La gente, mediante sus interacciones en Facebook y Twitter, le “prestan sus ojos” a los científicos y contribuyen a vigilar el volcán Turrialba.
Los investigadores del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) tienen muy clara esta situación. Por eso, durante este periodo eruptivo del coloso, han sabido sacarle provecho a las redes sociales.
“A veces, no tenemos visibilidad por medio de las cámaras. Para nosotros, es muy importante cuando las personas nos indican qué están viendo”, comentó Floribeth Vega, quien es asistente de investigación en Sismología y encargada de redes sociales.
Según Vega, los reportes diarios (incluso con fotografía) que le envía una vecina del macizo, son útiles para monitorear la pluma del volcán.
También reciben reportes de caída de ceniza y olor a azufre provenientes del Valle Central y Guápiles de Pococí.
Desde el 2010, año en el que el Turrialba inició su más reciente actividad eruptiva, Ovsicori ha realizado dos encuestas: una sobre caída de ceniza y otra sobre olor a azufre.
“Además de solicitar la colaboración de los usuarios, se les hace partícipes de la creación de mapas que indiquen hasta dónde ha llegado la ceniza y en qué puntos se percibe el olor azufroso de los gases volcánicos. Antes, esos mapas se hacían manualmente, basados en llamadas telefónicas”, comentó Vega.
Esa información ayuda a los científicos a corroborar los modelos que realizan. “A diferentes alturas, la ceniza se distribuye por distintos sitios y, por eso, siempre es bueno corroborar el modelo a partir de la información de la gente”, explicó la investigadora.
Interacción. Ovsicori incursionó en redes sociales en el 2009, apenas un año antes de que el Turrialba despertara.
Actualmente, su perfil de Facebook (www.facebook.com/OVSICORI/) es seguido por 425.726 personas. En Twitter (twitter.com/OVSICORI_UNA), su público asciende a 199.000 personas.
“Para ser sitios dedicados a ciencia y educación, la verdad es que tenemos mucha visitación”, expresó Vega.
El observatorio ha automatizado muchos de sus reportes, principalmente el de sismos, para proveer de información inmediata al público. Actualmente, este tipo de informes demora en publicarse entre dos y cinco minutos luego de ocurrido el temblor.
Con el terremoto de Nicoya, los investigadores incursionaron en las videoconferencias. “La gente pudo, por primera vez, preguntarle directamente a Marino Protti y despejar sus dudas”, comentó Vega, quien adujo que la meta es seguir haciéndolas.
Con el Turrialba, los científicos han recurrido a fotografías, notas y videos. Incluso, han aprovechado para visibilizar las metodologías que utilizan para estudiar el volcán y el trabajo diario que implica construir las estaciones y darle mantenimiento a equipos.
El 13 de marzo del 2015, la cámara ubicada en la cima del Turrialba captó una fuerte erupción. Ovsicori decidió compartir el video en Facebook y, con ello, las personas pudieron ver a un volcán en plena acción.
Ese video, a la fecha, ha sido reproducido 277.380 veces y ha generado 2.416 comentarios y 8.688 reacciones. También, ha sido compartido 12.082 veces.
“Esa fue la primera erupción de un volcán costarricense que pudo observarse en tiempo real, no solo mediante la cámara web instalada en la cima, sino también por medio del registro sísmico que esta trazó en la red de estaciones ubicadas en las cercanías”, comentó Vega.
La científica también considera el uso de redes sociales como un ejercicio de transparencia. Ovsicori sube a Facebook y Twitter sus videos, mapas, modelos, sismogramas e informes técnicos. “Somos muy abiertos. Decimos lo que sabemos y cuando no sabemos, entonces le explicamos a la gente que no sabemos”, aseguró Vega.
Educación. La interacción con las personas, a través de las redes sociales, también han incentivado la ciencia ciudadana.
Según Vega, una señora -por iniciativa propia- está recolectando la ceniza y los contactó. Los investigadores aprovecharon para darle recomendaciones metodológicas para que ella pudiera ir haciendo su propio estudio y regularmente les contacta con sus avances.
“Ese tipo de cosas lo llenan a uno muchísimo, porque estamos ayudando a la gente y las personas están aprendiendo sobre ciencia”, destacó Vega.
La encargada de redes en Ovsicori también utiliza esta plataforma para desmitificar cuestiones sobre los volcanes.
“Por ejemplo, la gente tiende a culpar al volcán por cualquier sonido fuerte, como los generados por los truenos. Solo en caso de una explosión realmente muy fuerte, el sonido podría oírse en el Valle Central, pero ese no ha sido el caso”, dijo Vega.
Aunque siempre se usa vocabulario técnico, seguidamente se explica el término. “Ha sido muy interesante para nosotros escuchar a la gente hablar de tremor y ya entienden lo que es. Es genial ver cómo la gente ha aprendido”, comentó la asistente de investigación.
Las notas de Facebook permiten abordar temas específicos. Ejemplo de ello es un ejercicio de memoria histórica que se realizó con el volcán Irazú.
Se le pidió a las personas compartir sus anécdotas y fotografías de cuando Irazú estuvo activo (entre 1963 y 1965). En esos año, el impacto por ceniza afectó al Valle Central.
“Lo que queríamos con ese ejercicio es que la gente viera que el país ya había vivido el despertar de un volcán y había sobrevivido”, manifestó Vega.
La responsable de redes sociales de Ovsicori no se cansa de recalcar el poder educativo que tienen estas plataformas y concluye: “Para nosotros, ha sido una experiencia genial el dedicarnos a la gente y que vean que hay una persona detrás anuente a explicarles”.