Los daños que las palomas causan en los edificios y la amenazas que representan para la salud, ponen sobre la mesa la necesidad de efectuar un control sobre esta población.
“A la gente le causa un conflicto ético entre ‘las palomas son muy bonitas’ y ‘¿por qué las están matando?’. A veces las personas no logran entender y eso causa problemas en la opinión pública”, explicó Zaidett Barrientos, directora e investigadora del Laboratorio de Ecología Urbana de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
No obstante, ella y los demás especialistas involucrados en el proyecto explicaron que existen métodos naturales, que no necesariamente tienen que desembocar en el exterminio.
Uno de esos es no brindarles alimentación artificial a estas aves, puesto que la abundancia de alimento favorece su reproducción.
“Es complicado decirle a la gente que no las alimente, porque además hay personas que viven de eso, de alimentarlas”, reconoció Barrientos.
Germain Esquivel, científico de la UNA involucrado en el proyecto, explicó que la contracepción es una alternativa más, utilizada a nivel mundial.
“En Alemania se ha intentado mezclar pastillas anticonceptivas en el alimento que se les da y eso funciona muy bien para hacer el control”, dijo.
Según Esquivel, la razón principal por la que conviene vigilar la cantidad de aves de este tipo, presentes en una determinada zona, es porque “la cantidad de patógenos se acrecienta cuando hay un aumento desmedido de estas”.
Las palomas de Castilla están acostumbradas al contacto humano y esa cercanía podría ser perjudicial para las personas; por eso, los investigadores recomiendan tomar precauciones. El principal consejo es lavarse las manos después de haber experimentado cercanía con estas aves.
“Los chiquitos le tiran comida a la paloma y por otro lado están comiendo confites y se los echan a la boca. Esa es una vía de contaminación”, aseguró Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres, un programa de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional.