Adolfo Chaves Jiménez nació y creció en San Ramón de Alajuela. Desde pequeño jugaba de astronauta, construía naves espaciales con legos y veía cada película o serie de Star Wars o Star Trek que saliera.
El espacio no era su pasión, era su propósito de vida.
“No puedo decir en qué momento fueron mis primeros juegos en los que me imaginaba en el espacio, desde que recuerdo toda la vida he querido ir ahí”, confiesa a La Nación.
Hoy, a sus 40 años, este profesional en ingeniería en electrónica y doctor en sistemas espaciales se prepara para ser el segundo costarricense en ir al espacio, después del físico Franklin Chang Díaz.
Él fue seleccionado para ser uno de los cuatro astronautas que viajarán en la primera misión latinoamericana junto con un ecuatoriano, un mexicano y una estadounidense de ascendencia latina.
“Yo todavía manejo esto como una posibilidad, en ciencia nunca se tienen certezas, puede que algo falle o no salga bien, o que algo suceda durante el entrenamiento. En ciencia lo manejamos a nivel de posibilidades, pero esta vez como nunca antes, la posibilidad es real", manifestó.
Esta misión no lo llevará a la Estación Espacial Internacional (EEI), más bien es un viaje suborbital, en donde se explorarán “los inicios del espacio”.
“Se trata de un vuelo de aproximadamente 15 minutos, donde cruzaríamos la Línea de Kalman, a una altitud de 100 km sobre la superficie terrestre, que es considerada la línea donde inicia el espacio”, explicó Chaves.
“Todas las decisiones que he tomado en mi vida han sido pensando en este momento”, recalcó.
Este profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec) señala que incluso su decisión de ir a un colegio científico la tomó pensando en la noticia que hoy ya puede difundir, pero que durante tres años tuvo que mantener en secreto.
“Nosotros (el equipo de astronautas) nos enteramos hace tres años. Lo diferente es hacerlo público. Enterarse y no poder decirlo es parte del proceso, es parte de ese control mental que se debe tener, hay que verlo como un componente más del entrenamiento”, señaló.
Las pocas personas que supieron fueron su madre y sus dos hermanas menores, su sobrina, de apenas año y medio es quien le da esa paz y equilibrio necesario.
“Abrazar a mi sobrina me permite escaparme del mundo y botar todo estrés”, asegura.
Su padre, quien falleció hace tres años, fue de las personas que más apoyó su sueño y le daba consejos de nuevos pasos.
“No había forma de estudiar ingeniería aeroespacial en Costa Rica, entonces él me dijo que sabía que había gente que había estudiado ingeniería en electrónica y hacía cosas para la NASA y para otras compañías, entonces me fui por ahí”, destaca.
Luego ha tenido diferentes roles en la investigación aeroespacial.
Desde entonces, cada paso que toma lo hacía para acercarse a esta posibilidad que hoy tiene.
Chaves trabajó en la creación de la primera Agencia Espacial Costarricense y fue uno de los coordinadores del proyecto Irazú, que puso en órbita al primer satélite centroamericano. También es el coordinador del Laboratorio de Sistemas Espaciales del Tec (SETEC-Lab). Todo esto ha sido preparación para su sueño.
Aún no se puede hacer pública la fecha del lanzamiento, ni desde donde se hará, pero posiblemente sea desde Texas o Florida, en Estados Unidos.
Una vez en el espacio, cada uno de los astronautas realizará un experimento científico durante los diez minutos que estarán en condiciones de microgravedad.
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Un ‘ñoño’ de videos de aeronaves y espacio se convierte en astronauta
Hasta el tiempo libre de Chaves gira en torno al espacio... cuando sale a correr (algo que de por sí le ayudará para su entrenamiento) y cuando disfruta de videos de YouTube sobre aeronaves y viajes espaciales.
“Soy todo ‘ñoño’, en el almuerzo paso viendo videos de todo tipo de vuelos y del espacio, cualquier persona de mi familia o amigos puede confirmarlo. Es más, la serie del Challenger (documental de Netflix sobre la explosión del transbordador) me la tiré en día y medio”, dice entre risas.
Pronto esos ratos de ocio cambiarán y él comenzará un entrenamiento que le permita adaptarse a las condiciones que vivirá fuera de nuestro planeta.
El entrenamiento lo llevará a cabo con la Agencia Civil Espacial Ecuatoriana (EXA), una organización privada que es parte del proyecto.
