La brucelosis es una enfermedad de carácter bacteriano que afecta al ganado de carne y leche, y genera pérdidas económicas de $600 millones anuales en América Latina.
La enfermedad reduce la producción de leche, propicia abortos en las hembras y retención de placenta, así como subfertilidad y esterilidad en vacas.
Por esa razón, entender la enfermedad, y principalmente la bacteria que la causa, es esencial para combatirla.
Eso hizo Elías Barquero y su equipo del Programa de Investigación en Enfermedades Tropicales (PIET) de la Universidad Nacional (UNA).
Barquero se abocó a entender por qué la bacteria Brucella pasa inadvertida por el sistema inmunológico de los animales, al punto que estos pueden permanecer infectados meses sin presentar síntomas.
Gracias a estos estudios, Barquero fue reconocido este año con el Premio Nacional de Ciencia, Clodomiro Picado Twight, el cual otorga el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt).
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Si se logra entender y controlar la etapa inicial de la enfermedad, se evitaría el desarrollo de esta. En ese sentido, el conocimiento científico desarrollado por Barquero y su equipo serviría de insumo a futuros estudios enfocados en crear vacunas.
“Un problema que tiene la brucelosis es que las vacunas no son tan efectivas (tienen un nivel de efectividad medio) y no existen para todas las especies. Por ejemplo, no existe vacuna para animales silvestres, ni para seres humanos”, dijo Barquero.
Estudio para entender. La brucelosis es una enfermedad crónica, cuyo periodo de incubación es largo y el sistema inmunológico de los mamíferos no logra detectarla en etapas tempranas.
“Nuestra investigación trata de entender qué es lo que pasa en las primeras etapas de la infección y ver por qué el organismo no actúa de forma inmediata.
”Eso trae consigo un problema: al no atacarse rápido, a la bacteria le da tiempo de instaurarse y, una vez asentada, es muy difícil sacarla porque está en muchos sitios que son inaccesibles a los medicamentos”, manifestó el investigador.
La primera célula del sistema inmunológico que sale a ver qué pasa es el neutrófilo. Los investigadores se dieron cuenta de que los neutrófilos son incapaces de detectarla, tardan mucho tiempo en llegar al sitio de la infección y no la aniquilan.
“Todas las herramientas iniciales del sistema inmunológico están disminuidas. Hemos buscado un montón de enfoques y en todos vemos lo mismo: hay una apatía inmunológica ante la presencia de la bacteria”, comentó Barquero.
Eso tiene una explicación: el sistema inmunológico, por evolución, está preparado para detectar ciertas características en las células y esta bacteria no las tiene. “Es como si fuera calva y el sistema inmunológico está preparado para buscar pelo”, explicó.
El fin de la bacteria es vivir dentro de las células y por eso, cuando entra en el organismo, busca una que le permita replicarse. “Nunca está expuesta. Entra en una célula, se replica y coloniza otra”, agregó Barquero.
Los investigadores estudian si los neutrófilos son las primeras células que son colonizadas por la bacteria y cuál es su papel en la dispersión de la enfermedad.
“Ya logramos ver dos cosas. Una vez que se la comen, el neutrófilo es muy ineficiente en matarla y lo otro que vimos es que la bacteria le induce la muerte. Se mete en el neutrófilo y se arropa con este”, comentó Barquero.
“Lo que pasa es que las células muertas son eliminadas por otras células. Entonces, el organismo dice ‘mirá, se murió un neutrófilo’ y se lo lleva a otra célula para eliminarlo. La célula se come al neutrófilo y se infecta”, agregó el científico.
En otras palabras, la Brucella utiliza a los neutrófilos como vehículos para colonizar otras células; eso se conoce como el “efecto del caballo de Troya”.
“Eso ha sido demostrado en otras enfermedades como la causada por la bacteria clamidia y el protista leishmania”, declaró Barquero.
Todo ese proceso de infección sucede en ausencia de síntomas, por eso se invisibiliza.
“Cuando empiezan a verse es porque ya hay una cantidad importante de bacterias como para despertar una respuesta inmune”, comentó el investigador.
Otros efectos. Las vacas no son las únicas afectadas por la Brucella.
La bacteria impacta otros tipos de ganado (equino, porcino, ovino y caprino), animales domésticos como perros (les causa infertilidad), animales silvestres como delfines (les causa inflamación en las meninges) y seres humanos (afecta articulaciones).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la brucelosis es una de las enfermedades zoonóticas más comunes en el mundo, con más de 500.000 casos de personas infectadas al año.
“Nosotros nos infectamos por consumo de productos no pasteurizados y por contacto directo con los animales”, dijo Barquero.
En Costa Rica, la prevalencia de la enfermedad es baja. Según el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), esta es de 0,57% en el ganado bovino de carne, leche y doble propósito.