Para nadie es un secreto que el mercado laboral es cada vez más competitivo. La tecnología se cuela en las empresas y oficinas para simplificar y acelerar los proceso de producción, reemplazando, en cierta forma, a los humanos en la ejecución de tareas repetitivas o complementándose en otras.
Por esta razón, hoy más que nunca es crucial para la gente desarrollar habilidades que ayuden a diferenciarse de los demás competidores (¡y de las máquinas!) y ahí es donde entran en juego las llamadas habilidades blandas, un término que se ha puesto de moda. Sin embargo, ¿de qué tratan?
“Las habilidades blandas se pueden definir como aquellas aptitudes o cualidades sociales, de comunicación y demás, que uno como persona puede nacer con ellas o desarrollar en el transcurso de la vida. Un ejemplo de estas pueden ser la comunicación asertiva, el liderazgo o la facilidad para planificar”, aclaró Paula Corella, psicóloga experta en recursos humanos.
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“Para desarrollarlas, las personas más autodidactas pueden utilizar libros de autoayuda, leer artículos o practicarlas a diario. No obstante, existe la posibilidad de que un individuo necesite un poco más de guía. En esos casos un terapeuta, un entrenador, un curso presencial o virtual y la lectura, son herramientas de gran utilidad”, agregó.
Aseguró, eso sí, que el desarrollo de estas implica tiempo y compromiso, pues no es algo que se adquiere solo con ganar un curso en un centro educativo. El primer paso es reconocer que se carece de cierta habilidad y el querer trabajar en ella.
Las habilidades blandas, son muy diferentes a las también llamadas habilidades duras. Estas segundas consisten en “competencias técnicas y aprendidas que un trabajador presenta a la hora de desempeñar una tarea específica, aclaró Daniel Retana, licenciado en psicología y especialista en desarrollo organizacional.
Para el especialista, el grado académico y las certificaciones técnicas son dos ejemplos de habilidades duras que pueden ser clave, sin embargo, aclaró que estas dependen del puesto al que se concursa.
Las principales
A pesar de que no existe un orden específico en torno a cuál de las habilidades blandas es la más importante, la encuesta de capital humano desarrollada por la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), señala que las diez principales que buscan las empresas en su personal son: trabajo en equipo, liderazgo, comunicación asertiva, servicio al cliente/conocimiento del cliente, capacidad analítica y de resolución de problemas, atención al detalle, deseos de aprender y curiosidad investigativa, adaptabilidad y saber priorizar, lógica matemática y habilidades para la computación e informática y por último, ética, compromiso, honestidad e integridad.
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A juicio de Corella entre las más necesarias destaca la comunicación.
“No se nos enseña a comunicarnos, y aún más importante, el hecho de yo poder transmitir, que la persona entienda mis pensamientos y el por qué de los mismos, esto es vital en un sistema organizacional y en el ámbito personal”, mencionó.
Vale la pena recalcar que el resto de habilidades van a variar según el puesto al que se aspire, pero la experta señaló que el liderazgo asertivo (en que una persona ayuda a los demás a obtener conocimiento emocional o intelectual que no poseen), también es primordial.
La inteligencia emocional, para tener control de las emociones, y el trabajo en equipo son otras de las habilidades blandas muy deseables en los trabajos, indicó la psicóloga. Ni qué decir de la integridad.
Un mercado con más necesidades
Años atrás, las empresas eran enfáticas en buscar conocimiento, cotizaban personas con títulos que cumplieran con el requisito específico de manejar al dedillo el área en la que van a desempeñarse.
Esto no quiere decir que las empresas actualmente no requieran de ese conocimiento, no obstante, buscan un “extra” en sus empleados. El mercado actual está en la necesidad de contratar personas que posean tanto habilidades blandas como duras.
Por ejemplo, se puede meditar en el siguiente caso: ¿Qué sucede cuando necesitan que una persona coordine un departamento y esta no cuenta con la inteligencia emocional para tomar decisiones difíciles o transmitir su visión del proyecto?
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“Ahí es donde se tienen profesionales frustrados, que tienen el trabajo que quieren, pero no se sienten felices ni cómodos. Por ende, la empresa no se desarrolla bien, ya que su personal no tiene las habilidades necesarias”, manifestó.
Por esa razón, lo que se busca ahora es que la persona tenga el conocimiento en conjunto con las habilidades blandas. Esas aptitudes emocionales que lo van a llevar a mejorar el desempeño de su trabajo y que son indispensables para aquellos empleados cuyo cargo requiere la capacidad de liderar a otros.
La competencia contra las máquinas
En su libro La cuarta revolución industrial, publicado en el 2016, el economista alemán Klaus Schwab predijo que el mundo se está adentrando en una revolución tecnológica que modifica de manera importante el cómo vivimos, nos relacionamos e incluso trabajamos.
En la actualidad no es de sorprenderse que las compañías y oficinas cuenten con sistemas de inteligencia artificial para acelerar procesos, chatbots que se encarguen de ofrecer servicios de atención al cliente y demás.
La inserción de la tecnología en distintos ámbitos, principalmente en el campo laboral, definitivamente requiere que las personas desarrollen habilidades blandas para diferenciarse de las máquinas.
“Hay trabajos que una máquina puede hacer, enviar un correo, por ejemplo. Pero cuando se requieren trabajos de atención con personas o de capacidad de análisis, una máquina no la puede analizar, no puede liderar, no puede enseñar a dirigir un equipo”, afirmó Corella.
Los aparatos, en su mayoría, tienen procesos muy mecánicos. Independientemente de la máquina que sea, esta requiere de una persona con cualidades blandas “hechas” a la medida, que la lidere y acompañe hasta lograr el objetivo para el cual fue construida.
La tecnología sola no es suficiente.