Con su trabajo, Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne lograron por primera vez, detectar físicamente las ondas gravitacionales, señales emitidas por la colisión de dos agujeros negros. Su hazaña los hizo convertirse en los ganadores del premio Nobel de Física 2017.
Las ondas gravitacionales son vibraciones del espacio-tiempo, que se generan tras eventos cósmicos a gran escala como la explosión de una supernova, la colisión entre galaxias o, como en este caso, el choque y posterior fusión de dos hoyos negros.
Este logro, lo consiguieron por medio de LIGO (Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser), el mayor de los detectores de ondas gravitacionales en el mundo, que cuenta con dos brazos de 4 km de longitud.
A pesar de que existen diversos medidores de este tipo, en Italia, Japón y Alemania, los dos interferómetros localizados en Estados Unidos (en Hanford, Washington, y Livingston, Louisiana) fueron los principales involucrados en este hito.
La Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el galardón "por las contribuciones decisivas del detector LIGO y la observación de las ondas gravitatorias" a estos científicos estadounidenses.
El premio obtenido por los científicos equivale a $ 1.106.100, que equivalen a 9 millones de coronas suecas.
Persistencia
Un siglo atrás, Albert Einstein predijo la existencias de las ondas gravitacionales, a través de su Teoría General de la Relatividad, pero dudó que alguna vez, alguien llegara a medirlas.
Tanto Rainer Weiss como Kip Thorne estaban convencidos de que lograrían hacerlo y así producir una revolución del conocimiento del universo. A ellos se unió Barry C. Barish, el científico y líder que llevó el proyecto a buen término: el poder medir las ondas gravitacionales.
El trabajo no se dio de la noche a la mañana, fue una historia de empeño que requirió cerca de cuatro décadas de esfuerzo y también la intervención de científicos de 20 diferentes países.
Entre ellos se encuentran investigadores de la Universidad de Birmingham, quienes han contribuido construyendo hardware para el instrumento de detección LIGO y también herramientas sofisticadas de análisis para extraer de los datos las propiedades de la onda gravitacional fuentes.
Tras conocer el reconocimiento a los tres científicos estadounidenses, los profesores de ese centro de estudios superior, Alberto Vecchio y Andreas Freise comentaron:
"Hace veinte años empecé mi carrera como joven físico y había decidido trabajar en la ciencia de las ondas gravitacionales. La mayoría de mis colegas me dijeron en términos inequívocos que estaba loco. Aún así, el trabajo pionero de Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne, y su visión me pareció convincente: había una oportunidad de luchar para detectar las ondas gravitacionales y, al hacerlo, desvelar secretos del universo".
Mientras que Freise aplaudió a los tres fundadores del detector LIGO, quienes dieron un salto hacia lo desconocido, al emprender la misión de detectar ondas gravitatorias. "Ahora varias hermosas señales, grabadas desde agujeros negros, han recompensado décadas de esfuerzos realizados por nuestra colaboración internacional", comentó.
Hito
Fue el 14 de setiembre del 2015 que LIGO midió por primera vez, una señal extremadamente débil de las ondas gravitacionales producidas por la colisión de dos agujeros negros, ondulaciones en el espacio-tiempo, similares a las ocasionadas por una piedra al caer al agua.
El registro obtenido en aquella oportunidad, corresponde a un evento ocurrido a 1.300 millones de años luz de nuestro planeta.
"Aunque la señal era extremadamente débil cuando llegó a la Tierra, ya prometía una revolución en la astrofísica. Las ondas gravitacionales son una forma completamente nueva de seguir los eventos más violentos en el espacio y probar los límites de nuestro conocimiento", dijo la Academia Sueca, tras anunciar a los ganadores del premio.