Los tres meses de vida de un perro equivalen a los primeros cinco años de un ser humano, en el sentido de que cualquier experiencia positiva o traumática vivida en esta etapa, marcará su adultez.
“De las seis a las ocho semanas, todo lo que ocurra alrededor del cachorro, ya sea positivo o negativo, influenciará el comportamiento y la forma en que el perro se desenvuelva en la edad adulta, ya sea ante animales o ante personas”, explicó Éricka Pérez, médica veterinaria de la Universidad Nacional (UNA), en un comunicado.
Esto puede verse en las fobias o miedos, los cuales empiezan cuando son cachorros (por ejemplo, miedo a los truenos) y escalan con el tiempo hasta generalizarlo a otros estímulos cuando son adultos (aparte de los truenos, le tienen miedo a los ruidos fuertes o a bombetas).
Así lo notaron investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) en un estudio publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science .
La exposición a experiencias traumáticas en etapas tempranas, también podría explicar el por qué algunos perros adoptados padecen el síndrome de hiperapego secundario (SHS).
Esta es una patología que se caracteriza por la dependencia del perro respecto de su dueño, al punto de no soportar perderlo de vista. “Un perro criado en la calle no ha tenido comida disponible con normalidad, ni una manada estable, ni territorio seguro.
”En consecuencia, los adoptantes significarán para él la pertenencia a una nueva ‘manada’ que es amigable, segura y fuente de recursos constantes, por lo que tenderá más a apegarse al nuevo grupo y defenderlo con mayor intensidad”, manifestó David Peiró, director de la organización de bienestar animal Fogaus y experto en etología canina (ciencia que estudia el comportamiento de los animales).
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Educación de madre. Según dijo Laura Castro, médica veterinaria de la Universidad Nacional, los cachorros empiezan a socializar a partir de las ocho semanas (dos meses), periodo que coincide con la primera vacunación.
Antes de esto, la relación que establecen con su madre se limita a cuido y alimentación.
“A los dos meses, un cachorro empieza a ser perro”, comentó Peiró, refiriéndose a que a partir de las ocho semanas ya comienzan a explorar e interactuar tanto con su madre como con sus hermanos de camada.
A esa etapa se le conoce como periodo crítico de socialización (PCS) y se caracteriza porque la madre enseña al cachorro cómo debe comportarse en manada , lo cual es vital para su supervivencia.
En este sentido, la hembra le enseña sobre las jerarquías, a controlar la mordida y el lenguaje corporal necesario para comunicarse con otros de su especie.
Muchos criadores entregan los cachorros antes de los tres meses, tiempo insuficiente para adquirir ese conocimiento.
Estos serán perros predispuestos a sufrir trastornos de conducta en el futuro.
“Generalmente, los problemas sociales de los perros, ya sea con humanos (mordidas) o con otros perros (agresividad), suelen tener su origen en una inadecuada socialización en edades tempranas”, agregó Peiró.
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La edad ideal para que un perro vaya con su familia humana es a los cuatro meses y la socialización no termina ahí.
Los cachorros deberán compartir con otras personas, aparte del dueño, y relacionarse con otros perros, así como con otros animales, como gatos.