Baterías, un sistema de control térmico y un módulo de transmisión fueron el único "equipaje" que Sputnik, el primer satélite artificial enviado al espacio y puesto en órbita de manera exitosa, cargó en su interior hace 60 años, cuando viajó al espacio.
El 4 de octubre de 1957, Sputnik fue lanzado por la Unión Soviética (URSS) con la ayuda de un cohete R7. Orbitó la Tierra durante 92 días y dio 1.440 revoluciones a su alrededor.
"Sus radiotransmisores funcionaron solo dos semanas, y la fricción en las capas superiores de la atmósfera terrestre provocó la caída de la velocidad del satélite y finalmente, su quema", recordó Lela Taliashvili, directora del Centro de Investigaciones Espaciales (Cinespa) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Aún así, esta fue una hazaña que causó impacto en el mundo. "Fue la prueba del progreso tecnológico y del éxito de los programas que estaban encabezados por Serguéi Koroliov y otros científicos. En total, consiguieron crear una industria espacial que es líder mundial en muchos campos", destacó Igor Komarov, director general de Roscosmos, corporación espacial del estado en entrevista con la Agencia Espacial Europea (ESA).
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La llegada de ese satélite de 83,6 kilogramos y de 58 centímetros de diámetro al espacio significó el inicio de un pulso entre Estados Unidos y la URSS. "Hubo pánico en las capitales occidentales cuando se dieron cuenta de lo que eran capaces de hacer los rusos, los soviéticos", recordó el astrofísico francés Roger-Maurice Bonnet.
¿Por qué pánico? Según dijo John Krige, historiador de Ciencia y Tecnología al programa Leyendas del espacio, la principal amenaza de Sputnik era el misil que lo impulsó fuera del planeta. "Era un misil balístico intercontinental que había desarrollado la Unión Soviética. Solo lo había probado el mes anterior por primera vez, y por primera vez en su historia reciente Estados Unidos se sintió un país amenazado", recordó Krige.
Años después, en octubre del 2002, Boris Chertok confirmó que el año en que se lanzó el satélite, los principales centros de investigación estaban concentrados en perfeccionar modelos de cohetes balísticos y sobre todo sus propulsores.
Sin embargo, el acontecimiento fue también de provecho para el avance de la tecnología, según la directora del Centro de Investigaciones Espaciales de la UCR.
Legado
El Sputnik, o 'compañero de camino', fue el primero de cuatro satélites y permitió mejorar "los cálculos de las órbitas satelitales", precisó Taliashvili.
Asimismo, facilitó el estudio de las altitudes orbitales, las cuales "son muy importantes para considerar su efecto en la desaceleración del satélite y en radioseñales procedentes de los transmisores del satélite", aseguró la experta del Cinespa.
Con esa visión concuerda el ex astronauta costarricense Franklin Chang Díaz. "Para la humanidad, a los 60 años de Sputnik, lejos de la guerra atómica que todos temíamos, esa gran competencia espacial entre las dos superpotencias produjo un botín tecnológico sin precedentes", dijo.
Según Chang Díaz, Sputnik consiguió trasladar la contienda entre dos titanes, Estados Unidos y la Unión Soviética, al escenario espacial.
"En EE.UU., la competencia creó la NASA y propició una extraordinaria inversión del 5% (por encima de 100 mil millones de dólares hoy) del presupuesto norteamericano en el programa espacial, que, antes de finalizar la década de los sesenta, puso al primer ser humano –un norteamericano– en la superficie de la Luna", agregó.
Ahora, a tan solo días de que se cumpla el aniversario 60 del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos y Rusia anuncian su colaboración por medio de la Administración de la Aeronáutica (NASA) y el Espacio y Roscosmos en el programa Portal del Espacio Profundo.
Según reseña la agencia de noticias AFP, este proyecto apunta a construir una estación en órbita lunar, que sirva como punto de enlace entre la superficie del satélite terrestre, misiones a otros planetas y la Tierra. Esa estación es considerada punto clave en un programa más ambicioso de vuelos a Marte y el resto del Sistema Solar.