El entrenamiento será liderado por quién será el comandante de la misión: Ronnie Nader, de Ecuador, quien se formó como cosmonauta en Rusia.
Durante meses, Chaves, junto con el mexicano Alberto Ramírez y la estadounidense de ascendencia mexicana Margot Solberg, se prepararán para enfrentar las condiciones que tendrán fuera de la atmósfera terrestre.
“En una misión orbital se pueden llegar a experimentar fuerzas de 3 a 4,5 veces la gravedad que sentimos todos en la Tierra (de 3 a 4,5 G). En el caso de un viaje suborbital, al ser más corto, hay un punto en que se pueden experimentar fuerzas de 8 hasta 11 G”, manifestó Nader en un comunicado de prensa difundido por el Tec.
La primera fase del programa indica cómo prepararse para la gravedad cero.
“Entrenar al astronauta para las confusas condiciones de gravedad cero, en las cuales va a necesitar trabajar en el futuro, para esto es necesario al menos un vuelo parabólico en gravedad cero, entrenamiento teórico, práctico y psicológico para dominar los conceptos, movimientos y actitudes necesarias para poder realizar tareas con la máxima eficiencia posible en estas condiciones”, cita el sitio web de la EXA.
Después de esto sigue una fase más compleja, de, más bien, alta gravedad, en donde aprenderán a flotar y a acostumbrarse a las condiciones del lanzamiento.
Y, finalmente, se les somete a un examen de conocimientos, a una prueba física y a una psicológica.
Todo esto lo acercará más al espacio. En este momento, lo ilusionan en particular dos cosas: la primera es esa foto de grupo que se tomarán los cuatro antes de subirse a la nave espacial. La segunda tiene que ver con sus sentimientos como costarricense.
“Sueño con el momento en el que yo me ponga ese uniforme con la bandera de Costa Rica y saber que es para ir al espacio”, subraya.
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Un proceso de selección ‘diferente’
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Este es el primer trabajo del programa LatCosmos, que busca demostrar el potencial espacial de los latinoamericanos o personas con ascendencia latinoamericana.
El programa es una iniciativa del Grupo Regional de América Latina y el Caribe (Grulac) de la Federación Internacional de Astronáutica (IAF, en inglés) el financiamiento corre por parte de manos privadas.
Como esta es la primera vez, el proceso de selección es muy diferente.
“La idea es enviar a un astronauta de cada país de América Latina al espacio, pero la primera vez no podían jugarse el chance, se dice que si algo sale mal la primera vez, se dificulta más que se haga una segunda”, indica Chaves.
Por ello, él no tuvo que poner su nombre a concursar, todos los años de trabajo lo llevaron hasta donde hoy está. La tripulación fue escogida con base en estudios que se hicieron de los perfiles.
Hace tres años, en Buenos Aires, recibió la propuesta.
“Yo ya conocía a Nader, habíamos coincidido en conferencias de satélites. Estábamos en una conferencia de sistemas satelitales en Buenos Aires. Lo recuerdo como si fuera ayer, se me acercó y me dijo ‘vamos a caminar’, salimos del lugar de la conferencia y ahí me hizo la propuesta”, recuerda.
“Fue algo surrealista. Yo le dije que por supuesto, igual, tratando de mantener los pies en la tierra. Sé que esta es solo una posibilidad, pero esta vez la posibilidad existe y es real. Yo he querido que esta posibilidad exista toda mi vida”, añade.
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Inspirar a más astronautas
Chaves no duda en admitir que Franklin Chang fue una inspiración para su carrera y para su sueño.
“Don Franklin es como el efecto Apollo. Las personas que estudiamos ciencias e ingenierías por influencia suya somos muchísimas. Él es un ser extraordinario que nos enseñó que todo eso era posible”, apunta.
"Pero también, debemos saber que no es una historia individual, don Franklin no es una singularidad, en Costa Rica hay gente con capacidad de sobra, con talento, con ingenio, que puede lograr grandes cosas.
Por eso su misión ahora es abrir puertas; en el país hay capacidad, pero se necesita tener esas puertas para que la gente pueda empujar y abrir.
“La capacidad que hay en Costa Rica para las ciencias espaciales es muy alta. Muy, muy alta. Por eso necesitamos colocar más puertas para que puedan abrirse", destacó.
Mientras tanto, este ramonense sigue trabajando en su gran posibilidad: la de verse con un uniforme de astronauta con el escudo de Costa Rica.
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