sistema de entregas, le valió a los científicos estadounidenses James E. Rothman, Randy W. Sckekman y al investigador alemán Thomas C. Südhof ganar el Premio Nobel de Medicina de este año.
El Instituto Karolinska hizo el anuncio ayer. La entrega del premio será en una ceremonia el 10 de diciembre en Estocolmo. Cada premio está dotado de $1,3 millones.
Hallazgos. Desde la década de los 70, Scheckman se interesó en estudiar el sistema de transporte de las células y para ello utilizó la genética de la levadura Saccharomyces cerevisiae , con la que se hace pan, cerveza y hasta vino.
En su investigación observó tanto células de levadura normales como con mutación. En estas últimas encontró que las vesículas, o los “obreros”, en lugar de hacer sus entregas de manera ordenada, aparecían apiladas en ciertas partes de la célula.
El científico determinó que eso respondía a una causa genética. Más tarde, identificó tres tipos de genes que intervienen en el sistema de transporte de las células.
James Rothman, por su parte, descubrió que cuando las vesículas se acercan a una célula para entregar la carga que llevan, encuentran en el borde o membrana de esa célula ciertas proteínas complementarias (que se asocian también con proteínas específicas de las vesículas). Eso es precisamente lo que permite que se unan y que se haga la entrega de moléculas justo en el lugar correcto.
Por su parte, Thomas C. Südhof se interesó por entender cómo las células del cerebro se comunican entre ellas. Estas transportan las moléculas de la misma manera que lo indican los descubrimientos realizados por sus colegas Scheckman y Rothman.
Sin embargo, el alemán comprobó que en el caso de estas células, es la afluencia de los iones de calcio la que se encarga de activar la liberación del contenido transportado por las vesículas, en el momento preciso.
Utilidad. Rodrigo Mora, experto en Biología Celular e Inmunología de la Universidad de Costa Rica (UCR), aseguró que estos “descubrimientos han permitido entender los mecanismos que usan las células para liberar sustancias bioactivas en forma controlada tales como las hormonas, la insulina y los neurotransmisores.
”Por lo tanto, han permitido también el entendimiento de alteraciones que llevan a enfermedades hormonales como la diabetes y desórdenes neurológicos”.
El investigador aclaró que el premio Nobel se les otorga a estos investigadores porque su aporte sirvió para entender un proceso muy importante que se da en las células, aunque estas investigaciones no necesariamente servirían para encontrar una cura. Mora no descartó que en el futuro estos hallazgos puedan alimentar otras investigaciones que persigan ese fin.
Premios. Este galardón se entregó por primera vez en 1901. Su creador fue el químico sueco Alfred Nobel. El inventor, ingeniero, emprendedor y creador de la dinamita escribió su testamento en 1895 y en él estableció que parte de su fortuna se destinara a premiar a personas sobresalientes en las áreas de química, física, medicina, literatura y paz.